Unas huellas, clave para esclarecer el femicidio de Los Bulacio

Unas huellas, clave para esclarecer el femicidio de Los Bulacio

Los sospechosos siguen en la mira de los investigadores. Les secuestraron sus autos para comparar los rastros que se encontraron.

EN PLENA TAREA. Peritos del ECIF analizan el lugar donde fue hallado el cuerpo de la jubilada. EN PLENA TAREA. Peritos del ECIF analizan el lugar donde fue hallado el cuerpo de la jubilada.

El fiscal Carlos Sale sigue tratando de acomodar las piezas para esclarecer el femicidio de Ana María Carrizo. Hasta el momento hay pruebas para incriminar a los dos sospechosos. Pero en las últimas horas surgió un dato clave que podría ayudar a resolver el caso: las huellas de ruedas de un vehículo que quedaron marcadas en el lugar donde fue hallado el cuerpo de la mujer de 63 años.

Carrizo fue vista por última vez el jueves por la noche. Según su pareja, Raúl Salas (63) la dejó pasadas las 23 a cincuenta metros de su casa en Los Bulacio después de haber estado varias horas juntos. El ex marido, Alberto Díaz, dijo que nunca llegó a la casa donde vivían ambos, pese a que estaban separados.

Anoche, a última hora, se confirmó que la mujer habría recibido un fuerte golpe en la cabeza que le habría provocado la muerte de manera inmediata. Con nuevos estudios, se podría determinar con qué elemento la mataron.

Al ir armando el rompecabezas, Sale sospecha que la mujer fue asesinada en otro lugar. Y que quien la mató trasladó el cuerpo hasta el lugar donde se produjo el hallazgo. Esa teoría se sostiene porque los peritos encontraron huellas de un vehículo en el cañaveral donde arrojaron el cuerpo.

Por ese motivo, personal de Homicidios, al mando de los comisarios Juana Estequiño, Diego Bernachi y Jorge Dib, secuestró los autos de los sospechosos. En el caso de Díaz, un Renault 9, y en el de Salas, una camioneta Ford Ranger. Al parecer, los rastros son de un vehículo de menor porte.

El primer sospechoso

Salas, por haber sido el último en haber visto a Carrizo, fue el primer apuntado por los investigadores. La perra Wanda, en medio del rastrillaje, marcó el interior de la camioneta. Los pesquisas buscaron y encontraron ropa que tendría manchas de sangre que fueron preservadas para realizar una pericia.

Ayer se confirmó que un amigo de la mujer radicado en Buenos Aires, al enterarse de su trágico final, le envió un audio a una de sus dos hijas. Le avisó que él estaba mensajeándose con ella el jueves a las 22.30 y que de pronto, la víctima le dijo: “por favor no me mandés más mensajes porque no quiero tener problemas con Raúl”.

Salas se fue a trabajar de muy joven a Buenos Aires. Se jubiló como chofer de colectivos y decidió regresar a su pueblo natal. Los investigadores tratan de determinar sus antecedentes, pero en principio no tendría ninguno.

El otro señalado

Díaz, en cambio, pese a compartir vivienda con Carrizo, nunca le habría hecho problemas por sus actividades. Tampoco existirían antecedentes de violencia de género, o por lo menos, ella no hizo denuncias en la Policía o en la Justicia.

Los peritos, al analizar la vivienda, encontraron posibles restos de sangre en varios ambientes de la casa en la que vivían ambos.

La pareja, en principio, tenía una única diferencia: la venta de la vivienda en la que residían. Los vecinos le comentaron a LA GACETA que ella no quería abandonarla porque temía que él no la quisiera vender o que se quedara con su parte.

Por todo esto, Sale tiene indicios para sospechar de ambos. Pero aún quedan varios cabos sueltos que intentan acomodar. Uno de ellos es determinar por qué la denuncia fue realizada por una amiga de Carrizo, a pesar de que los hombres más cercanos sabían que ella se encontraba desaparecida. Además, los investigadores de Homicidios están siguiendo otras líneas de investigación.

Cuestionamientos

“Espero que a partir de esas pruebas podamos saber quién fue el hijo de puta que le hizo eso a mi abuela. Porque nadie tiene el derecho de sacarle la vida a nadie”, señaló devastada Milagros Ovejero, la nieta de la víctima, durante una entrevista que se emitió por el programa “Buen Día”, que se emite por LG Play.

La joven se trasladó desde Buenos Aires para acompañar a su madre y a una tía. “Quiero que se haga justicia y se encuentre al asesino. Quiero que esto no vuelva a pasar, que no destruyan más a una familia”, agregó.

La joven, al hablar sobre quién podría ser el autor del hecho, no dudó: “creo que fue su novio. Él fue el último que estuvo con ella y el que dijo que la dejó en la casa, pero nunca llegó. Con mi abuelo estaban separados desde hace bastante tiempo, pero ambos hacían sus vidas sin ningún problema”.

Ovejero también cuestionó las tareas que realizó la Policía. “El rastrillaje no se hizo bien. No puede ser que el cuerpo de mi abuela haya aparecido a 20 cuadras de aquí. Se perdió tiempo muy valioso”, concluyó la joven.

Los enigmas del caso

El caso fue denunciado varias horas después de la desaparición. Una amiga hizo la denuncia formal en la comisaría de Los Bulacio.

En la camioneta de la actual pareja se encontró ropa con supuestas manchas de sangre. Hay indicios que Raúl Salas sería un hombre celoso.

El la casa donde vivían se detectaron manchas de sangre en varios ambientes. Alberto Díaz mantenía una disputa por la vivienda en la que residían.

La mujer fue asesinada de un golpe en la cabeza. Luego, su cuerpo habría sido trasladada en un vehículo hasta el cañaveral donde fu encontrado.

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