Ni Una Menos: “Nació frente a la naturalización de la muerte de mujeres y niñas”

Ni Una Menos: “Nació frente a la naturalización de la muerte de mujeres y niñas”

Mercedes Funes recordó cómo “Ni Una Menos” comenzó de la mano de nueve personas y luego trascendió como movimiento amplio y heterogéneo.

PRECURSORA. La periodista Mercedes Funes, una de las comunicadoras que impulsó las primeras marchas de Ni Una Menos en todo el país.  PRECURSORA. La periodista Mercedes Funes, una de las comunicadoras que impulsó las primeras marchas de Ni Una Menos en todo el país.

“Todo pasó en tres semanas”, recordó Mercedes Funes durante la entrevista con LA GACETA sobre los inicios del movimiento “Ni Una Menos”, en mayo de 2015. “Veníamos de una sucesión de femicidios con una notoria violencia sobre las niñas. Hubo varios casos tremendos de asesinatos muy crueles hasta que sucedió lo Chiara Páez”.

El cuerpo de la adolescente de 14 años había aparecido enterrado en la casa de los abuelos de su novio, luego de que él confesara haberla matado a golpes en Rufino, Santa Fe. En enero de ese año otra joven, Lola Chomnalez, había sido hallada muerta en la playa de Valiza, en Uruguay.

“Todo terminó siendo intolerable hasta que la periodista Marcela Ojeda lanza ese tuit interpelando a todos: ‘No vamos a hacer nada? ¡Nos están matando!’. Y la respuesta fue inmediata. Fuimos nueve periodistas y comunicadoras las que estábamos palpitando todo esto que pasaba y ya pensábamos por separado qué íbamos a hacer con eso”, dijo la escritora de “Feminista en Falta: contradicciones, relatos y preguntas de una revolución en marcha” quien hoy trabaja para Infobae.

- ¿Cómo fueron esos primeros momentos en que se juntaron y fundaron “Ni Una Menos”?

- Creo que nos sacudieron estos casos por muchos motivos pero, principalmente, porque había adolescentes involucradas, por la naturalización y brutalidad de esa violencia machista. En el caso de Chiara hubo complicidad de la familia de su novio, Manuel Mansilla, quienes se habían comido un asado en la casa después, como si fuese algo natural la muerte de estas mujeres. Veníamos del caso de Ángeles Rawson, que había sido asesinada en junio de ese año y su cuerpo fue hallado en un predio de la Ceamse: parecía normal haber tirado el cuerpo a la basura. Todo fue una respuesta de la sociedad. Las fundadoras tomamos el guante de algo que estaba en el aire y rápidamente se replicó. La reacción nuestra fue de hartazgo. Las nueve que nos juntamos en los inicios, no nos conocíamos excepto por redes sociales o porque algunas trabajaban o habían trabajado juntas. Algunas se habían visto en una charla en la Biblioteca Nacional y fue Hinde (Pomeraniec) quien retomó el nombre de “Ni Una Menos”, que había surgido en esa actividad. Comenzamos a llamar a otras representantes del movimiento de mujeres, que a su vez sumaron a otras y más y nos reunimos en la Casa del Encuentro, la única ONG que llevaba estadísticas de lo que sucedía en esos momentos. Ahí planeamos la convocatoria y la idea de la marcha que ya había surgido en Twitter. Ese día armamos un grupo de WhatsApp que nos mantiene unidas hasta el día de hoy.

- Y llegó la primera marcha…

- Las marchas sucedieron en todo el país. Había miles de mujeres y varones con carteles que hacían referencia a la cantidad de mujeres asesinadas o que habían sufrido violencia. La marcha quitó un velo y visibilizó el problema que no estaba en agenda. Comenzamos a salir en los medios, a hablar de noviazgos violentos, de la violencia machista, doméstica. A sacar del closet que la violencia era también pública. Así se fueron poniendo en agenda temas que tenían que ver con los derechos de las mujeres y que, de manera escalonada, entraron en la agenda social, mediática y política

- ¿Se registraron avances con posterioridad a esa primera manifestación realizada el 3 de junio de 2015?

- El avance social creo que es enorme aunque en otras cosas estamos en el mismo lugar. Hoy el índice de una mujer asesinada por un hombre se mantiene cada 30 o 35 horas pero hoy esto se mide, hay registros oficiales y una vez al mes se habla de ello. También ganamos algunas luchas como la alegría del derecho al aborto legal, pero a la vez parecería que no podemos pedir nada más por largo tiempo porque hoy no hay casi presupuesto para combatir la violencia de género. Avanzamos en la Ley Brisa y con la Ley Micaela. En términos institucionales cambiaron muchas cosas. También cambiamos la manera en la que hablamos y nos dirigimos a otros. Cómo nos defendemos y criamos a los chicos. Es un avance extraordinario en poco tiempo. Las instituciones ayudan a cambiar, pero cambiar la cultura lleva mucho tiempo. Siempre pensamos que fue muy positivo lograr esa masividad con un tema que era de conversación en lugares que eran propios de las mujeres como los encuentros que se hacían. Creo que el logro fue volverlos parte de la conversación colectiva: hablar de esto en la oficina, en el colegio, en la verdulería y en las casas pudieran estar al tanto, para que una vecina saltara a defender a otra si pasaba algo y que no mirase para otro lado como se hacía antes. Hoy solo quiero que haya más recursos para combatir la violencia machista.

- ¿”Ni Una Menos” es un movimiento que se encuentra alineada con algún partido político?

- Yo estuve en la organización de la primera marcha de 2015 y ahí nos preguntamos: ¿decimos que vengan sin banderas políticas? Muchos políticos querían levantar el cartel en las marchas que surgieron en todo el país. Y pensamos: que vengan como quieran, pero que se comprometan, ya sea desde un lugar político o desde cualquier lugar. Porque “Ni Una Menos” también es político. Por eso pensamos que no importaba si lo cargaban de cualquier ideología siempre y cuando sea por el derecho de las mujeres: que eso sea la alianza transversal. Ese era la ganancia. Los feminismos son muchos y a veces el machismo nos quiere ver divididas. Es lógico que muchos se quieran apropiar del movimiento de mujeres, pero tenemos que ser inteligentes con eso. Se nos pide homogeneidad, que en otras militancias no hay. ¿Por qué tenemos que pensar todas las mujeres iguales?

- ¿Qué sucedió después con la agrupación Ni Una Menos?

- Al final “Ni Una Menos” terminó siendo de todos. Nosotras continuamos con la militancia y trabajando en función de cuestiones específicas con respecto al género. En se momento, tuvimos la lucidez de no apropiarnos del tema porque estaba en el aire y estaba pasando en todos lados. El movimiento finalmente nos trascendió.

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