Cartas de lectores I: que las campanas no doblen por ti

01 Julio 2021

El 2 de Julio se cumplen 60 años del fallecimiento de uno de los más famosos escritores de la literatura norteamericana: Ernest Hemingway. Había nacido en Illinois en 1899 (el mismo año del nacimiento de nuestro Jorge Luis Borges) y falleció en Idaho en 1961 (EEUU), y a pesar de su país de origen había sido él durante toda su vida un ciudadano del mundo. Periodista y escritor en 1921 se instaló en la ciudad de París como corresponsal de prensa y en los años siguientes viajó por Europa y los distintos continentes. Autor de cuentos y novelas: “Adiós a las armas” 1929, “Las nieves del Kilimanjaro” 1936, “Por quién doblan las campanas” 1940, “El viejo y el mar” y tantos otros, fue premio Nobel en el año 1954, pero también a su muerte dejó varios libros inéditos, entre ellos “París era una fiesta”, apuntes autobiográficos de su estancia en esa ciudad. Ahora bien, quisiera de todas las novelas de este genio de la literatura destacar una, que también fue llevada al cine, y que fue: “Por quién doblan las campanas”, y no solo hacerlo por haber sido una trama donde describía el horror y las muertes de la guerra civil española sino también por su simbolismo antibelicista. El origen del título de este libro surgió probablemente haciéndose eco de la referencia popular de hacer sonar las campanas de la Iglesia si alguien moría y asimismo se inspiró de la parte final de un poema de John Donne (1572-1631), escritor inglés en el que decía literalmente: “La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad. Por eso nunca preguntes ¿por quién doblan las campanas? Doblan por ti”. Ahora bien, permítaseme hacer una extrapolación al momento actual de pandemia y tanta muerte también, y digamos que un ex presidente de Brasil, asombrado, señaló recientemente que en su país ya fallecieron 500.000 personas a causa de la covid, y que esto constituía un genocidio (¿?) para una población de 211 millones de habitantes ¿realmente lo fue? En Argentina ocurrieron casi 94.000 muertes y para una población 5 veces menor: 45 millones de habitantes ¿y esto qué fue? Nadie dijo nada y la proporción por habitantes es casi la misma que en Brasil. En fin, mucha polémica, opiniones divergentes y hasta enfrentamientos en una guerra sin cuartel desatada contra el virus. Vemos que nos cuesta y mucho aceptar que después de un año y medio de desencadenada la pandemia se sigan presentando víctimas fatales a causa de: por un lado la agresividad y contagiosidad del microorganismo, y que no se discute, pero también por el otro debido a la falta de una veloz, gigantesca y eficaz campaña de vacunación con las dos dosis y que nos acerquemos al 70 u 80% de población inmunizada para evitar así más muertes (actualmente solo el 9% de la población argentina tiene las dos dosis). En un tiempo en el que muy pocas veces ya se oye el tañir de las campanas, y emulando al afamado escritor norteamericano, digamos que, si doblan algún día, quiera Dios que no lo hagan por ti.

Juan L. Marcotullio


sofiamarcotullio@gmail.com

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