18 Agosto 2021
EQUIPO EDITORIAL. Al medio, Soledad Deza, titular de Mujeres x Mujeres.
Luz Moyano tiene 16 años e imaginó a Rebel, una “princesa enredada” que cuenta la historia de tantas princesas que andan por el mundo sin saber qué hacer con su corona. Sol Yahel Juárez, alumna de la Escuela de Bellas Artes de la UNT, interpretó el mensaje de su autora y su dibujo ilustra uno de los 17 cuentos en clave de diversidad sexual que escriben adolescentes y jóvenes de todo el país en “Bitácora de una travesía multicolor”.
Este libro federal es el resultado de un proyecto del movimiento Mujeres x Mujeres, que preside la abogada Soledad Deza. Fue publicado por la editorial feminista y diversa Caleidoscópica y contó con el apoyo del Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad de la Nación, a través del programa ArticulAR. Lo ilustran también Ángeles Giuliana Zurita y Facundo Andrés Orias. El libro será presentado esta tarde, a las 19, en la librería El Griego.
El equipo de Caleidoscópica de Mujeres x Mujeres está conformado por las jóvenes Rosa Lai, Ivana Romero, Miranda Majorel, Julieta Ferreyra, Alina Gramajo y Florencia Sabaté. “El libro surgió de una convocatoria nacional literaria para cuentos de niñxs con perspectiva de género. A la vez, articulamos este proyecto con la escuela de Bellas Artes, que se encargó de las ilustraciones”, explica Florencia. “Lo distinto de este proyecto es que es impulsado por jóvenes para escritorxs jóvenes, porque creemos que es importante desde la literatura infantil y juvenil motivar el cambio de paradigma y deconstruir los estereotipos desde las infancias”.
“REBEL, LA PRINCESA ENREDADA”. Así se la imagina Sol Juárez.
La historia de Rebel
Rebel vivía en un castillo demasiado pequeño. Demasiado pequeño para todas las cosas que soñaba cada noche cuando se iba a dormir. Cosas que nada tenían que ver con castillos y coronas, cosas que tenían que ver con el espacio y las estrellas.
Cada noche parecía que la habitación se hacía más pequeña y el cielo se hacía más grande. Rebel quería ser como Galileo, estudiar los planetas y mirar por esos enormes telescopios. Pero, ante estas ideas que Rebel tenía constantemente, su madre decía:
- Las princesas no andan mirando las estrellas, Rebel. Sin embargo, eso no la detuvo. Entonces, siempre que podía, entre vestidos y fiestas de té, Rebel se escabullía a la biblioteca y estudiaba. Cada vez deseaba conocer más el espacio, no podía entender cómo aquello podía ser solo para hombres grandes, si el cielo es de todes.
Comenzaba a sentirse cada vez más extraña en esos vestidos que le ajustaban y las coronas que la dejaban dura. Su madre repitiendo regla tras regla, y los invitados llamándola “princesa”.
Un día, siguiendo la luna llegó lejos, tan lejos que se olvidó del castillo y de las coronas. Y desde entonces, ningún vestido pudo volver a sujetarla.
Lo más popular
