Twitch al rescate de la televisación de los deportes

Twitch al rescate de la televisación de los deportes

La magia y el poderío de los grandes eventos deportivos parece perder audiencia con el paso de los años. Para enumerar algunos de los hitos más recientes se puede citar el último Super Bowl entre los Tampa Bay Buccaneers ante los Kansas City Chiefs, encuentro que tuvo una media de aproximadamente 92 millones de telespectadores, la cifra más baja desde la edición de 2006. En la NBA tampoco está para tirar la casa por la ventana: la serie final que protagonizaron el año pasado los Ángeles Lakers y Miami Heat tuvo la audiencia más baja de la historia de la liga más importante de básquet del mundo. Y la última final de la Copa del Mundo, entre Francia y Croacia tuvo una audiencia de 516,6 millones, casi 30 millones menos de público que la final entre Argentina y Alemania de 2014.

¿Son los deportes los que están en crisis? ¿La televisión ya no es atractiva? ¿Qué quiere mirar la audiencia? Son preguntas que ya inquietaban a las industrias del entretenimiento mucho antes de que el coronavirus vaciara los estadios más grandes del mundo. La pandemia, en todo caso, podría haber devuelto el atractivo a vivir estos espectáculos desde casa, pero por estos días el escepticismo de las cadenas de televisión es más grande que la esperanza. Una muestra de ello son las nuevas estrategias que están desplegando algunos de referentes más importantes, jugadas que buscan sumar nuevos protagonistas y algo clave: nuevas plataformas.

La NBA anunció la semana pasada que cederá los derechos de transmisión de la próxima final de la Conferencia Este a un “streamer” brasilero. El privilegiado no es ningún principiante: Alexandre Borba, más conocido como Gaules, es uno de los usuarios más seguidos y reproducidos del planeta, con casi 3 millones de seguidores en Twitch y 32.000 suscriptores. De esta manera, la liga que supo deslumbrar al mundo con estrellas inolvidables, millonarios contratos y las marcas más prestigiosas, busca remontar su atractivo en una de las plataformas más elegidas por los adolescentes.

Del otro lado del océano atlántico, la liga española de fútbol comenzó a incursionar también en Twitch desde este año y para eso creó La Liga Caster, una propuesta para que los “streamers” más famosos de España narren los partidos del torneo local. Los audios de los comentarios están disponibles en televisión pero también se pueden seguir las retransmisiones en el canal de Twitch de cada uno de estos usuarios. Lo más curioso es que en sus videos no se ven goles, ni estrellas de fútbol, sino solo a estos influencers que comentan el partido como si lo estuvieran compartiendo con amigos. Opinan, protestan, celebran, mientras miles de jóvenes se suman a sus canales. El último clásico entre el Real Madrid y el Barcelona fue comentado por Ibai Llanos y Ander Cortés, dos potencias españolas de Twitch que alcanzaron una audiencia de casi 1,7 millones de visualizaciones.

El crecimiento de Twitch

A diferencia de la transmisión de deportes en canales tradicionales, Twitch sí se vio beneficiada por la pandemia. Las estadísticas de 2020 muestran porcentajes difícilmente alcanzables por otras plataformas de contenido, con saltos que van de 3.000 millones de horas de reproducciones a 5.000 millones de un trimestre a otro, según el informe publicado por Streamlabs y Stream Hatchet. Más allá de las cifras, lo que sorprende en esta red es el contenido, ya que al principio eran los videojuegos los que motorizaban las reproducciones en todo el mundo, pero según las últimas cifras la categoría con más visualizaciones fueron las conversaciones entre usuarios o “streamers”. Se trata de videos de larga duración en los que solo se ve a personas hablando entre sí, sobre tópicos diversos y en los que la audiencia participa de manera constante. En este punto quizás existe un aspecto clave del comportamiento del público, con un formato audiovisual que rompe las distancia entre las estrellas de la pantalla para hacerlas más terrenales y conectadas con usuarios que no solo aportan en visualizaciones, sino también con suscripciones pagas a sus canales favoritos.

Las redes sociales desplegaron hace más de una década la idea de “segunda pantalla” frente al televisor, pero los nuevos hábitos de los públicos más jóvenes están redefiniendo este concepto. Hoy quizás la segunda pantalla sean las superproducciones que todavía no logran reconquistar a una audiencia que supo crear hábitos ante las transmisiones en vivo. Es que la exclusividad hoy tiene otros intersticios, figuras que desconocemos pero que suman millones de reproducciones y modelos de negocios que todavía no dejaron de experimentar. Pese a ese estado incipiente, la nueva industria del entretenimiento se mueve más rápido y más ágil para un mundo postpandemia que para algunos está cada vez más cerca.

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