El móvil narco roza el triple crimen de Alderetes

Un supuesto transa murió al enfrentarse con un grupo de asaltantes que sufrió la baja de dos miembros. La familia niega que vendía drogas.

ENTREVISTADA. Verónica, la viuda de Germán Soria, negó que su marido estuviera involucrado en el tráfico o comercialización de droga. ENTREVISTADA. Verónica, la viuda de Germán Soria, negó que su marido estuviera involucrado en el tráfico o comercialización de droga.

“Amiga. Nos mandó el ‘Gordo Nahuel’ de Villa 9 de Julio”, fueron casi las últimas palabras que salieron de la boca del agonizante Santiago Villagra (17 años) que murió minutos después en el Centro de Salud. Su hermano, Gustavo (19), que tenía en sus manos un handy que aún modulaba la frecuencia policial de la Unidad Regional Capital, yacía sin vida a unos metros. Esa fue la escena con la que se encontraron los uniformados cuando llegaron a una casa del barrio Güemes, cuyo dueño Germán Soria (34) murió al enfrentarse con un grupo de asaltantes. Con este caso, ya son 16 las personas que fallecieron en lo que va del año en conflictos que estarían vinculados a drogas.

Hay varias versiones sobre el hecho, pero una única realidad: tres personas murieron en un confuso episodio que conmovió la madrugada del este tucumano. “Vinieron a robar la moto, nada más. Lo único que hicieron fue ingresar a la vivienda para pedir dónde estaban las llaves de la moto de mi marido. Todos estaban armados, tenían ropa y radios de policías”, explicó a LA GACETA Verónica, la pareja del dueño de casa.

Ella estaba durmiendo con su marido y sus cuatro hijos cuando ingresaron cinco personas a su casa. “Mi marido estaba con un pantalón corto y se enfrentó con ellos. Hubo un forcejeo y allí se produjeron unos disparos. Ahí terminaron todos heridos. Después dos de ellos huyeron llevándose la moto y un celular”, agregó.

Verónica desmintió categóricamente la versión de que los delincuentes hayan llegado a ese domicilio a buscar droga o el dinero producto de su venta. “Nada que ver, ellos llegaron a buscar la moto y nada más. Mi marido era albañil, carpintero y actualmente se dedicaba a poner antenitas para que la gente tuviera wifi en sus casas”, agregó en medio de un mar de lágrimas.

Las dudas

Los agentes de Homicidios, al mando de los comisarios Juana Estequiño, Diego Bernachi y Jorge Dib, y del Equipo Científico de Investigación Fiscal (ECIF), dirigidos personalmente por el fiscal Carlos Sale, a los pocos minutos, comenzaron a dudar de la versión que había dado a conocer la pareja de la víctima.

Y todo surgió cuando se entrevistaron con uno de los hijos de Soria. El adolescente, a diferencia de su madre, señaló que habían sido siete los asaltantes que habían ingresado a la vivienda. También aclaró que en el domicilio, en el momento del hecho, también estaba un tío. Sale, al enterarse de lo sucedido, pidió que se le realizaran las pericias correspondientes para determinar si había manipulado un arma de fuego.

En la escena del triple crimen los peritos encontraron vainas de diferentes calibres. Ese es un elemento clave para descartar la versión de que los disparos se produjeron cuando la víctima forcejeó con uno de los asaltantes. “La versión no es muy creíble. En un forcejeo pueden resultar heridas las personas que están peleando, pero una tercera, es muy difícil, salvo que le haya apuntado”, explicó un investigador.

La madre y su hijo declararon que los delincuentes se movilizaban en un vehículo Ford EcoSport rojo que dejaron estacionado en el fondo de la vivienda. Pero ninguno de los vecinos confirmó esa versión y, además, es prácticamente imposible que los testigos hayan podido observar ese detalle del lugar donde supuestamente se encontraban.

Otra teoría

“Estamos investigando todas las posibilidades”, fue lo único que explicó el fiscal Sale sobre el caso. Pero todo parece indicar que el hecho estaría vinculado al narcomenudeo. La mujer dijo que la banda de asaltantes se había presentado a robar la moto y un celular. Pero no pudo explicar en qué momento y por qué los delincuentes revolvieron todo el domicilio.

Los hermanos fallecidos, según confirmaron fuentes judiciales y policiales, son oriundos de Villa 9 de Julio. El mayor habría sido expulsado de su hogar porque se habría transformado en un “soldadito” de un transa de ese sector de la ciudad. Ese dato coincide con el supuesto “Gordo Nahuel” que su hermano reconoció que lo habían enviado a asaltar a Soria. Este, de acuerdo a voceros de una fuerza nacional, era investigado por tener “quioscos” de venta de drogas en esos barrios.

La teoría que manejan los pesquisas es que el grupo había sido contratado por el transa para que atacaran a Soria. No está claro si lo hizo en medio de una pelea por el dominio territorial o se trató de una “mejicaneada”, término que se utiliza para definir el robo de droga de un narco a otro. Los investigadores no encontraron estupefacientes en la vivienda, aunque no descartaron que los asaltantes se la hayan llevado.

Los vecinos se mantuvieron en silencio. Los únicos que hablaron fueron los familiares de la víctima. ”No podemos hablar”; “tenemos miedo” y “mejor no decir nada porque me pone en peligro”, fueron algunas de las frases que salieron de la boca de las personas que residen en la zona. Don Braulio Jiménez, de 85 años, fue el único que realizó declaraciones. “Todo el mundo sabe quién vende la droga y, como dice el refrán, el que mal anda, mal acaba”, indicó.

El triple homicidio registrado ayer en Alderetes encendió todas las luces de alarma. Ya son 16 las personas que fueron asesinadas en conflictos vinculados al tráfico o comercialización de drogas en lo que va del año. Representa más del 25% de los 62 crímenes que tiene contabilizados LA GACETA en lo que va del año. Supera así los 10 femicidios y supera los casos de homicidio en ocasión de robo, que ya son 10.

Investigaciones: en dos semanas se produjeron asaltos con delincuentes que usaban ropa de policía

Fueron al menos seis los hechos que se informaron en las últimas semanas donde los asaltantes usaban uniformes de la fuerza. Los casos se registraron entre jueves y domingo a la mañana y los grupos estaban integrados hasta por seis personas fuertemente armadas. Los delincuentes ingresaban a los hogares de barrios de la periferia en busca de dinero. “Usan esta ropa para despistar y porque se la puede conseguir en cualquier lado. Nadie controla”, indicó una fuente cercana a la investigación.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios