"A causa de las lluvias, hay trabajadores del limón que apenas cobraron $ 10.000"

"A causa de las lluvias, hay trabajadores del limón que apenas cobraron $ 10.000"

Los cosechadores dicen que su tarea apenas les permite sobrevivir durante seis meses con un sueldo que está en función de la producción y del clima.

“ES JODIDO NO TENER UN MENSUAL FIJO”. Es lo que dicen los limoneros, “porque si llueve uno no gana”. “ES JODIDO NO TENER UN MENSUAL FIJO”. Es lo que dicen los limoneros, “porque si llueve uno no gana”. LA GACETA / FOTOS DE OSVALDO RIPOLL

En el interior tucumano, se estima, un poco más de 35.000 personas, entre mujeres y hombres, que son cosecheras del limón. La vida de cada trabajador es dura y desnuda una vida colmada de carencias. La mayoría es “golondrina” que deambula la provincia y el país de cosecha en cosecha. La del limón, dijeron, apenas les permite sobrevivir durante un lapso de seis meses con un sueldo mensual que está en función del rendimiento de la producción y del clima.

A veces la planta no da la misma cantidad de frutos que en otras campañas. Es lo que sucede este año, considerado muy magro a causa de la sequía. Para colmo, el paro en demanda de mejoras salariales que se extendió más de dos semanas impactó severamente en el bolsillo de todos. Hoy la cosecha se normaliza de a poco. Mario Domínguez, de Concepción, dice que en marzo, a causa de las lluvias, hay trabajadores que apenas cobraron $ 10.000, y que el que más gana no supera los $ 30.000. Es aquel que logra acumular 31 maletas por jornada. Cada una es de 20 kgs y, de acuerdo a un reciente convenio laboral, por esta se paga $ 54 (limón tijera exportación).

A fin de año los obreros reciben durante tres meses un plan interzafra de $ 7.000. “Se trabaja para alimentar la familia, no se puede aspirar a más. Es una lucha sin tregua durante todo el año. Es que termina una cosecha y hay que salir en busca de otra. En mi caso a veces voy a Mendoza o a Río Negro, después de la temporada de la papa y del arándano”, cuenta Domínguez. “En otra provincia uno tiene que trabajar para el sustento propio diario y, principalmente, para mandar dinero a la familia que espera. Al menos, en la uva o en la manzana se gana un poco más y se puede ahorrar algo para traer a casa”, añadió.

Horacio Beltrán cuenta que, en su caso, el final de la campaña lo obliga a dedicarse a la jardinería. “Tomo una bordeadora y salgo a buscar familias que necesitan de trabajo en su jardín. También hay quienes aprendieron algo de albañilería y hacen changas. Se gana para el día”, comentó.

El “limonero” comienza su jornada a las 8. Es cuando luego de desayunar sale a esperar el colectivo que los transportará hasta la finca citrícola. Son más de 500 los transportes que se movilizan en el sur. “Cada ómnibus lleva a 30 obreros, es la cantidad que conforma una cuadrilla. Son varios los grupos que se despliegan en el interior de una finca. Se trabaja hasta un poco más de las 17. La cosecha debe hacerse cuando se extingue el rocío y la luz es plena cuando se cosecha para exportación”, apuntó Domínguez.

Se almuerza en un paréntesis laboral al mediodía. Generalmente el trabajador lleva comida rápida y para comerla fría: sandwich, milanesa, arroz con salchicha, entre otras. “Es jodido no tener un mensual fijo; es que si llueve uno no gana”, se lamentó. Los trabajadores tienen la obra social Osprera que, según denunciaron, cada vez ofrece menos cobertura. “En Concepción varios médicos renunciaron porque dicen que no les pagan. El que sigue atendiendo lo hace de malas ganas. No tenemos ya odontólogos ni oculistas. Es lo que le conviene a la Obra Social para reducir gastos”, observó Domínguez. Frente a la coyuntura del sector el obrero advirtió que las protestas van a rebrotar porque “nuestros derechos son pisoteados a causa de una dirigencia cómplice de los patrones”. Los obreros aspiran a que se les pague por maleta $ 73 en bolsillo. También dice que van a pelear por una mejora en el pago del plan interzafra y por la prestación de la obra social.

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