La ciudad atrae cada vez menos a los jóvenes: ¿qué se puede hacer?

La ciudad atrae cada vez menos a los jóvenes: ¿qué se puede hacer?

Proponen reformar el Código de Planeamiento Urbano y que se permitan edificios en altura y más rubros comerciales en Ciudadela y El Bosque.

Independizarse e irse a vivir solo. Casarse o arrancar una convivencia con una pareja. Estos son momentos para buscar un techo. Durante años, para la mayoría una buena opción era alquilar un departamento en el centro de la ciudad. Sin embargo, en los últimos tiempos –y en especial a partir de la pandemia- muchos han empezado a replantearse si realmente vale la pena instalarse en una gran urbe.

Con el auge del home office, las distancias para muchos jóvenes –y no tan jóvenes- perdieron relevancia. Martín Bravo (26 años, administrador de empresas) no ha vuelto casi nunca a la oficina donde trabaja desde marzo de 2020. “Antes de la cuarentena, yo pensaba que lo mejor era vivir en el centro para estar cerca del trabajo. Me instalé aquí hace dos años, para independizarme y por comodidad laboral. Si hoy me dijeran que voy a trabajar presencialmente dos o tres veces por semana, me mudaría a un lugar con más verde. Me gustaría quedarme en la capital, pero muchas opciones a medio camino no hay. La Mate de Luna al 3.000, por ejemplo sería ideal, pero solo hay grandes casas en la zona”, analiza.

Las ventajas de movilidad que da el centro se comienzan a diluir con los nuevos hábitos. Y quienes deben hacer trabajo remoto en departamentos muy chicos ya no están tan seguros de que sea lo que les conviene y les gusta. Para las parejas que recién empiezan a convivir tampoco la ciudad es un atractivo. Virgilio Raiden, empresario inmobiliario, lo confirmó: la crisis por la covid-19 impacta en el mundo inmobilliario de lleno. Cada vez más gente consulta para dejar la ciudad.

Interrogantes

¿Qué hará San Miguel de Tucumán para revertir esta realidad? ¿La ciudad debería resignarse a no crecer más, a ver que las futuras generaciones ya no la prefieran como lugar para vivir?

Evitar eso es justamente el gran desafío que tiene la capital, admite el secretario de Obras Públicas, Alfredo Toscano. “La ciudad no puede expulsar a las nuevas generaciones o condenarlas a vivir en departamentos muy chicos; tiene que pensar en cómo resolver el déficit habitacional”, sostiene.

La pregunta es cómo puede crecer una urbe en la que ya no cabe más un nuevo barrio. San Miguel de Tucumán no tiene más alternativas que irse para arriba. Pero aquí aparece otro problema: en la mayoría de los sectores donde se podrían construir edificios con departamentos más amplios el código de planeamiento urbano no permite más de planta baja y tres pisos de altura. Y muchos inversionistas eso no les convence.

Uno de los sitios en los que los desarrolladores inmobiliarios invertirían es en la avenida Mate de Luna. El Código solo permite edificiaciones en altura hasta el cruce de esa arteria con Ejército del Norte. Desde ahí y hasta la avenida Aconquija no se puede. Preservar el paisaje y el perfil residencial de ese sector es el motivo de las restricciones. Lo mismo pasa con las pocas actividades comerciales: no están habilitados muchos rubros para no alterar el perfil que tiene la avenida, explica Luis Lobo Chaklian, quien fue 17 años subsecretario de Planificación Urbana de San Miguel de Tucumán

En el otro sector de la Mate de Luna, especialmente frente al parque Avellaneda, los edificios están entre los mas buscados por la gente que quiere alquilar o comprar.

¿Es necesario, entonces, modificar el Código de Planeamiento Urbano y permitir que se construyan edificios en más sitios donde hoy está prohibido? Hoy están permitidos más de cuatro pisos en el centro, Barrio Sur, Barrio Norte y sectores de algunas avenidas como la Belgrano.

La arquitecta Claudia Gómez López, directora del Centro de Estudios del Territorio y Hábitat Popular (Cetyap) de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNT, opina que sí es necesario revisar el código capitalino. No obstante, le parece inviable permitir una mayor densificación de la Mate de Luna a partir del 2.500 y hasta la Aconquija.

