Cómo afecta a los jóvenes la incertidumbre de no poder hacer realidad sus sueños

Cómo afecta a los jóvenes la incertidumbre de no poder hacer realidad sus sueños

Muchos están terminando una carrera o se acaban de recibir pero no consiguen trabajo. La oportunidad para irse a otro país.

Cómo  afecta a los jóvenes la incertidumbre de no poder hacer realidad sus sueños

A ellos, que crecieron con los aumentos constantes de precios y escuchando a sus padres hablar de crisis, les toca enfrentar el mundo laboral. Muchos terminaron una carrera universitaria por zoom. Y no fue como lo soñaron. Ahora, los persigue la incertidumbre sobre su futuro. Desparramaron sus curriculum y nadie los llamó. Los proyectos se van cayendo, al igual que las ilusiones.

La crisis económica causada por la pandemia está golpeando especialmente a los jóvenes. A la generación más conectada, los centennials o generación Z -como se conoce a los nacidos entre 1996 y 2010-, la situación sanitaria los ha obligado a mudar sus vidas a la web y a dejar sus planes en stand by.

Una de cada seis personas entre 18 y 29 años se quedó sin trabajo en América Latina desde el inicio de la pandemia, mientras que otras muchas vieron cómo sus empleos se hacían cada vez más precarios, según una investigación de la organización Cuso Internacional basada en datos de Naciones Unidas. Por otro lado, muchos se vieron obligados a dejar sus estudios por falta de recursos para acceder a internet.

En primera persona

El escenario ya era malo antes de la pandemia. Pero ahora, casi no le quedan esperanzas a Valentina Lohezic, de 22 años. Trabaja como empleada administrativa en un centro fonaudiológico y estudia para ser contadora. Hace un par de años se fue a vivir sola. “Me di cuenta que por más esfuerzo que haga, nunca me alcanza el dinero. Analizando las cosas como están, decidí que quiero irme del país; siento que aquí no tengo futuro. Como sé que en otros países voy a tener que empezar de cero por más que me vaya con un título, me perfeccioné en maquillaje y peinados. Pienso que con eso me puedo manejar en cualquier parte del mundo para empezar”, cuenta la joven. Ya envió solicitudes a varios países. Le gustaría vivir en Canadá, junto a su novio, y allí poder armar una familia.

Florencia Rojas, de 29 años, se ha recibido de abogada en febrero del año pasado. También tiene el título de escribana (lo obtuvo en febrero de este año) y de procuradora (diciembre de 2019). Con el paisaje que deja la pandemia y las escasas posibilidades de encontrar un trabajo sólido por más preparación que tenga, ella está pensando en irse del país.

“Actualmente no hay oferta laboral. Algunos pocos puestos disponibles ofrecen empleos de ocho a 10 horas diarias por un sueldo de $5.000 a $ 8.000 mensuales. Es imposible vivir así. La realidad me deprime mucho. Mi familia alzó la bandera de la educación, pero por más esfuerzo que uno haga, la crisis económica es muy fuerte y no hay oportunidades de crecer”, exclama Florencia. Mientras sigue esperando, se anotó para hacer un posgrado.

Para Lucila, de 23 años, el título universitario era el momento más esperado de su vida: en marzo de este año se recibió de economista después de mucho sacrificio y estudio. Tras la emoción, la invadió la pregunta: “¿Y ahora qué?”. Todavía no tiene respuestas. Envió su currículum a varias empresas y organismos, y sin embargo nadie la consideró. “Sí, es frustrante no encontrar trabajo. Tengo esperanzas, pero a la vez incertidumbre porque en este contexto de crisis y pandemia está muy difícil todo. Sueño con independizarme y tener un empleo. Si esto no mejora, tendré que analizar irme del país”, resalta.

Precisamente por la carrera que estudió, Lucila sabe bien que después de una recesión los jóvenes suelen ser uno de los más afectados en el plano laboral. La situación pospandemia que deberán afrontar incluye altas tasas de desempleo, precariedad en los puestos de trabajo y pocas posibilidades de acceder a una vivienda propia, entre otras cosas. Todo esto retrasa la construcción de un proyecto de vida y aumenta la dificultad para crearlo. Y con la incógnita de no saber si lo van a lograr.

Algunos jóvenes que ya habían comenzado a proyectar su futuro y se habían independizado, por la pérdida de ingresos y la escasez de ofertas laborales, tuvieran que regresar a la casa familiar de origen.

¿Será esta generación la que más tarde en encontrar un lugar estable en el mundo laboral?, es la pregunta que se hacen los expertos en recursos humanos. María Laura Colque, presidenta de la Fundación para el Desarrollo Profesional, cuenta que la duda más importante que tienen los jóvenes que están terminando una carrera es si les conviene o no apurarse para obtener el título. “Algunos rindieron todas las materias, pero les falta la práctica profesional. Por otro lado, los invade la falta de esperanza después de tantos años invertidos en estudios para no poder llegar ni a aspirar a una casa propia, a un auto o irse a vivir solos”, cuenta.

Están los que se paralizan por el miedo o los que arriesgan todo bajo la premisa de que no tienen nada que perder. “En los primeros hay un stop en sus carreras. Se encuentran angustiados y deprimidos. Tienen incertidumbre y temor a ese futuro incierto. En algunos casos buscan trabajos de medio tiempo o en un call center, para los que están sobrecalificados por su nivel cultural”, describe. “En el segundo caso, ponen en las cosas en la balanza: saben que con un sueldo apenas les va a alcanzar para vivir así que se juegan y compran un pasaje de avión de oferta y van a probar suerte a otra parte”, describe.

Aunque tienen un título, van con un plan B, un oficio, pensando en un accionar inmediato para salir adelante durante ese primer período en el extranjero”, detalla.

¿Bajaron las oportunidades laborales?, le consultamos a Colque, quien está en contacto permanente con empleadores. “El mundo cambió en menos de un año de una forma drástica y también la demanda de puestos, que llegó a niveles de desempleos tremendos. Al mismo tiempo, las oportunidades de trabajo se redireccionaron. Hoy se está abriendo mucho un nuevo mercado internacional solo para personas que tienen algunas competencias específicas”, explica.

Según Colque, es cierto que cada vez más profesionales deciden irse del país porque han aumentado las solicitudes de visas extranjeras. El sector que se vio más beneficiado ante este particular contexto es el de los profesionales abocados a ingeniería en sistemas, diseños digitales, creativos de sitios web, en general, aquellos que trabajan con el manejo y desarrollo de las nuevas tecnologías.

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