Chips sexuales y opciones para “rejuvenecer” nuestra sexualidad

Chips sexuales y opciones para “rejuvenecer” nuestra sexualidad

Con el paso de los años, el deseo merma y los órganos genitales se debilitan. Métodos para ganarles a los cambios propios de la edad.

TERAPIA HORMONAL. Los pellets miden lo mismo que la cabeza de un alfiler y traen testosterona o estrógeno. TERAPIA HORMONAL. Los pellets miden lo mismo que la cabeza de un alfiler y traen testosterona o estrógeno.

- Espejito espejito, ¿quién es la mujer más sexy de todas?

- Lo siento, pero pasados tus 45 ya no puedo responder gentilmente a esa pregunta.

Ante la dictadura de los “cuerpos perfectos”, pareciera que -a partir de cierta edad- el derecho al placer sexual es olvidado. Con un desencanto por la imagen personal y el sabor de años de monotonía en la cama, ¿cómo podemos remediarlo?

La sugerencia son los pellets hormonales. Bajo el apodo marketinero de “chip sexual”, este dispositivo (del tamaño de un grano de arroz) promete hacer maravillas por la libido.

“A partir de los 30 años, los bajos niveles de testosterona ocasionan la pérdida del deseo y nos lleva a experimentar un desgano general. Gracias a la administración continua de esta hormona, los chips nos permiten recuperar la energía vital extraviada y la resistencia física”, explica la sexóloga Melina Vega.

Sus efectos repercuten por igual en el ánimo, la calidad del sueño, el tono muscular y el aspecto del pelo, uñas y piel. “A través de una mini incisión, el pellet se coloca debajo de la piel y dura de cuatro a seis meses. Sirve en ambos géneros y las dosis varían según la edad, peso y altura del paciente”, detalla.

Su eficacia es del 98 %, pero hay algunas aclaraciones. “Los pellets de testosterona no son un tratamiento contra la impotencia masculina. Brindan virilidad y fomentan la atracción, pero no aumentan las erecciones”, advierte Vega.

Tampoco son un interruptor con prende y apaga. “Al consultorio llega gente insatisfecha en la cama que considera a estos implantes intradérmicos la solución a sus problemas. Con la rutina y la experiencia el placer se vuelve menos espontáneo, por lo que la estimulación sensorial y la asertividad son indispensables. A fin de cuentas, un chip no va a salvar una relación romántico-afectiva en mal estado”, puntualiza.

Juventud intima

Con el transcurso de las décadas (sea por embarazos, partos o la menopausia) los tejidos de la vagina pierden turgencia y se estiran por demás.

“En las parejas mayores de 40 años, un factor que siempre dispara las crisis sexuales es la pérdida de autoestima. Frente a los cambios físicos, la valoración íntima cae en picada y eso repercute de lleno en la predisposición sexual. Por ejemplo, aparece la necesidad de apagar la luz y meterse bajo las sábanas, evitar posiciones que expongan el vientre o rechazar la estimulación de los senos y el sexo oral”, comenta el sexólogo Marcelo Figueroa Albor.

Para contrarrestar estas situaciones y devolverle a nuestra vulva la belleza de su juventud, existen varios procedimientos cosméticos genitales.

En la lista de “chapa y pintura” figuran la labioplastia (elimina el exceso de piel o aumenta el volumen de los labios) y la vaginoplastia (cambia el diámetro del canal vaginal y devuelve la tonicidad de sus paredes).

“Desde 2019 aumentaron la cantidad de tucumanas que se animan a las inyecciones con ácido hialurónico en el punto G (para potenciar los orgasmos), los blanqueamientos de piel y los peeling quita manchas”, agrega Figueroa Albor.

Al margen del factor visual, el terapeuta afirma que estas intervenciones mejoran la calidad del sexo. En el climaterio, la disminución del colágeno y hormonas producen laxitud, resequedad vaginal e incontinencia urinaria. Al ser complicado lubricar, las relaciones sexuales pueden producir dolor y vergüenza.

“En otros casos, el goce desaparece porque los músculos están estirados y las fricciones son insuficientes. Remediarlo es fácil y las operaciones apenas requieren cuatro días de postoperatorio. Lo importante es el beneficio a largo plazo y el empoderamiento de la edad en el plano sexual”, reflexiona.

Like a virgin

Entre las “retoques” íntimos, una de las opciones que mayor polémica genera es la himenoplastia. La intervención apunta a reconstruir el himen: esa fina membrana que cubre la apertura externa de la vagina y se asocia a la virginidad.

“Por cuestiones religiosas, en las comunidades islámicas la pureza de la mujer se evalúa con la preservación del himen y su castidad. Este dogma conduce a que miles de familias inviertan bastante dinero en himenoplastias clandestinas para lograr que sus hijas se casen”, comenta el sexólogo Federico Saravia.

Al contrastarse con Occidente, la crítica central a esta visión es su aval de la cosificación femenina. “El cuerpo es pensado como un producto sin estrenar y trae (al sangrar) un certificado de garantía. Acá aparecen algunos conceptos erróneos porque hay mujeres que nacen sin himen. Además, este puede romperse al practicar deportes o por accidente. Incluso, hay membranas tan flexibles que siguen ilesas luego del sexo”, explica.

Entre la practicidad y el espanto, internet ofrece una salida intermedia para quienes deseen sentirse “like a virgin”: los hímenes artificiales.

Estas cápsulas (hechas de celulosa vegetal translúcida y colorante) se introducen 20 minutos antes del encuentro. Transcurrido ese periodo, las secreciones y el calor interno expanden el producto hasta crear una delgada pared. Por la penetración, la lámina se rompe y libera un líquido similar a la sangre.

“Los justificativos de estas intervenciones varían. Para empezar, la idea de la ‘primera vez’ es una fantasía frecuente (en especial entre quienes asocian amor con pertenencia). En menor medida, para otras mujeres la himenoplastia es una herramienta terapéutica que ayuda a superar violaciones o para despedir una relación emocional del pasado que les hizo daño”, reflexiona Saravia.

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