“Cuando construís un edificio tenés que pensar en que aumentará la movilidad y ya hoy tenemos una avenida colapsada de vehículos. La arteria no es muy ancha y las vías paralelas son insuficientes. La ciudad debe crecer hacia otro lado. Si no es un atractivo para el mercado inmobiliario, hay que generarlo. ¿Cómo se hace? Revalorizando ciertas zonas. Para ejemplo, basta con ver lo que pasó en la plaza San Martín; cuando la mejoraron se empezaron a construir edificios”, señaló.

Hay que estudiar bien esos aspectos, propone la experta. Porque hoy, en plena pandemia, ya se nota un gran cambio: la gente busca calidad de vida. “Cada vez más personas buscan mudarse a casas ubicadas en zonas suburbanas. Quienes vivían en monoambientes y se les venció el contrato buscan viviendas o departamentos más grandes y que tengan balcón. La gente quiere sol, aire y amplitud; no vivir encerrada en los típicos departamentos chicos que se construyeron muchísimo en los últimos años en la ciudad”, explicó.

En ese sentido dijo que será un desafío para los promotores inmobiliarios densificar otras zonas de la urbe con construcciones de más calidad; no pensar solo en “cajitas pequeñas”. “Y la expansión se debe hacer sin atentar contra la sustentabilidad”, remarcó.

Lobo Chaklián también opina que el Código merece una reforma que genere nuevas centralidades en la ciudad: hay que generar otros polos atractivos en la ciudad. Calcula que hace casi 40 años que no se revisa la normativa. Para él, lo ideal sería que la ciudad pueda crecer nás hacia arriba en avenidas como la Mitre, Sánz Peña, Ejército y Cólón

La arquitecta Mónica Ailan, al frente de la Dirección de Planificación Urbanística Ambiental, admitió que se vienen elaborando distintas propuestas para densificar nuevas zonas de la ciudad; específicamente hacia el oeste, hacia los barrios de Ciudadela y El Bosque, donde se podría permitir mayor altura en la construcción (actualmente se permite planta baja y hasta tres pisos) y la habilitación de nuevos rubros comerciales. “Cualquier actualización del código es algo que no depende solo del municipio. Amerita el consenso de diferentes sectores”, aclara la profesional. Asimismo, se deben hacer estudios de impacto ambiental, que garanticen la sustentabilidad de cualquier proyecto, especificó.

Ailan tampoco cree que sea lo mejor permitir los edificios en altura en la Mate de Luna desde el 2.600 en adelante. “La tendencia nivel mundial es vivir frente a los parques o plazas; es lo que busca la gente. En base a eso creo que debemos ver qué espacios se pueden destinar a edificaciones en altura. Opciones para estudiar tenemos; por ejemplo, la plaza Alberdi o el Parque Provincial”, sugirió.

Transformaciones

A medida que la crisis sanitaria nos de un alivio, la vida cobrará visos de normalidad nuevamente. La pregunta es si las expectativas, las costumbres y los gustos serán los mismos y cuál será el impacto final que deja la pandemia en el mercado inmobiliario.

De todas formas, los expertos coinciden en que es necesario revisar el código de planeamiento para tratar de frenar un proceso que desde hace algunos años ya se viene registrando a paso lento. La capital es uno de los departamentos de Tucumán que menos crece, de acuerdo a los relevamientos de la Dirección de Estadísticas y Censos. Según el censo 2010, la cuidad tuvo en 10 años un 4% de incremento demográfico y se ubicó entre las jurisdicciones que menos crecieron.

Las proyecciones indicaban que para 2020 San Miguel de Tucumán iba a tener 605.767 habitantes. Pero el año pasado se registraron 596.897 residentes: casi 9.000 menos que lo proyectado. Según los últimos censos, el modelo urbanístico de la capital está expulsando a la población joven hacia localidades vecinas (y no tan vecinas también). Por ejemplo, Cruz Alta, Lules, Yerba Buena y Tafí Viejo son los departamentos que más experimentaron un rejuvenecimiento poblacional, de acuerdo a una investigación dirigida por la demógrafa Nora Jarma.

La capital está mostrando características típicas de las grandes ciudades, cuyas poblaciones suelen estancarse. Con más de un 90% del suelo ocupado, el desafío es enorme. Es hora la renovación: tenemos que decidir cómo guiar la ciudad. Y no perder de vista en ese análisis las nuevas costumbres, la nueva normalidad.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios