“El cepo no es algo querido, pero sí necesario en la actual situación macroeconómica del país”

“El cepo no es algo querido, pero sí necesario en la actual situación macroeconómica del país”

Según el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, el Mercosur sigue siendo la mejor plataforma de desarrollo de la región.

Jorge Neme. Jorge Neme.

Jorge Neme responde enfáticamente que no es cierto cuando se le consulta sobre si la Argentina está cerrada al intercambio con las principales potencias del mundo y su estrategia apuntó más hacia otro eje global. Considera que el Mercosur sigue siendo la herramienta que llevará al desarrollo de la región, más allá de las diferencias existentes entre sus socios. Está seguro de que gran parte de los problemas macroeconómicos que recibió la gestión del presidente Alberto Fernández fueron heredados de su antecesor, Mauricio Macri, y hasta marca lo que para él es una notable diferencia en el liderazgo de Juan Manzur como gobernador y presidente del PJ tucumano, “que ha proyectado internacionalmente a Tucumán y que ha tejido una relación aceitada como nunca antes tuvo la provincia con la Nación”, respecto del vicegobernador Osvaldo Jaldo, a quien considera como un exponente de una dirigencia antigua, muy limitada y anacrónica. En su paso por Tucumán, el secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Argentina habló con LA GACETA y dijo, entre otras definiciones, que “el cepo (cambiario y exportador) es algo no querido, pero sí necesario en la actual situación macroeconómica del país”.

-Estos días hubo una definición que sonó muy fuerte en el mundo empresario, al pedirle a los ejecutivos que no tomen decisiones en medio de la coyuntura electoral...

-Dije que los problemas de la agricultura y la producción argentina, con más de 100 años jugando en el primer nivel en el mercado mundial, no se resuelven en una elección de medio término. ¿Por qué dije que nos parece razonable que no tomen decisiones altisonantes en el marco de una campaña electoral? Por un lado, tuvimos una reunión con Bayer que le pidió al Gobierno, en el marco de una reunión con la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe), que colabore en las gestiones ante la Unión Europea para la renovación de registros de glifosato y el mismo día la multinacional anuncia que suspenderá la venta de semilla de soja transgénica llamada Intacta. Este tipo de anuncios no corresponde, sobre todo de una multinacional. Debe haber reciprocidad en la relación. Por otro lado, Dow anuncia que cerrará su planta en Santa Fe el año que viene. ¿Qué sentido tiene? ¿Causar más conflictividad social? Eso no tiene nada que ver con la lógica de negocio. Más allá de las decisiones de las casas matrices, los ejecutivos tienen la posibilidad hablar con nosotros todos los días para plantear sus inquietudes.

-¿Qué sensación le deja cuando el sector privado le reclama al Gobierno que no se abre a las negociaciones con los principales mercados, que pone trabas para comercializar?

-Estamos en una excelente relación con todos los países e intensificamos esas relaciones comerciales y económicas más allá de las limitaciones que nos impone la pandemia del coronavirus. Nuestro primer objetivo es el Mercosur como una plataforma para que la región en general y la Argentina en particular puedan proyectarse. En segundo lugar, estamos negociando con todos los países sudamericanos la actualización de los acuerdos de complementación económica en el marco de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (Aladi). Hay avances importantes en las normas de contenido de origen con Chile que facilitará la exportación de 10.000 camionetas. Estábamos esperando la asunción de las autoridades peruanas para retomar las negociaciones, de la misma manera que avanzamos con Colombia y con Ecuador. Ahora volvemos a Centroamérica y la próxima misión prevé contactos en Panamá, Costa Rica, República Dominicana y Cuba. Exploramos oportunidades en África subsahariana, Asia del Este y el mundo árabe. Estados Unidos, la Unión Europea, China y Rusia tienen canales aceitados de negocios y nosotros estamos atentos a las oportunidades que esos mercados nos propongan. Estamos activos en todo el mundo. Y ahora se nos presenta para poner un pabellón argentino en la Expo Dubai, una feria a la que asisten 30 millones de personas.  Tucumán tiene la posibilidad de tener presencia con todo su potencial productivo y exportador.

