Carta de lectores: salvemos a los niños

Carta de lectores: salvemos a los niños

Carta de lectores: salvemos a los niños
13 Junio 2021

En esta dura y difícil nueva realidad, pienso cada vez más frecuentemente en la película "La vida es bella". Y sueño -a veces es bueno soñar- qué lindo sería una burbuja dentro de otras, en donde los niños, los más pequeños, estén un poco protegidos por nuestros cuidados, el de los mayores, pero sin saber todo lo que estamos pasando en la Argentina y el mundo. Sin mentir. Pero sin necesidad de contarles la cruda realidad. ¿Recuerdan ese papá prisionero solamente por profesar la religión judía? Uno de los sangrientos errores humanos, porque la libertad que nos es inherente, justamente nos da el derecho de creer, pensar y actuar lo que creemos verdadero. Pues, este papá, intentando que su niño no conozca los horrores de la persecución y el genocidio, pinta diariamente a su niño situaciones de ficción que, en su inocencia, su hijo disfruta y lo hace vivir de "aventuras" permanentes. Su papá muere en el intento... pero con su objetivo cumplido. Los pequeños merecen una infancia feliz en lo posible, porque eso marcará su vida futura. Tarea nada simple para los grandes que están angustiados, deprimidos, con grandes carencias. Pero el amor, este amor filial, o amor de los abuelos, de los docentes, de los mayores en general, tendría que trascender y lograr ese disfrutar de las cosas pequeñas que pueden hacerse en casa. Mejor aún si pueden asistir normalmente a la escuela. Pero la creatividad, la imaginación y, como dije, el amor puede llevarnos a hacer picnics en el espacio que se pueda, aún en el interior, con almohadones, con buena música. O creación de cosas con plastilina, pese al enchastre. Pintadas con acuarelas que los entusiasman más que crayones o lápices. Búsquedas de tesoro, sección de fotografías con disfraces inventados con lo que se encuentre en casa, lecturas de cuentos en familia, preparaciones culinarias con sencillas recetas que no los pongan en riesgo. Ya lo sé, estamos mal. Como ese papá que día a día arriesgaba su vida con tal de preservar el juego y la ilusión de su pequeño. Repito, sin mentir, pero quitando un poco de gravedad mientras se pueda. ¿Recuerdan la canción de José Luis Perales? "Que canten los niños, que alcen la voz. Que hagan al mundo escuchar. Que unan sus voces y lleguen al sol. En ellos está la verdad". Cuidemos a nuestros pequeñines. Y esa inocencia que preservemos nos aliviará día a día de tantas cargas. Ellos saben ser deliciosamente espontáneos, naturalmente filósofos en miniatura, y llenos de chispa para cambiar nuestro estado de ánimo. Que sigan así, depende de nosotros, de la burbuja en la que nos ingeniemos en conservarlos.

María Estela López

24 de Septiembre 1.431

Concepción

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