“El trabajo virtual requiere mayor concentración”

“El trabajo virtual requiere mayor concentración”

Una especialista explica las razones por la que los estudiantes sienten tanto agotamiento físico y mental.

FATIGA. Con lo virtual se pierde el registro de ser escuchado por el otro. FATIGA. Con lo virtual se pierde el registro de ser escuchado por el otro.
11 Junio 2021

La vicepresidenta del Colegio de Psicólogos de Tucumán, María Fabiana Lávaque, sostiene que una idea debe persistir: la virtualidad no reemplaza a la presencialidad.

“El desgano y la fatiga, en algún punto tienen que ver con que el trabajo virtual requiere una mayor concentración que lo presencial, pero también que lo virtual afecta en cuanto a que hay una pérdida muy importante de todo lo que aporta la vida universitaria en términos de lazo social. En este sentido, es importante no idealizar y no pensar que lo virtual reemplaza a lo presencial, sino que lo virtual es una especie de plan B, de paliativo, pero que de ninguna manera sustituye perfectamente lo presencial. Se paga un precio por no contar con la presencialidad en la vida”, expone Lávaque.

La profesional señala las desventajas del sistema a distancia y enfatizó la importancia de sostener vínculos presenciales. “Perdemos el contacto físico, perdemos mucho de todas esas señales la mirada la sonrisa que nos permiten ubicar cuál es el lugar que estamos teniendo para el otro no hacerlo. Con lo virtual, lo que se pierde mucho es el registro de ser alojado, de ser escuchado, por el otro y eso es constitutivo de nuestra cotidianeidad, poder hablar con el otro y registrar que el otro me escucha es tan importante como respirar y algo de eso se pierde”, agrega.

Recomendaciones

En relación a cómo atravesar los obstáculos de la nueva normalidad, Lávaque explica: “En primer lugar hay que definir qué consideramos un síntoma, por ejemplo: si estoy desganada de hacer mi trabajo académico porque me pesa no encontrarme con mis compañeros y en vez de compartir la vida comparto el zoom, ese desgano dice que hay algo que me afecta, que hay algo que estoy perdiendo y que me entristece y está muy bien que registremos el impacto de las cosas que perdemos y que estemos triste tres frente a ciertas cosas que nos afectan, sino tendríamos que ser como máquinas de producir que todo nos da lo mismo”.

“Hay una tendencia a patologizar ciertas respuestas que son absolutamente esperables. Por ejemplo: alguien está triste porque se le murió un ser querido, ¿entonces tenemos que considerar esto un trastorno mental y medicarlo para que no esté triste? No, lo que sucede es que esta persona acaba de sufrir una pérdida y es esperable que esté triste, hay que dejarlo estar triste y hacer el proceso con esto. Del mismo modo, me parece que perder lo presencial nos impacta, no estamos igual que antes y no tendríamos por qué estar igual que antes”, concluye.

Los expertos coinciden en que se debe realizar una consulta profesional cuando las sensaciones descriptas persistan en el tiempo y afecten de forma muy palpable el desarrollo regular de las actividades cotidianas.

“Es importante la consulta para que estos cuadros no sigan afectando nuestra vida cotidiana. A nivel terapéutico se trabajará para que esa persona orden sus actividades, las vaya resolviendo con orden y prioridades y pueda desde una actitud activa ir avanzando y solucionando lo que se la va presentado para que esa ansiedad y frustración vayan bajando a niveles tolerables. Sumado a eso se recomienda un buen uso del tiempo libre, con realización de actividades placenteras, contactos sociales satisfactorios y buena alimentación”, añade el psicólogo especialista en adolescentes y jóvenes Lucas Haurigot Posse.

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