Cartas de lectores II: conflicto palestino-israelí

Cartas de lectores II: conflicto palestino-israelí

20 Mayo 2021

Otra vez el conflicto palestino-israelí. Habrá quienes justifican a Hamas y quienes justifican al Estado de Israel. Yo creo que sólo hay inocentes entre la población civil. De esta locura quizás podamos sacar alguna enseñanza útil para todos. Repasemos un poco la historia: el pueblo judío fue expulsado de su territorio por los romanos hace unos 2.000 años, y a partir de ese momento empezó un período conocido como “diáspora judía”. Creo que algunas injusticias históricas es mejor dejarlas como están, porque intentar una reparación puede producir más injusticias. En mi opinión Israel no tiene el derecho de persistir en su intento de recuperar todo el territorio históricamente perdido. Es uno de los países adheridos al actual derecho internacional, derecho que no es retroactivo hasta 2.000 años atrás. Tampoco es aceptable que un rabino invoque supuestos derechos divinos enunciados en textos bíblicos que no tienen demostración y que fueron escritos, precisamente, por judíos. Es como si un ventrílocuo pusiera de testigo al muñeco que tiene en la falda, o viceversa: “Aquí está mi compadre, que no me deja mentir”. Pero lo de Hamas es aún menos justificable. Hamas sabe que medir fuerzas contra el ejército israelí no va a conducir a la recuperación de territorio. Sabe que la mejor opción para el pueblo palestino es la negociación inteligente. Pero también sabe que el accionar bélico le reditúa, pues lo posiciona como el “defensor” del pueblo palestino, y tiene así la excusa para cobrar un impuesto para su funcionamiento conocido como “impuesto revolucionario”. Qué ironía que el pueblo palestino se vea obligado a pagar impuesto a una organización que no sólo no lo protege, sino que de hecho lo pone en peligro a cada rato, pues cada irresponsable accionar bélico de Hamas contra Israel provoca una previsible réplica que cuesta vidas del pueblo palestino. Y aunque la expansión sionista sea injustificable, no se le puede negar al pueblo israelí el derecho a defenderse. Mi conclusión es que deberíamos abogar por un gobierno internacional más corajudo y decidido que la actual ONU; un gobierno mundial al que no le tiemble el pulso a la hora de intervenir cualquier territorio del planeta donde gente inocente esté siendo usada de rehén. Debemos replantearnos el concepto de “soberanía nacional”; deberíamos relativizarlo. ¿Acaso no protestaríamos si, por ejemplo, el gobierno de Brasil decidiera talar toda la parte de la selva amazónica que está en su territorio? Un vandalismo así dejaría sin el suficiente oxígeno al resto del planeta. Nadie puede justificar un crimen diciendo que lo cometió en su propia casa. La noción de soberanía nacional se ha venido usando como excusa por parte de hipócritas dirigentes inescrupulosos que no tienen empacho en abusar de la indefensión o la ignorancia de un pueblo. Hasta ahora la ONU se ha limitado a cosas tales como estadísticas estériles, hacer ayudas humanitarias necesarias pero que no resuelven las causas de fondo, y a denunciar posibles irregularidades en una elección, o denunciar posibles violaciones a los derechos humanos. ¿Ante quién denuncia la ONU, si se supone que ella es el máximo órgano de gobierno del planeta? Basta de hipocresías. Seamos consecuentes: un gobierno internacional sin coraje no es realmente un gobierno en toda la dimensión de la palabra. Nuestra ONU es actualmente una suerte de Poncio Pilatos, una de las figuras más miserables de la historia.

Ricardo Manai

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