Sondeo de opinión sobre el perfil de los candidatos: cuando los proyectos valen más que la imagen

Sondeo de opinión sobre el perfil de los candidatos: cuando los proyectos valen más que la imagen

Los jóvenes votantes prefieren las plataformas o los programas que prometen los postulantes más que la figura del postulante, según un diagnóstico de la consultora Sociología y Mercado.

Cuando vas a votar, ¿qué tenés en cuenta para elegir a tu candidato? El ingreso al cuarto oscuro implica una suerte de lotería para el elector. Cuando un postulante resulta electo, no logra cumplir las promesas de campaña. Así, el descontento se observa en cada convocatoria y se abren signos de interrogante acerca de lo que puede llegar a realizar tal o cual candidato. Más allá de ese escenario, la mitad de los ciudadanos que respondieron a la consigna abierta por Sociología y Mercado acerca de qué toma en cuenta cuando va a votar dice que pondera la plataforma política o el programa que promete el postulante. En pocas palabras, sus ideas y proyectos. Esa tendencia se da más en la franja etaria de 16 a 29 años (55,4%) que en aquellos adultos mayores de 60 años o más (40,7%).

Sólo un 24,9% toma en cuenta la imagen del candidato, señala el informe de la consultora que dirigen la socióloga Roxana Laks y el contador Julio Chit. En la apertura por edades, donde más toman en cuenta la imagen de político es en la franja de entre 45 a 59 años (33,8%), mientras que los más jóvenes en condiciones de votar le restan importancia (18,3%).

“No se puede soslayar que la respuesta mayoritaria coincide con lo que podría considerarse la respuesta políticamente correcta esto es, la idea de que un elector racional toma su decisión en función del conjunto de ideas o propuestas que un candidato exhibe. Puesto en contexto, resulta difícil interpretar que la respuesta que más han elegido los encuestados de cuenta directamente, o en su totalidad, de la relación de los electores con partidos anclados en una programática estructurada”, dice Josefina Doz Costa, socióloga, especialista en Derechos Humanos, con un Posgrado en Ciencias Políticas.

En la dilución ideológica que opera en la transformación de los partidos contemporáneos, la plataforma programática va siendo progresivamente reemplazada por la campaña electoral, advierte la experta convocada por Sociología y Mercado. En ese marco, la entrada en escena de los medios de comunicación masiva, como nuevo espacio privilegiado para la mediación política, la noción de programa o plataforma de los candidatos queda circunscripta, en una importante proporción, a los dos o tres temas sobre las que termina pivoteando la campaña, sostiene la docente universitaria.

Compromiso social

El sondeo de opinión, denominado “Tucumán. Ciudadanía y Democracia”, al que accedió LA GACETA, remarca que seis de cada 10 consultados prefieren candidatos a diputados y a senadores nacionales que tengan una importante participación en ámbitos sociales. Muy atrás ha quedado la idea de que se trate de políticos bendecidos por sus partidos o que sea de confianza de las autoridades del gobierno nacional.

Según Doz Costa, la importancia que se le otorga a la participación en otros ámbitos sociales de los candidatos por sobre otras cuestiones abonan también la idea de pérdida de la centralidad del partido en las valoraciones electorales. “Quienes tienen en cuenta la figura del candidato se ubique por sobre quienes valoran la tradición del partido da cuenta de una lógica de despegue de los electores, sobre todo en la clase media, de la idea de la orgánica partidaria como un valor, que queda anclado a los dos extremos de nivel socioeconómico”, explica.

La escasa valoración de la tradición del partido al cual pertenece el candidato alcanza su máximo en el segmento socioeconómico más alto, y en las personas de 60 o más años, entre quienes probablemente persiste cierta valoración del histórico clivaje partidario/ideológico argentino.

La lógica política en la que operan y da sentido a las PASO se presenta con bastante opacidad para una importante porción de la ciudadanía, expresa Doz Costa. Para quienes no están especialmente interesados, en el juego de las variables de la real politik según el momento de realización de los comicios, esta discusión suele tornarse un tanto abstracta. En ese marco -advierte la especialista-, “la baja incidencia de las respuestas que las consideran importantes como herramienta de democracia partidaria, contrasta con las dos posiciones mayoritarias que sugieren también la lógica de mediación de los medios de comunicación en el clivaje oposición/gobierno, en tanto se trata de los argumentos que, más allá de un acuerdo tácito en el corrimiento de las fechas, uno y otro sector político han presentado públicamente”.

Una idea de crisis

Respecto de la participación ciudadana en la vida política, las preguntas que avanzan sobre disposiciones para la acción política (afiliación, participación) sugieren reflexionar sobre la idea de crisis de la democracia representativa, desconfianza y pérdida de densidad de las democracias en virtud de los bajos niveles de participación política, indica la experta en Derechos Humanos.

“En las sociedades democráticas contemporáneas, la evidencia de grandes distancias entre los representantes y representados no resulta una novedad. Este extrañamiento, así como los altos grados de desconfianza y desencanto de la ciudadanía respecto de las dirigencias políticas locales (expresados en este caso en el “nunca voy a simpatizar por ninguno”) no hacen sino confirmar la crisis de la idea de representación, eje central de la democracia representativa”, argumenta. Así, en democracias de baja intensidad, como la nuestra, la noción clásica de democracia representativa se ve fuertemente interpelada por las de la democracia participativa, concluye.

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