La pandemia obliga a un cambio total de la escuela

La pandemia obliga a un cambio total de la escuela

24 Junio 2021

La escuela no es la misma desde que comenzó la pandemia ni lo volverá a ser. La virtualidad irrumpió en la educación argentina y agrandó la brecha que ya existía la sociedad. Si bien el avance de la vacunación contra la covid-19 entre los docentes ha permitido retomar las clases presenciales persisten dos problemas: en primer lugar, la presencialidad se alterna con virtualidad. Esta situación complejiza la organización de las instituciones escolares. El docente debe estar atento a la movilidad de las burbujas, a los padres que no quieren enviar a sus hijos a la escuela por temor a los contagios y a tratar de que los contenidos lleguen a cada grupo, donde estén. Esto le obliga a preparar su clase en dos versiones, una presencial y otra virtual, y, además, a repetir la misma clase según la cantidad de burbujas.

En segundo lugar, este sistema dual no garantiza el mismo nivel de aprendizaje que la presencialidad absoluta, ni en cantidad de horas y ni mucho menos en calidad. Es por eso que comenzaron a salir algunos grupos de padres, sobre todo, madres, a reclamar el regreso urgente de los alumnos a la presencialidad total. Manifiestan que los chicos no aprenden y que los docentes se retrasan en la enseñanza de los contenidos.

En las actuales circunstancias nos parece atinado que se aproveche esta tremenda ruptura de paradigma escolar que aceleró la pandemia para comenzar a construir nuevos modelos de escuela, más acordes con los nuevos tiempos.

Aunque hoy todos los niños, niñas y adolescentes volvieran al sistema escolar presencial en un 100% sería imposible recuperar todo lo perdido hasta ahora. Fue todo un año (2020) en virtualidad y cuatro meses de 2021 en bimodalidad, durante los cuales se han dejado muy atrás las metas pedagógicas. Lo ha reconocido el propio ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, al señalar que se discute en el Consejo Federal de Educación la posibilidad de extender hasta 2022 la unidad pedagógica que había comenzado en 2020. Era imposible que todos pudieran acceder a la educación de la misma manera, cuando hay chicos que estudian con computadora, otros con cuadernillos impresos elaborados en Buenos Aires por el Ministerio de Educación de la Nación, y cuando hay niños que todavía no conocen a su maestra porque pertenecen a grupos de riesgo o que nunca pudieron aprender nada en virtualidad porque tienen un trastorno o discapacidad que se lo impide. La realidad es abrumadoramente diversa. En tales condiciones no se puede continuar con el mismo sistema. Es necesario recalcular los tiempos de aprendizaje, reacomodar la currícula escolar y rediseñar la organización institucional.

En una reciente entrevista, la ex ministra de Educación Susana Montaldo valoraba la propuesta del ministro Trotta de “promoción acompañada”. Se trata de una estrategia que ha dado buenos resultado en países con alto nivel educativo como Finlandia. “La promoción acompañada es un concepto que alude a que toda la comunidad educativa participa del proceso educativo y de la búsqueda de soluciones para que los chicos puedan aprender”, explicaba Montaldo. Pero para ello, se necesitan hacer algunos cambios en el sistema. Montaldo mencionaba a los docentes “taxis” que pasan de escuela en escuela y tienen tantos alumnos que no pueden conocer las trayectorias escolares de todos. También señalaba la necesidad de terminar con la currícula enciclopedista de 12 materias. Es decir, no basta con hacer una lista de contenidos prioritarios, es necesario reformular la educación argentina de cara a una nueva era.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios