¿Se puede considerar a la Argentina como un país punk?

Distintas miradas sobre las recientes declaraciones del presidente Alberto Fernández que dijo que en materia inflacionaria, “todo es hoy, no hay mañana”.

Basura. Escoria. Vago. Despreciable, en el inglés etimológico. Rebelde. Inconformista. Crítico. Antidogma. Anárquico. Cuestionador. Anticonsumismo. Repulsivo. Buscador de la igualdad. Contra la opresión, en su sentido filosófico. El “punk”, que plantea estas definiciones, nació en Inglaterra a fines de la década del ‘70, como un movimiento musical que condensó la insatisfacción juvenil por las políticas sociales de ese momento. Sex Pistols y Ramones fueron las bandas que abrieron caminos internacionales. Las ondas musicales desembarcaron hace tiempo en Tucumán, donde actualmente hay varios grupos punk.

Hace un par de semanas, el presidente Alberto Fernández, cuyo corazón anida latidos roqueros, movió el avispero al afirmar que “Argentina, en materia inflacionaria, es punk… todo es hoy, no hay mañana. Todo es a corto plazo porque no hay futuro… Esa lógica prima acá por las consecuencias de la inflación. Los planes de negocios que se hacen a 10 años, acá se quieren hacer a dos”. Explicó que tras años de precios descontrolados, se generó un pensamiento tan obsesivo por la inflación que se convirtió en un círculo vicioso, perpetuado en sí mismo: “aumentamos (los precios) por las dudas”, dijo.

En un sentido más amplio, ¿nuestro país vive el presente porque no hay futuro? Hace muchos siglos, el poeta Horacio (65 a.C-8 a.C) proponía en la Oda 11: “carpe diem, quam minimum credula postero” (aprovecha el día, confía lo mínimo en el mañana). Un futuro se hace a partir del presente. Sin el hoy, no existe el mañana. Desde aquel 9 de julio de 1816, los argentinos no hemos podido o sabido construir aún un país, cuya gran mayoría no se debata en constantes frustraciones, justamente por las históricas precariedades económicas y sociales, y por la incapacidad de unirnos para levantar la tan mentada Patria Grande. Da la impresión de que más que vivir el presente con los pies en la tierra y la mirada en el cielo, nos alimentamos permanentemente del pasado, de “la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser”, como si los argentinos hubiésemos sido en algún momento prósperos. Más allá de la inflación, ¿es la Argentina un país punk? Dos escritores, una psicoanalista y dos músicos de rock posan su mirada sobre este asunto.

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