19 Julio 2021
El 14 se conmemoró un nuevo aniversario de la Revolución Francesa. A finales del siglo XVII la estructura social de Francia era aristocrática. La tierra era la única forma de riqueza social. La monarquía de los Capetos despojó, con gran esfuerzo, a los señores de sus derechos de regalías (justicia, impuestos, etc). Estos siguieron teniendo la sujeción de los campesinos. El renacimiento del comercio y de la producción artesanal se produce en este contexto. Creando la riqueza mobiliaria y a una nueva clase social, la burguesía. Es admitida en los Estados Generales (un organismo convocado, ante situaciones apremiantes, por el rey). No solo nació en la sociedad feudal, sino que se expandió estimulada por los grandes viajes de descubrimientos geográficos y la explotación del mundo colonial de los siglos XV y XVI y las operaciones financieras de una monarquía de escasos recursos. La burguesía, en el siglo XVIII, estaba a la cabeza de las finanzas, el comercio y la industria. Proporcionaba, a ella, técnicos, administrativos y recursos necesarios para la marcha del estado. La aristocracia, cuyo papel no había dejado de disminuir, se estancaba en casta y la burguesía crecían en número, poder económico y cultura. No se diferenciaba, Francia, del resto de Europa. El ascenso de la burguesía se había producido en detrimento de la aristocracia. El desarrollo de la economía capitalista, en la segunda mitad del siglo XVIII, se veía frenado por los marcos feudales de la sociedad. Después de diez años de peripecias revolucionarias, la realidad francesa, era transformada. La aristocracia del Antiguo Régimen fue destruida en sus privilegios; hizo tabla rasa con los restos de feudalismo; liberó, a los campesinos de los derechos señoriales y de diezmos eclesiásticos; terminó con los monopolios corporativos y unificó del mercado nacional. Fue una revolución permanente al no resolver, momentáneamente, el tema de la propiedad campesina de la tierra (lo va a realizar pocos años más tarde, consolidada en la época de Napoleón). La Revolución Francesa fue una transición del feudalismo al capitalismo. Su ala activa no fue la burguesía comerciante -que se avenía de la vieja sociedad y generalmente tendió al pacto- sino la masa de pequeños productores directos artesanos y campesinos cuyo producto era acaparado por la aristocracia feudal apoyado en el aparato del estado del Antiguo Régimen. La revuelta de todos ellos asestó los golpes más eficaces a la vieja sociedad. No significa que esa victoria sobre la feudalidad haya producido, inmediatamente, la aparición de nuevas relaciones sociales. El paso al capitalismo no fue un proceso sencillo.
Pedro Pablo Verasaluse
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