La pandemia, la pobreza y los peligros de la evasión fiscal

La pandemia, la pobreza y los peligros de la evasión fiscal

La cumbre del G7 dejó muchas declaraciones y unos pocos compromisos concretos.

La pandemia, la pobreza y los peligros de la evasión fiscal
22 Junio 2021

La reunión del Grupo de los Siete, las “siete democracias más poderosas” del mundo, la primera presencial desde que se declaró la pandemia, también fue la primera a la que asistió Joe Biden, como presidente de los Estados Unidos.

La cumbre del G7, que se realizó en una localidad del sudoeste de Inglaterra, marcó el regreso de Estados Unidos a la escena internacional, con intenciones de ejercer el liderazgo mundial, después de los cuatro años de la “diplomacia del desprecio”, instaurada en la presidencia de Donald Trump.

El encuentro, que terminó el domingo 13 de junio, y del que participaron Alemania, Italia, Francia, Estados Unidos, Canadá, Japón y Reino Unido, fue importante por los acuerdos logrados y por el mensaje que deja al mundo sobre la necesidad de actuar de manera coordinada ante amenazas como el coronavirus y el cambio climático, y sus efectos en la economía y la estabilidad política de los países.

Otras conclusiones están relacionadas con las relaciones -cada vez más tensas- de los países Occidente con China y con Rusia.

Los acuerdos que pueden afectar de manera más directa a América Latina son dos: acelerar los esfuerzos de vacunación del mundo y fijar un impuesto mínimo global que contribuya a la equidad mundial y a la financiación de proyectos de infraestructura en los países en desarrollo.

Para dar respuesta a la necesidad de vacunas, los países del G7 se comprometieron a proporcionar 1.000 millones de vacunas (de manera directa, en forma de dosis, o en financiación) al proyecto Covax, liderado por Naciones Unidas, hasta fines de 2022, para distribuirlas en los países en desarrollo.

No es un esfuerzo pequeño: vacunar al 70% de la población mundial hasta abril de 2022 cuesta el 0,13% del PIB agregado de los países del G7, según el cálculo del diario especializado “The Economist”.

La vacunación masiva es urgente para los gobiernos y las grandes empresas, no sólo por las vidas que se salvan, sino porque necesitan de la “normalización” de la economía, tras un largo año de restricciones por la pandemia.

Otro acuerdo, que destaca el diario “El Colombiano”, es un impuesto mínimo global para la equidad tributaria. Esta medida buscaría evitar que las multinacionales informáticas y la industria 4.0 lleven sus enormes ganancias a paraísos fiscales.

Aunque la idea es favorecer a países de bajos ingresos a través de proyectos de infraestructura con cargo a ese impuesto, este será un acuerdo mucho más difícil, porque implica que más de 130 naciones deberán llegar a acuerdos en temas arancelarios, amén de negociar con países que no quieren gravar ese tipo de actividades económicas. (Reuters-Télam-Especial)

Salud: mil millones de vacunas para Covax

El documento firmado por los líderes de las siete naciones más ricas de Occidente, en Carbis Bay, Cornwall, se propone “terminar con la pandemia y prepararse para el futuro mediante un esfuerzo internacional mancomunado para comenzar, de inmediato, a vacunar a todo el mundo”. Para ello, se comprometen a proveer un total de 2.000 millones de dosis (la mitad antes del fin del año próximo). También prometieron crear estructuras para fortalecer las defensas colectivas contra las amenazas a la salud mundial a través de: mejorar la infraestructura en todos los continentes, perfeccionar los sistemas de alerta temprana, apoyar la investigación científica para acortar de 300 a 100 días el ciclo de desarrollo y fabricación de vacunas, tratamientos y testeos. Además, se acordó urgir a China para que coopere con una investigación transparente sobre los orígenes del virus que causó la pandemia.  

