El miedo ayudó a aliviar la ola de Covid-19 en Santa Ana

El miedo ayudó a aliviar la ola de Covid-19 en Santa Ana

La comuna tuvo 300 casos en junio y el cementerio al límite; las fiestas fueron constantes, hasta que los vecinos dijeron basta.

TENER EL MAYOR ÍNDICE DE CONTAGIOS FUE UN ACICATE PARA LA POBLACIÓN. Los vecinos tomaron precauciones pare reducir el descontrol. TENER EL MAYOR ÍNDICE DE CONTAGIOS FUE UN ACICATE PARA LA POBLACIÓN. Los vecinos tomaron precauciones pare reducir el descontrol. LA GACETA / FOTOS DE OSVALDO RIPOLL

Santa Ana llegó a tener el mes pasado 300 casos positivos de Covid-19, con siete fallecidos en una semana. La mayoría de los infectados fueron del microcentro de la comunidad, aunque también hubo otros en las 16 colonias o barrios del lugar. Así se transformó en uno de los pueblos con mayor índice de contagiados del sur tucumano.

El miedo rápidamente se instaló en la población y el comportamiento social descontrolado que acentúo el drama sanitario comenzó a modificarse. La capacidad del cementerio local, frente a la letalidad de la ola viral, llegó al límite del desborde. Fue noticia nacional el caso de tres miembros de una familia que fallecieron en menos de 48 horas (abuelo, padre e hijo).

De la mano de rigurosas medidas de restricción, el drama sanitario comenzó a amainar paulatinamente. “Han disminuido los casos de infectados. En un principio los operativos de Búsqueda Activa de Sintomáticos (BAS) daban un promedio del 50% de positivos. Ahora ronda el 25%. De 41 testeados, 14 dieron positivos últimamente. De todos modos las cifras siguen siendo elevadas. Y no toda la gente entiende la gravedad de la situación”, dijo la médica María López, directora del hospital de Santa Ana.

“A las cuestiones de las reuniones sociales, que se siguen dando en menor medida, aparece el caso de los limoneros que viajan a las fincas en colectivos sin las medidas de prevención en vigencia”, advirtió la profesional. Hasta hace pocas semanas los sábados y domingos a la noche, en Santa Ana, estallaban los alborotos por todos lados con bataholas frecuentes.

“Había fiestas por todos lados, principalmente de jóvenes. Y no se podía controlar porque la comisaría apenas tiene dos policías por guardia. El uso del barbijo y el distanciamiento social casi nadie lo respetaba. Y se pagaron muy feo las consecuencias”, advirtió Laura Díaz, vecina de la zona.

“Los partidos de fútbol con público también fueron un problema y más en las colonias porque están distantes y casi era imposible de controlar. Ahora, con lo que nos pasó, con tantos contagios y muertes, el descontrol se apaciguó”, expuso el comisionado comunal, Diego Reales. “Con la ayuda de la Policía también pudimos desarticular las reuniones clandestinas y los partidos de fútbol. Se trabajó fuerte”, apuntó el funcionario. En la colonia 12, o Villa del Carmen, en el último mes hubieron sólo tres casos positivos de Covid-19.

“Antes, los fines de semana la cancha se convertía en un hervidero de gente. A la noche se escuchaba música por todos lados. En estos días todo es tranquilo aquí. Nadie sale por miedo”, contó Lorena Farías. “Yo solía ir a hacer compra al pueblo. Pero ahora prefiero encargar a chicos que hacen de delivery por la zona. Con lo que está pasando da terror salir a exponerse a esa enfermedad”, remató la mujer. “Si dicen que en el cementerio ya no hay ni lugar para los que fallecen, cómo no nos vamos a cuidar”, concluyó.

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