
EN CAPILLA. Nikita Mazepin, hijo de un multimillonario ruso, ya tiene algunos episodios polémicos en su corta historia.

Carlos Cazón
Periodista
Para un automovilista llegar a correr en Fórmula 1 es extremadamente difícil. Hay que manejar desde los cinco años, ser campeón de varias categorías de karting en tu país, llegar a la F-4 europea para luego pasar a F-3, F-2 y finalmente F-1. Un promedio de 15 años donde no solo se necesita dedicación, esfuerzo y talento sino también mucho dinero. Hay familias que pueden ponerlo de su bolsillo y hay otras que no. Para el segundo caso, existen dos caminos: el patrocinio viene de acuerdos de publicidad (marcas privadas, instituciones o estados) o de las mismas escuderías a través de sus programas de jóvenes pilotos. Otro asunto importante son los puntos que se van sumando en las diversas categorías promocionales para lograr la Superlicencia de la Federación Internacional del Automóvil (FIA). Se otorga a partir de los 18 años y para lograrla el corredor debe contar con 40 puntos FIA. Por último hay que tener 300 kilómetros previos arriba de un monoplaza de Fórmula 1. Quizás, estando en F-2 un piloto que haga méritos pueda ser invitado por un equipo de la máxima categoría a testear su auto, de lo contrario hay que sacar la billetera. Este fue el caso de Nikita Mazepin, quien pagó un millón de libras esterlinas por un test privado con el equipo Mercedes. El piloto ruso rodó a bordo del Mercedes W07, el auto que lo vio campeón a Nico Rosberg en 2016. Fueron dos días de ensayos con mecánicos de la escuadra alemana y diez juegos nuevos de gomas por día. Cómo se sintió cómodo, las pruebas se extendieron otras 18 jornadas y el gasto total ascendió a 10 millones de libras. Esto fue financiado por su padre, Dmitry Mazepin, un conocido multimillonario ruso. Su imperio proviene de la química Uralchem Integrated Chemicals Company, centrada en la producción de fertilizantes y su fortuna se calcula en 13 mil millones de dólares.
Polémicas
En la carrera de Nikita los episodios relevantes vienen de sus polémicas. En 2016 cuando competía en la F-3 europea se enojó con Callum Ilott y lo agarró a trompadas. El resultado fue un ojo morado en la cara del piloto britanico. En la F-2 podemos recordar la maniobra desafortunada con Matsushita en la que el piloto japonés esquivó por muy poco el muro de concreto. Otra, fue en la carrera de Spa, cuando perdió el primer puesto por una penalidad y al llegar a la zona del podio arrolló un cartel con la intención de golpear a Yuki Tsunoda. Su llegada a F-1 estuvo directamente relacionada con la necesidad de recaudar dinero del equipo Haas. Lo confirmaron en noviembre de 2020 pero un mes después su presencia se puso en duda por un video que subió el propio piloto a su cuenta de instagram. En él se ve cómo tocaba a una modelo llamada Andrea Del Val sin su consentimiento. Un comportamiento que Haas tildó de “horrible”. Esto generó que muchos se preguntaran si el ruso sería despedido incluso antes de debutar pero no fue así. La modelo declaró que eran íntimos amigos y que “confiamos el uno en el otro mucho y ésta fue una forma tonta de bromear entre nosotros”.
Autocrítica
Finalmente debutó en F-1 en marzo de este año en el auto de la escudería estadounidense que actualmente está pintado con los colores de la bandera rusa y su principal auspiciante es UralKali, una empresa de fertilizantes propiedad de su padre. Fue la carrera de Bahrein, donde en la primera curva perdió la parte trasera y la estrelló contra el muro. En la segunda carrera, mientras clasificaban pasó a Antonio Giovinazzi en una vuelta rápida y generó el enojo del piloto Italiano. El fin de semana pasado, en el gran premio de Portugal, ignoró una bandera azul y le complicó el paso a Sergio Pérez que venía en P1. El piloto mexicano tuvo que bloquear para evitar el choque y dijo en la radio que “el piloto de Haas es un peligro para todos”. Al terminar la carrera, el piloto ruso escribió en sus redes: “Todo fue mi culpa. Cambiamos al plan C a mitad de carrera y yo fui el único en hacer dos paradas. Para ser honesto, esperaba salir y estar solo en pista, tampoco recibí ninguna advertencia del equipo, pero no busco excusas. Todo es culpa mía y por eso le pido disculpas a Checo”. Mazepin parece tener un imán para atraer polémicas en lugar de velocidad y rendimiento. Ha demostrado poco pero recien tiene 22 años y aún mucho por delante. Lo que su ejemplo deja en claro es que el dinero puede darte el lugar pero jamás el talento.