-¿Cómo están hoy las relaciones entre los socios del Mercosur? ¿Hay diferencias profundas o se pueden conciliar posturas?

-Estamos cerca de conciliar, de acordar, pese a que tenemos diferentes miradas. Todos los que integramos el mercado común somos conscientes de la necesidad de mantener unido al bloque porque es la mejor plataforma de desarrollo del comercio en el contexto global. Por eso, tengo plena confianza de que seguiremos juntos. Brasil quedó en acercarnos una nueva propuesta de Arancel Común Externo, muy cercano a lo que nosotros podemos aprobar. Ayer (por el viernes) el Presidente recibió a su par uruguayo, Luis Lacalle Pou en una muy amigable reunión. Todos sabemos que tenemos que caminar juntos, limando las asperezas. El Mercosur tiene que conectarse con mayor intensidad con el mundo y tenemos abierta la finalización del acuerdo con la UE. Estamos abriendo conversaciones con India e Indonesia. No es menor la agenda internacional. Ahora estamos planteando a Brasil, que tiene la presidencia pro témpore, un modelo de acuerdo marco con América Central y el Caribe que nos permitirá trabajar en pactos bilaterales comerciales tanto para bienes como para servicios.

-Sin embargo, los empresarios se encuentra con los cepos, que desaceleran las inversiones y las operaciones comerciales y, según las cámaras, restan competitividad a la Argentina...

-Tenemos desequilibrios macroeconómicos muy serios y está muy claro que la mayor parte de ellos los hemos heredado del gobierno de Macri, como el aumento de la deuda externa privada o los mayores compromisos con el FMI. Eso nos obliga al uso de instrumentos de emergencia como el cepo, que algo no querido, pero necesario en las actuales circunstancias del país. Y en eso tenemos dos posibilidades para ordenar algo la macroeconomía: pensar en hacer un ajuste brutal que la sociedad argentina no está en condiciones de resistir con este nivel de pobreza, de desocupación y de capacidad ociosa de la industria, o empezar a trabajar en proyectos de inversión, que generan más producción, más empleo y más exportaciones, de tal manera de ir transformando los pesos en dólares de manera sistemática hasta ordenar la macro. La economía del conocimiento se nos presenta con un gran potencial a desarrollar, no sólo por los salarios, sino también por los incentivos para mostrar el talento argentino. Hay know how para producir más en distintos sectores.

-Volvemos al punto inicial. ¿Cómo se recrean las condiciones para hacer de la Argentina más competitiva sin tanta restricciones o proteccionismo?

-En todos los Estados y en todos los gobiernos se notan prácticas proteccionistas de distintas formas. Sabemos que tenemos muchos problemas en Europa por las exigencias fitosanitarias muy duras con motivaciones ambientalistas, pero también con un sector agrario europeo que demora el acuerdo con el Mercosur. Vamos a necesitar que pasen las elecciones en Francia y en Alemania para saber qué sucederá con aquel acuerdo. Además, vemos que China demora algunas habilitaciones a frigoríficos, en Rusia lo mismo. Quiero decir que el mundo empresario debe analizar toda esta situación, de que estamos intentando resolver los temas. Claro que los empresarios tienen el deber y la obligación de pensar en sus compañías. Todos estamos de acuerdo en decir que el país tiene una elevada carga impositiva, pero también tenemos enormes desequilibrios macroeconómicos. Más allá de la pandemia, hay sectores que están mejorando y otros que han tenido una rentabilidad extraordinaria a partir de los óptimos precios externos. Frente a la realidad de la Argentina, se necesita más diálogo e interacción. Me parece que ese es el tema. A nadie le gusta el cepo, pero es necesario, es absolutamente necesario.  

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