Por el aislamiento, los niños necesitan más ayuda en el desarrollo del lenguaje

Por el aislamiento, los niños necesitan más ayuda en el desarrollo del lenguaje

Por la falta de contacto con el exterior los chicos podrían presentar problemas en el habla. Cuándo pedir ayuda a un profesional.

TRATAMIENTOS ESPECÍFICOS. En los consultorios fonaudiológicos atienden cada vez más casos de chicos que presentan dificultades en su lenguaje. TRATAMIENTOS ESPECÍFICOS. En los consultorios fonaudiológicos atienden cada vez más casos de chicos que presentan dificultades en su lenguaje.

Los efectos negativos del año de encierro que vivimos en 2020 siguen apareciendo. Los niños que estuvieron casi todo el tiempo con sus papás en casa fueron uno de los grupos más afectados por los confinamientos. Y eso se está viendo cada vez más en las consultas fonoaudiológicas: la falta de interacción con el exterior ha generado en muchos pequeños un retraso en el desarrollo del lenguaje.

“De un momento al otro, la vida a la que estábamos acostumbrados cambió y todas las actividades cotidianas comenzaron a desarrollarse desde el hogar. Con el paso del tiempo ese panorama afectó al desarrollo del lenguaje de los pequeños. Cuando pudimos retomar un poco el trabajo presencial, observamos que los chicos estaban con un retraso bastante notorio”, cuenta la licenciada Julia Tagliabué, fonoaudióloga, profesora en educación especial con orientación en hipoacusia y sordera.

La especialista remarca que durante todo ese tiempo, y al estar aislados con sus familiares más directos, los niños no tuvieron la necesidad de hacerse entender porque sus padres y convivientes los comprendían sin problemas.

La diferencia se hubiese notado en otras experiencias cotidianas en las que los chicos van adquiriendo nuevas palabras. Por ejemplo, salir a comprar, compartir con pares en la plaza, ir a visitar a familiares y, principalmente, ir a la escuela o al jardín maternal.

“Vemos que se provocó una privación del lenguaje y no se generaron situaciones que resultaran ricas para el crecimiento del vocabulario de los niños, sobre todo para aquellos que por su edad se encontraban en una instancia clave de aprendizaje y desarrollo”, opina Tagliabué, que es referente de MED-EL, empresa dedicada a soluciones auditivas.

Faltó estimulación

La fonoaudióloga Silvana Monteros Latora, especialista en lenguaje y aprendizaje escolar, también opina que el contexto no favoreció para nada el desarrollo del habla de los chicos. En algunos casos, es como si el 2020 directamente ni figurara en el calendario. “Estamos recibiendo cada vez más niños con dificultades en el desarrollo del lenguaje, de distintas edades”, comentó. “Se nota un montón que los pequeños no tuvieron la estimulación de los jardines maternales, que no jugaron con otros niños de su edad, que les faltó interacción social”, describe.

Se supone a los cuatro años los menores ya deben tener un lenguaje completo y ser capaces de armar frases de tres o cuatro palabras, detalló la especialista. Pero antes de eso, también hay otras cosas que pueden ser indicios de que todo está bien, o no: los niños de un año deben ser capaces de prestar atención y cumplir con un pedido (saludar, traer algo, etcétera) y a los dos años ya tienen que decir algunas palabras.

Hay que prestar atención a cualquier signo que pueda indicar alteraciones en el desarrollo del lenguaje de los más pequeños, una condición que se presenta en entre el 3% y el 10% de los menores de cinco años, según se estima.

“Son muchas cosas que no pasaron o dejaron de pasar durante un año y esa cantidad de tiempo para un niño es muchísimo en cuanto a estimulación del lenguaje. Si los padres perciben algo, es porque algo está pasando, ya sea porque el niño no está percibiendo de la manera correspondiente o porque el lenguaje se dejó de desarrollar”, advierte la licenciada Tagliabué.

Señales

Entre las señales de alerta a las que se les debe prestar atención se encuentran:

- La forma en la que expresan sus emociones: si solo gritan o lloran y no comunican lo que les pasa.

- Si señalan o dicen una sola palabra para mostrar o pedir algo.

- Si no hay coherencia en lo que están expresando.

- Las reacciones ante los ruidos fuertes: si realizan el acto reflejo de cerrar los ojos o continúan su actividad sin perturbarse.

- El silencio o la no respuesta: puede que el niño no haya escuchado entonces no levanta la mano o no pregunta y no sabe qué hacer porque se pierde.

- El armado y producción de oraciones: pasan de decir oraciones complejas a hacerlo de manera más simple al perder los artículos y adjetivos. Ej.: El auto está roto – auto roto.

- En el ámbito del entretenimiento se puede esperar que los niños hagan un juego simbólico con el juguete; que se conecten con la muñeca, el autito o cualquier objeto que usen para jugar. Si solo tiran o desparraman los juguetes, algo no está bien.

Consultar

En cualquiera de esas situaciones, las expertas sugieren acudir a una consulta con un especialista para poder descartar cualquier patología a tiempo. Si a los tres años, un niño no pronuncia palabras ni está alerta, o no entiende las consignas hay que comenzar a preocuparse y a ocuparse, señala Monteros. Cuanto antes se empiece a tratar cualquier dificultad es mejor porque no olvidemos que los humanos necesitamos la interacción para vivir y sin el lenguaje eso es imposible.

Mientras tanto, como la situación pandémica continúa y los chicos no retomaron del todo su vida social ni van a clases todos los días, Tagliabué recomienda a los padres mantener y fomentar situaciones y experiencias lingüísticas con los niños. Por ejemplo, conversar mientras se lleva a cabo una actividad en conjunto como ordenar los juguetes o lavar los platos, además de mantener rutinas que les permitan ordenarse.

Sin pistas: problemas de los chicos con hipoacusia    

Los niños con dificultades auditivas no la están pasando nada bien desde hace más de un año. A la falta de interacción social de 2020, con clases virtuales y sin la imposibilidad de hacer sus tratamientos fonaudiológicos presenciales durante una buena parte del año pasado, se sumó el uso del barbijo, la máscara y la distancia. Anteriormente, los niños podían sacar alguna pista de lo que sucedía mediante la lectura de labios o mirando las expresiones de la cara, pero ahora con todos los cuidados que se deben implementar, estamos cubiertos hasta los ojos y eso también les afecta. cuenta la licenciada Julia Tagliabué. En muchos de estos casos, hubo que reforzar aún más los apoyos para el desarrollo del lenguaje.

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