Turf: las rodadas paralizan los corazones

Turf: las rodadas paralizan los corazones

Los jockeys saben que eligieron una profesión de alto riesgo y están permanentemente expuestos a sufrir duras caídas. En Tucumán, la semana pasada cayeron los jinetes Sergio Corbalán, Cristian Rojas y Nelson Santucho.

TRÁGICA RODADA EN PERÚ. El caballo Como Cañón (en el centro) se fracturó y el jinete Juan Eugenio Enríquez salió despedido para adelante. El jockey de 27 años perdió la vida prácticamente en el acto. TRÁGICA RODADA EN PERÚ. El caballo Como Cañón (en el centro) se fracturó y el jinete Juan Eugenio Enríquez salió despedido para adelante. El jockey de 27 años perdió la vida prácticamente en el acto.

Los jockeys saben que el riesgo de una rodada está siempre latente y que están expuestos permanentemente a sufrir una dura caída, ya sea durante una competencia o en los entrenamientos. No hay dudas de que ser jinetes de caballos de carreras es un profesión de alto riesgo. Hace unos días, Juan Eugenio Enríquez perdió la vida el día tras sufrir una grave rodada en el hipódromo peruano de Monterrico. En la última jornada turfística llevada a cabo en el circo hípico tucumano, Sergio Andrés Corbalán y Cristian Rojas rodaron, lo que hizo que se paralizaran los corazones de los que estaban en el circo hípico y también de muchos de los que seguían en vivo las carreras por el canal de YouTube.

CERCA DE LA LARGADA. Fantasy Dut chocó la baranda y Cristian Rojas “voló”. CERCA DE LA LARGADA. Fantasy Dut chocó la baranda y Cristian Rojas “voló”.

A pesar de que ambas caídas fueron muy aparatosas, ninguno de los pilotos sufrió lesiones de gravedad. “Por suerte fueron solo golpes, en la rodilla izquierda y en la zona de las costillas. Nunca perdí el conocimiento. Mi yegua se enredó en las patas del caballo Burgues Dubai”, contó Corbalán, que cayó en el codo de los 700 metros finales cuando conducía a la yegua Agent Keen. “Tuve mucha suerte, porque corrían varios caballos y yo venía en el tercer lugar, por lo que me podrían haber pisado algunos de los que venían atrás. Cuando vi que el ejemplar que conducía Roberto Robledo se puso de costado, sabía que me podía caer, pero ya no tenía nada que hacer”, agregó el piloto de 22 años, que en su corta campaña ya sufrió al menos siete caídas. “Sin dudas que la más dura fue hace cuatro años, cuando choqué las barandas con un ejemplar que entrenaba José Luis Carballo. Ese día me fracturé la rodilla izquierda y estuve seis meses sin poder competir. Y cuando comencé a montar nuevamente, me costó mucho agarrar confianza. Cada vez que un caballo se arrimaba mucho al sector de los palos, tenía un poco de desconfianza. Por suerte con el tiempo, pude superar ese problema”, indicó.

EN PLENO CODO. Sergio Corbalán venía tercero cuando sufrió la rodada. EN PLENO CODO. Sergio Corbalán venía tercero cuando sufrió la rodada.

Rojas, por su parte, se cayó a los 30 metros de la largada, cuando el caballo Fantasy Dut se llevó por delante las barandas. El jinete pegó en el poste de madera y fue a parar a la pista auxiliar, lo que hizo temer por una grave lesión. Sin embargo, se recuperó rápidamente y desde mañana podrá entrenar nuevamente. “Por suerte estoy bien. Durante varios días estuve muy dolorido, pero es propio de semejante golpe. La verdad que no esperaba la caída, porque mi caballo largó muy bien y de golpe se fue encima de las barandas. Fue algo imprevisto”, contó Rojas, que 15 días antes había logrado su primer triunfo sobre la montura de Planificado. “Mi idea es poder correr el próximo domingo. Me siento bien”, agregó. En los entrenamientos, también suelen ocurrir caídas, como la que sufrió Nelson Santucho. El aprendiz de 17 años se cayó cuando iba ejercitando al potrilllo Porvenir Dorado. “En el palo de los 1.800 metros comenzó a corcovear y encaró derecho para la baranda. No la llegó a chocar, pero me hizo pasar para la otra pista. Por suerte no pegué en el poste, porque las consecuencias podrían haber sido peor”, reveló el jinete que sufrió golpes en la cabeza y permaneció 24 horas internado, hasta que le realizaron todos los estudios. “Tenía muy inflada la zona de la frente, la nariz y los pómulos. No hay dudas de que esta es una profesión muy riesgosa, pero la verdad es que me apasiona. No tengo miedo y se que hay que cuidarse”, reveló Santucho, que todas las caídas que sufrió fueron durante los ensayos y ninguna en competencias. “Por suerte, porque creo que en carreras el riesgo de que te pise algún otro ejemplar es mucho más alto”, agregó.

Los jinetes aseguran que es una de las profesiones más riesgosas del mundo. En el circo hípico del “Jardín de la República” tres pilotos perdieron su vida durante competencias. En la década del ‘40 fallecieron Juan Gutiérrez y Carlos Lococco, que rodaron cerca del palo de los 500 metros finales, mientras que el 21 de junio de 1981, Luis “Loro” López falleció al caer de la yegua Gran Celina en los 950 metros finales y se pisado por uno de sus rivales.

Juan Eugenio Enríquez (27 años) era uno los jockeys con mayor futuro de la hípica peruana y estaba a punto de ir a radicarse en los Estados Unidos, el turf más competitivo del mundo.

Los jinetes, que en su mayoría pesan menos de 55 kilos y manejan ejemplares de más de 550 kilos, saben que eligieron una profesión de alto riesgo.

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