Rusia y China: cibertaques y derechos humanos

Las naciones ricas demandaron a Rusia que tome medidas contra quienes llevan adelante ciberataques y usan ransomware (que afectaron a empresas de Estados Unidos y de la Unión Europea en el último año), e hicieron un llamado a que se investigue el uso de armas químicas en suelo ruso. “Reafirmamos nuestro llamado a Rusia para que cese su comportamiento desestabilizador e interferencia en los sistemas democráticos de otros países. Reiteramos nuestro interés en tener relaciones estables y predecibles y seguiremos trabajando en las áreas de mutuo interés”, dice el documento de cierre.  A China, hicieron un llamamiento a respetar los derechos humanos y las libertades individuales, sobre todo respecto de la autonomía de Hong Kong, acordada en su momento con Gran Bretaña. Además, convocaron al país asiático a respetar las reglas “del sistema multilateral”, para un comercio justo y transparente.

Igualdad de género: acceso a trabajo, educación y justicia

“La igualdad de género está en el corazón de toda sociedad abierta, justa e inclusiva. Las persistentes brechas en la igualdad de género afectan el acceso a servicios, trabajo decente, igual paga, protección social, educación, tecnología. La división desigual de las tareas de cuidado no pagas en el hogar limita la participación de las mujeres en la economía y en el liderazgo”, dice el documento final de la cumbre del G7. Reconoce, además, que estas desigualdades se intersectan con otros problemas, como el racismo, la pobreza, la violencia hacia la población Lgbgti+, la falta de acceso a derechos sexuales y reproductivos. Para ello, se comprometieron a fortalecer tres puntos fundamentales: educar a las niñas, empoderar a las mujeres y terminar con la violencia hacia niñas y mujeres y adolescentes. No dijeron cómo, más que la intención de llevar el debate al G20 y fortalecer a las organizaciones que proveen asesoramiento y ayuda.

Economía: impuesto global a las corporaciones

El acuerdo de los países fue revigorizar la economía, mediante planes de recuperación “todo el tiempo que sea necesario”, enfocándose primero en la respuesta a la crisis y luego a la promoción del crecimiento, con planes para la creación de empleos, la inversión en infraestructura y la innovación y el avance de la equidad “para que ninguna persona, más allá de su edad, etnicidad o género” quede atrás. Otro punto en el que hubo acuerdo es el de impulsar una tasa mínima global para las corporaciones multinacionales. La propuesta ya se anticipaba, después de que ministros de finanzas de varios países plantearan la urgencia de evitar que las corporaciones  usen paraísos fiscales para evadir impuestos, necesarios en sus países de origen. La propuesta se someterá a debate en la reunión del G20, que se realizará en Italia el mes próximo.

Comercio justo: reformas al sistema de intercambio

Los representantes de las principales siete democracias de Occidente reafirmaron su compromiso con los principios y objetivos del “comercio justo y libre”. Sin embargo, acordaron en la necesidad de introducir reformas al sistema multilateral de intercambio, con un nuevas reglas y la Organización Mundial de Comercio en el centro, para que sea justo y libre “para todos”, más sostenible, resiliente y que reponda a las necesidades de todos los ciudadanos, especialmente los pobres. “Apoyamos los esfuerzos de los ministros de Finanzas del G20, y en noviembre vamos a trabajar con la OMC en negociaciones para apoyar regulaciones nuevas, más igualitarias con las mujeres, y la promoción a cadenas de abastecimiento sostenibles, seguras y saludables -dice el texto- Estamos preocupados por el uso de trabajo forzado en las cadenas de suministro global, que afecta a las minorías, en las labores agrícolas y del vestido”.

Planeta: impulso a una “revolución verde”

El cambio climático fue el tema central del G7 en el último día de reunión. Tras el debate, acordaron realizar acciones colectivas para una disminución drástica de las emisiones de gases que causan el calentamiento global. “Proteger nuestro planeta, apoyando una revolución verde que genere empleos, recorte las emisiones y busque limitar el aumento de las temperaturas a 1,5 C”, dice el compromiso, que propone llegar a cero emisiones no más allá de 2050, y al menos a la mitad en 2030. En el documento final, los siete líderes también acordaron elevar sus contribuciones para ayudar a países pobres a reducir sus emisiones de carbón  y a lidiar con las consecuencias del calentamiento global, como sequías e inundaciones. La falta de un compromiso concreto en dinero  ese esfuerzo global fue considerada como “promesas vacías” por las organizaciones ambientalistas.

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