Cómo sobrevivir en un mundo hecho y pensado para diestros

Cómo sobrevivir en un mundo hecho y pensado para diestros

Varios tucumanos nos cuentan cómo superar las dificultades y los escollos de ser zurdo para aprovechar las ventajas creativas de esta condición.

CYNTHIA RIVADENEIRA. Se apoya en el respeto y en la paciencia.  CYNTHIA RIVADENEIRA. Se apoya en el respeto y en la paciencia.

Brujos, endemoniados, torcidos: así definían en épocas antiguas a quienes eran zurdos. “Cuando mi abuela se dio cuenta de que era zurdo me obligó a dibujar y a hacer caligrafía con la mano derecha”, recuerda Raúl Méndez. Como esa abuela, muchas otras personas arraigaron hasta no hace mucho tiempo la idea de que usar la mano izquierda de forma predominante se vinculaba con alguna fuerza oscura o satánica a la que había que exorcizar. De hecho, los zurdos, cuyo día se conmemora hoy, afrontan severas dificultades en este mundo hecho y pensado para diestros.

“Muchas veces escuché comentarios en los que nos relacionaban con cuestiones negativas, que teníamos alguna presencia del diablo o cosas así. No sé si es un mito, pero se decía que antes a las personas zurdas las castigaban”, agrega Cynthia Rivadeneira.

Afortunadamente todo cambia, y lo que antes era mal visto, hoy se coloca en el extremo contrario y es sinónimo de destreza, adaptación e inteligencia. Sí, las personas zurdas son más creativas. Así lo confirma un análisis realizado por la Universidad de Oxford en el que se detalla que este fenómeno se debe a que el gen Lrrmt1 es el responsable de la modificación en el desarrollo de la asimetría del cerebro y que el uso preeminente de una mano sobre la otra se vincula a la dominancia de un hemisferio cerebral, que en el caso de los zurdos es el derecho.

Esta predominancia determina a su vez otras características, como la percepción, el color y la creatividad; es por eso que los zurdos suelen tener más habilidades si se trata de cuestiones artísticas.

Los primeros pasos

Estar alerta al comportamiento de los niños es imprescindible para identificar las señales que indican la predominancia de una mano sobre la otra. Acciones como cortar con tijeras, golpear con un martillo, peinarse o dibujar pueden ayudar a los adultos a advertirlo.

“Primero fue frustrante para él porque no entendía y agarraba todo con las dos manos. Era muy bruto. Yo no me daba cuenta, él tenía dos años y yo veía cómo él intentaba jugar con las herramientas de su papá, pero no sabía agarrarlas. Es como que no tenía fuerza, se frustraba y terminaba tirando las cosas”, cuenta Magalí Toranzo, mamá de Victorino.

“Cuando arrancó el jardín fue otro tema también, porque yo le exigía que haga las cosas con la derecha y a él no le gustaba”, agrega, y explica que otra de sus hijas le comentó que su hermano se sentía más cómodo usando la mano izquierda. “Ahí lo empezamos a ayudar y hoy se desenvuelve bien”.

Valentina Corbalán, mamá de Enzo, de ocho años, relata que, al principio, ser zurdo fue un desafío tanto para él como para la familia. “Me costó enseñarle a escribir, porque yo soy diestra y constantemente estamos descoordinados. La letra de carta le costó particularmente, ahí fue difícil guiarlo”, señala.

Lo mismo pasa con los cordones de las zapatillas, porque él tiene su propia forma. Admite además que las dificultades son menos perceptibles porque intenta siempre facilitarle las cosas que él va necesitando.

Por su parte, Iara Vilte, que va a primer año del secundario, explica que la dificultad transversal a todos los zurdos es la imposibilidad de contar con artículos escolares adaptados a sus necesidades. “Cuando escribo con lapicera se me va ensuciando el puño y voy borrando todo”, lamenta. Su mamá, Belén, agrega: “nunca encontramos cuadernos para zurdos, hay sólo una marca que los vende y cada vez que los buscamos en las librerías no los tienen, pero ella ya se acostumbró”.

Lejos de las cuerdas

A pesar de su faceta artística, muchos zurdos cuentan que seguir una carrera en la música que incluya un instrumento de cuerdas es, desde el inicio, un dolor de cabeza. La razón es que guitarras, violines y otros artefactos fueron diseñados exclusivamente para diestros.

“Me gustaba la guitarra y pude armar una adaptada para zurdos, pero lamentablemente me tocaron muchos profesores que querían obligarme a usar instrumentos para diestros”, recuerda Melina Fernández, que se terminó frustrando y eligiendo el piano. Para ella el problema no fue la guitarra, sino “la falta de didáctica, paciencia o aceptación para tratar con las diferencias”. “Directamente me dijeron que no, es como que me fueron pinchando el globo y fui bajando un cambio, pero eso no me detuvo para seguir en la música”, confiesa.

MELINA FERNÁNDEZ. destaca su capacidad de adaptación y resiliencia.  MELINA FERNÁNDEZ. destaca su capacidad de adaptación y resiliencia.

Rivadeneira rememora también la negativa de los docentes a enseñarle a usar este instrumento y opina: “en realidad no querían hacerlo y me obligaron a aprender flauta, que no me gustaba”.

“Lo mismo me pasó cuando quise aprender a tejer, todo el tiempo me dijeron: ‘no podés’. Hay gente que te quiere hacer sentir mal, pero también hay buenos comentarios porque muchos dicen que somos más habilidosos al tener que adaptarnos constantemente”, añade y coincide en que lo que hace falta es más empatía .

El día a día

Usar un abrelatas, una tijera o manejar son sólo algunas de las actividades cotidianas que todos realizamos fácilmente. Bueno, no todos.

María Laura Sosa enumera algunas cuestiones básicas: “Se me dificulta mucho abrir cualquier lata o barrer, porque agarro la escoba de una manera diferente. Es como que lo hago al revés”, dice.

“Hay varias cosas que, quizás, son pequeñas, pero están y tenés que hacer malabares para hacerlas. Por ejemplo, aún no me animo a manejar un auto, siento que todavía no tengo la habilidad para dominar el juego del embrague y el acelerador. Tengo un problema con la lateralidad”, reconoce Silvia Díaz.

Seguro nunca pensaste que hasta las tazas están hechas para diestros, Silvia lo sabe bien (porque le encantan) y cada vez que compra una se sumerge en una especie de búsqueda del tesoro para hallar un cuenco con el diseño en todas las caras. “Si uno se fija, todos los logos están del lado derecho. Cuando la uso, me gustaría que los demás también vean este detalle, por algo la compré”, reconoce.

Por su parte, Ayelén Piedra, trabajadora de la salud, hace un racconto de sus obstáculos en esta área: “Por ahí veo las diferencias con los demás cuando coloco una vía. Ahí se me complica un poco. O al alzar a un bebé, siempre pido que me los pasen al revés o me hago un lío”, comenta.

Actitud positiva

“Pero… ¿cómo escribís?’, ‘¿cómo hacés para agarrar el tenedor?’, ‘¿podés manejar?”, esas son solo algunas de las preguntas que escuchan a diario. La respuesta es simple: adaptación. Todo se resume en esta capacidad.

A pesar de los impedimentos que muchos señalan, otros destacan las ventajas de pertenecer al 10% de la población zurda y descartan cualquier tipo de estigma social.

Romina Grágeda asegura que siempre lo vio como un beneficio. “Me considero una persona muy creativa, con cualquier cosa pequeña puedo hacer algo grande. Esto lo veo en especial a la hora de desenvolverme y relacionarme con la gente, me pasa que puedo ir a un evento donde no conozco a nadie y terminar hablando con todos”, dice. Y remarca su capacidad para resolver conflictos: “busco de alguna manera darle a las cosas para que salgan. Incluso cuando me salen mal, siempre trato de ver cuál es el aprendizaje. Muchos de estos beneficios yo los relaciono con el hecho de ser zurda”, concluye.

ROMINA GRÁGEDA. Dice que su zurdera le dio habilidades de liderazgo. ROMINA GRÁGEDA. Dice que su zurdera le dio habilidades de liderazgo.
Tamaño texto
Comentarios
Comentarios