Colón: dueño de la Copa y de la alegría

Colón: dueño de la Copa y de la alegría

Recién en el segundo tiempo el juego empezó a tener más intensidad. El gol de Aliendro puso en mejor funcionamiento a Colón, pese a la salida de “Pulguita”.

ABRIÓ TODO. Aliendro comienza el festejo del primer gol que inclinó el trámite del partido a favor de Colón. Bernardi corre para festejar también. ABRIÓ TODO. Aliendro comienza el festejo del primer gol que inclinó el trámite del partido a favor de Colón. Bernardi corre para festejar también.

Tardó en tener la emoción de una final, pero la tuvo. La aportó íntegramente Colón, campeón de la Copa de la Liga Profesional, Racing no tuvo reacción y por eso padeció el 3-0 en el estadio San Juan del Bicentenario. Aunque hasta los 14’ del segundo tiempo no parecía un partido por un título, después Colón se encargó de ponerle la emoción necesaria para transformar todo. Fue de menor a mayor, se quedó sin Luis Miguel Rodríguez, la estrella del equipo y del torneo. Pero goleó y terminó jugando de forma impecable.

Lo que aportaban Cristian Ferreira, por el lado del “Sabalero”, y Tomás Chancalay, por el de la “Academia” era lo que hacía falta. El punch, el entretenimiento en el primer tiempo lo brindaron los dos delanteros, a cuentagotas, eso sí. Sus compañeros no sintonizaron con esa actitud. ¿Qué era lo que ellos aportaban? Vale empezar por el jugador de Colón. Ferreira a los dos minutos ya puso en claro que los santafesinos tenían más ímpetu que los de Avellaneda. Ferreira remató desde fuera del área e inquietó a Gastón Gómez. Más tarde hubo una conexión Alexis Castro-Ferreira-Cristian Bernardi que este último no pudo aprovechar porque estuvo un segundo más lento -como todo Colón- que su compañero, el más desequilibrante de la primera parte.

Lo de Chancalay tardó en llegar, pero, en un partido sin vértigo, fue lo más peligroso. No es que Racing daba muestras de un despertar cuando se moría el primer tiempo, tampoco es que Colón bajó el ritmo que, por poco margen, lo hacía dominar el balón. Simplemente, es que Chancalay se animó más e hizo parecer que uno de los cinco grandes del fútbol argentino estaba en la final del torneo. Guapeó cuando faltaban 10’ para el cierre y tras una larga carrera no pudo penetrar el área santafesina. Después, en tiempo cumplido, en otra acción con más garra que técnica quitó la pelota y conectó una habilitación precisa hacia Ignacio Piatti. A Chancalay le sucedía lo mismo que a Ferreira: el timing con sus colegas de equipo era más lento que el de él.

Si alguno de los dos quería ser campeón había que entender que una final necesitaba más de eso. O más de lo que los de Eduardo Domínguez habían demostrado durante toda la Copa. Por lo que pasó, los “Sabaleros” optaron por un mix teniendo en cuenta la construcción de cada gol. La conquista del ex Atlético, Rodrigo Aliendro, y la de Castro van en la línea del campeón estilista. La de Bernardi, en la de la garra, esa misma que en el primer tiempo proponía Ferreira. La posibilidad de tener variedad es uno de los atributos del campeón. A saber... Gol de Aliendro: la insistencia de Colón en vulnerar por el centro tuvo su premio cuando se conectaron a la perfección Ferreira, Castro, Mura y Aliendro. Gol de Castro: quite de Mura por la banda derecha, balón al área donde estaba bien plantado Castro, que definió sobriamente con la cara interna de su pie izquierdo. Goles del campeón estilista. También entra en el rubro, aunque más fue por el lado de la lucha, el gol de Bernardi, que definió picando el balón por encima del arquero después de dejar un rival en el suelo; criteriosamente, hacer un pase más y lograr la triangulación para concretar la lujosa definición que llevó el título hasta Santa Fe por primera vez.

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