Cómo aprender a ser “ciudadanos digitales”

Cómo aprender a ser “ciudadanos digitales”

El concepto ganó mayor visibilidad a partir de las restricciones por la pandemia. Beneficios y amenazas que se ven en el mundo actual.

DEFINICIÓN. Es importante desarrollar un individuo que pueda interactuar de forma responsable dentro de estos entornos digitales. DEFINICIÓN. Es importante desarrollar un individuo que pueda interactuar de forma responsable dentro de estos entornos digitales.

La tecnología está más presente que nunca en la vida de las personas y si se mira al futuro no parece que las cosas vayan a cambiar de rumbo. Por el contrario, los aparatos electrónicos ocupan cada vez más espacio en nuestro día a día, sobre todo desde que la pandemia aceleró algunos procesos de digitalización: clases virtuales, home office, trámites online, etcétera.

Dentro de este nuevo mundo digital diversos autores propusieron el innovador concepto de “ciudadanos digitales”. El término hizo eco en la provincia y José Farhat, secretario de Participación Ciudadana, lo difunde cada vez que puede para dar a conocer la importancia que significa adaptarse a esta realidad.

“En un momento como el que la humanidad está atravesando encontramos grandes saltos de innovación tecnológica, y esos avances crearon un nuevo territorio: el territorio digital. Dentro de ese terreno, que está en la palma de nuestras manos, se abre una ciudad digital, un mundo de oportunidades y amenazas”, señala Farhat.

Y es en ese ámbito de ciudad digital donde surge el ciudadano digital. Según el experto, se trata de un concepto que muestra a las personas como parte de un lugar y al mismo tiempo como miembros activos de derechos políticos y sometidos a leyes. “Esa pertenencia hace referencia a una comunidad que se destaca por ser de un espacio digital, representada en el uso de internet”, indica.

Es importante tener en cuenta este concepto -aclara Farhat- ya que estos nuevos espacios en los que interactúan las personas entre sí generan nuevos ámbitos de convivencia. “Hay que repensar nuestro rol en los entornos digitales para una convivencia pacífica, un uso correcto de las interacciones entre ciudadanos en el territorio digital”.

Beneficios digitales

Esta nueva forma de relacionarnos con las demás personas y con nuestro entorno es un cambio que se apresuró el año pasado a partir de la pandemia. Y, como muchos cambios, tiene su lado positivo: “el primer beneficio de la ciudadanía digital es que expande el concepto de ciudadanía tradicional y nos da un sentido de pertenencia dentro de ese nuevo ámbito que es el uso de la tecnología”.

“Aquí hay que pensar que podemos desarrollar estrategias de mayor rapidez en el contacto entre la ciudadanía y el Estado. Podemos pensar espacios de participación en estos entornos digitales. En Tucumán, por ejemplo, ya están los mecanismos de educación tanto para una versión presencial como remota, y esos avances sin la tecnología no serían posibles”, asegura Farhat.

En este sentido, el aislamiento del 2020 dejó en claro no sólo que se puede comprar y vender a través de internet, sino que hasta a veces es más fácil y conveniente. “Y no hubo que inventar nada, todas las aplicaciones y plataformas estaban disponibles, sólo las hemos detectado y aprendido”, añade el experto.

Además, sugiere que la digitalización de la ciudadanía fortalece la democracia: la hace más transparente, permite que cada individuo tenga un espacio en el cual expresarse y acerca a gobernantes y ciudadanos.

Amenazas

Sin embargo, como todo (o casi todo) este cambio también presenta amenazas que hay que aprender a eludir para que no se conviertan en problemas irremediables. Más aún teniendo en cuenta que es una zona desconocida por lo que debemos movernos con precaución y en la que no hay -todavía- mucha legislación que regule este ámbito de la vida.

“Es importante trabajar con esta dimensión de ciudadanos digitales para desarrollar un individuo que pueda interactuar de forma responsable dentro de estos entornos en los que un uso inadecuado podría generar daños serios a otro”, afirma.

Farhat analiza ciertas dimensiones en que esta “ciudad digital” se torna peligrosa si las personas no están informadas sobre el tema: grooming (ciberacoso), violencia digital y delitos de índole financieros. “Se debe desarrollar la capacidad para cuidar a los niños para evitar que sean manipulados por una persona con un perfil falso o que caigan en las garras de un groomer (acosador de niños que usa cuenta falta), delito que ya está penado en el país”, advierte.

También se debe poner atención -destaca- a la violencia de género que se da en las redes para actuar a tiempo, prevenir las agresiones y hacer las denuncias correspondientes.

Con respecto al uso de la información financiera, uno de los peligros más frecuentes es el carding, que se trata del tráfico de información financiera para el uso de tarjetas de crédito sin autorización de sus dueños. “Si desarrollamos habilidades para identificar cómo operar dentro de las redes nos va a evitar caer dentro de esas trampas”, finaliza.

Grooming: peligro de las redes en los niños

Los chicos pasan muchas horas frente a las pantallas y en ocasiones se comunican con desconocidos que podrían ocultarse detrás de un perfil falso para manipularlos y acosarlos. “La protección de los niñas, niños y adolescentes es una responsabilidad de todos, y es parte del despertar ciudadano involucrarse en la lucha de esta flagelo. Es necesario que todos seamos voceros de la prevención, para que no tengamos que lamentar nunca mas una víctima”, dijo Brian Arroyo, coordinador de proyectos de investigación del instituto de Políticas Públicas de Prevención de Grooming. De acuerdo con el experto, para esto es fundamental que los padres entiendan del tema y de los peligros que representa un mal uso de las redes sociales y los dispositivos en general.

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