Las sospechas van en aumento

Las sospechas van en aumento

La denuncia del vicepresidente de Gimnasia de Mendoza encendió las alarmas en el fútbol del interior. San Martín y Belgrano ya habían sido perjudicados; pero lo más sorprendente es que los beneficiados son siempre los mismos equipos.

“Esto es un asalto a mano armada. Queremos ganar o perder en la cancha”. Las declaraciones de Luis Vila, vicepresidente de Gimnasia y Esgrima de Mendoza, sacudieron la tranquilidad de todo el país futbolero.

El pasado fin de semana, el “Lobo” se vio perjudicado, una vez más, por los fallos arbitrales y en Mendoza estallaron de ira. En un duelo parejo contra Agropecuario, el juez César Ceballo no cobró una clarísima mano de Nicolás Dematei, en los últimos minutos del partido y Gimnasia vio cómo se le escapó de sus manos la cima de la zona A de la Primera Nacional.

No fue el primer fallo en contra en lo que va de la temporada, sino la gota que rebalsó el vaso; sumando un dato más a los rumores que aseguran que hay ciertos equipos “asignados” para luchar por los ascensos a la máxima categoría.

En la pasada temporada, San Martín vio cómo desde la AFA dejaban sin efectos los méritos deportivos y armaban un minitorneo desde cero. Más tarde, en La Ciudadela también sufrieron en carne propia los yerros de algunos jueces. Belgrano, otro de los grandes del interior, denunció hace un tiempo un supuesto complot cuando en un partido contra Barracas Central (el equipo de Claudio Tapia), Nelson Sosa no midió con la misma vara algunas jugadas.

“A los jueces polémicos los mandan a dirigir a los equipos cercanos al poder o a los que vienen haciéndole sombra. Son muy evidentes”, había denunciado hace algunas semanas Ricardo Caruso Lombardi, y el tiempo parece haberle dado la razón. En la zona A manda Almirante Brown, equipo presidido por Maximiliano Levy, quien alguna vez fue vinculado a la barra de Boca y ahora es parte de la mesa chica de la AFA. En la B; Güemes de Santiago del Estero (cercano a Pablo Toviggino), Barracas Central (a Tapia) y Defensores de Belgrano (cuyo presidente es Marcelo Achile, presidente de la mesa de la categoría).

Desde hace un tiempo, la estructura parece haber potenciado a los clubes que tienen algún nexo con la entidad madre de nuestro fútbol y a su vez, los representantes históricos del interior fueron perdiendo fuerza.

“Todos sabemos cuáles son los dos equipos que tienen que ascender. En el fútbol argentino, el que tiene la billetera más grande corre con más ventaja”, denunció hace algunos días Marcos Gelabert, volante del “Lobo” mendocino, furioso por los fallos en contra de su equipo. “Evidentemente se cagan (sic) en el trabajo y en el esfuerzo que hacemos a diario para tratar de ascender. Nos tienen que bajar. Es lamentable lo que pasa en el arbitraje y lo de los clubes que siguen pagando árbitros porque ya no creo que se equivoquen”, agregó.

“Qué sentido tiene ser dirigente, jugador o técnico si en un torneo se sabe de antemano quién va a ascender. Ponés esfuerzo, se ilusionan los hinchas e indefectiblemente asciende Güemes”, escribió en su cuenta de Twitter Daniel Ferreiro, ex titular de Nueva Chicago, que hace un tiempo rompió relaciones con Tapia.

Según aseguran desde Buenos Aires, Toviggino le habría dicho a sus íntimos que su sueño era ver un clásico Central Córdoba-Güemes en el “Madre de Ciudades”. Claro, lo que antes parecía una utopía de a poco parece ir haciéndose una realidad.

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