Mudarse y teletrabajar: crecen las consultas para dejar la ciudad

Mudarse y teletrabajar: crecen las consultas para dejar la ciudad

Aumenta el interés por alquilar o comprar propiedades fuera de San Miguel de Tucumán, con espacios más amplios y al aire libre. La conectividad es un factor clave antes de decidir dónde vivir.

Mudarse y teletrabajar: crecen las consultas para dejar la ciudad

Mandarse a mudar, ¿sí o no?

A Carolina Cortés la pregunta le da vueltas desde hace un año, cuando comenzó a trabajar en forma remota por la pandemia. Desde entonces, para esta diseñadora multimedia se ha vuelto una pesadilla pasar varias horas en un monoambiente de 32 metros cuadrados. Ahora que en la empresa donde se desempeña le confirmaron que no volverá a la oficina, ella solo piensa en patear el tablero e irse lo más lejos posible del centro.

Quiere escuchar el ruido de los pájaros, pisar el césped descalza, mirar el cielo estrellado. “Lo tenía en  mente para dentro de muchos años, cuando formara una familia. Pero cada día me convenzo más de que voy a hacer el cambio cuanto antes”, resalta.

Esteban Bartoletti ya tiene un terreno en Raco y sueña con el día en que pueda finalmente construir su casa allí y mudarse, trabajar en medio de la montaña, bajar al centro algunos días cuando tenga que ir a la oficina o a hacer trámites. “Es una tendencia que se está imponiendo, de la mano del home office y de los modelos de trabajo híbridos, con semanas más cortas”, resalta.

Cada vez más tucumanos buscan dejar el centro y mudarse a lugares más tranquilos, en casas con más espacio y aire libre. Varias condiciones pandémicas impulsaron un fenómeno que, aunque es incipiente, ya se nota: la necesidad de la distancia social, el uso intensivo de la vivienda, la digitalización de más trámites y compras. Y sobre todo, la posibilidad del trabajo remoto, explorada más que nunca en este último año.

Son profesionales. Algunos solteros. Otros con hijos. Hace unos años se habían instalado en departamentos céntricos porque la oficina les quedaba cerca. Pero desde que la pandemia los puso en modo home office se dieron cuenta que no hay nada más deprimente que estar todo el día encerrados entre cuatro paredes.

Desde el año pasado, cuentan corredores inmobiliarios, se volvieron cada vez más habituales las consultas -y las operaciones- de gente interesada en dejar la ciudad y alquilar o comprarse una casa alejada del centro. Lo primero que quieren cambiar es el cemento por el verde. Eso sí, cualquier decisión está atada a la conectividad que haya en la zona.

Virgilio Raiden, presidente de la Fundación del Tucumán y empresario inmobiliario, no tiene dudas: la pandemia cambiará la fisonomía de las ciudades y la forma en que vivimos. “La crisis por la covid-19 transformó la forma en que compramos, trabajamos, aprendemos, nos relacionamos y nos divertimos. Todos estos cambios impactan en el mundo inmobilliario de lleno. Van quedar millones de metros cuadrados de oficinas vacías en el mundo y se van a tener que reconvertir porque el home office llegó para quedarse. Grandes y pequeñas empresas me están pidiendo nuevas oficinas por la décima parte del tamaño actual. En algunos casos directamente están cerrando. Los empleados y también los empresarios aprendieron que pueden trabajar desde sus casas sin tener que ir todos los días a la empresa”, detalla.

Esta situación, según Raiden, ha despertado el interés de varias personas en tener una casa o departamento fuera del centro. “Los ganadores de la pandemia son aquellas localidades que ofrecen verde. Aquí vemos que el gran atractivo es Yerba Buena. En términos de vivienda y oficinas, ya no queda casi nada disponible. Una casa o departamento que se ofrece en alquilar dura unas pocas horas. Otro fenómeno que estamos viendo es el de la segunda vivienda. La gente valora mucho tener una alternativa en alguna villa no tan alejada, como por ejemplo en Tafí del Valle o en Raco, un sitio en el que pueda trabajar parte de la semana desde allí”, detalló.

Cambios urbanos

La arquitecta Claudia Gómez López, directora del Centro de Estudios del Territorio y Hábitat Popular (Cetyap) de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNT, confirma que el interés por terrenos con espacios al aire libre y menos aglomeración se multiplicó en los últimos meses. Crecieron las búsquedas en barrios cerrados y countries, aunque para la clase media se volvieron propiedades muy inaccesibles. Por ese motivo, según la especialista, se está dando un fenómeno que ella mira con preocupación: la compra de lotes en pozos para futuras urbanizaciones cerradas. “Lo veo algo arriesgado”, sostiene.

“Estamos viendo, incluso en varias tesis de los alumnos de Arquitectura, cómo esta pandemia llegó para cambiarlo todo. Hoy el coronavirus está empujando a la gente a vivir en casas ubicadas en zonas suburbanas. Hay un gran giro. Personas que vivían en monoambientes y se les venció el contrato buscan departamentos  más grandes y que tengan balcón o viviendas. El patio hoy y el balcón se revalorizaron muchísimo: la gente quiere sol, aire y amplitud. Esta situación es un cambio radical teniendo en cuenta que hasta hace poco lo que más se construía en la ciudad eran monoambientes”, señaló.

Otro movimiento que están viendo: muchos tucumanos que tenían una segunda casa en una villa turística (Raco, Tafí del Valle o San Pedro de Colalao) están decidiendo mudarse a estos inmuebles mientras distintas empresas ofrecen servicios de internet. “Prueba de esto es cómo cambiaron los valores de las propiedades en estas zonas; además, los albañiles no dan abasto en sus trabajos para levantar casas”, ejemplificó. “Al  mismo tiempo se despreció mucho el departamento en el centro. Dejó de ser uno de los lugares más apetecibles; ni siquiera a  los jóvenes les atrae tanto. Ya no es una comodidad estar en el microcentro para quienes pueden hacer home office”, opinó.

El censo será revelador

Los urbanistas y demógrafos opinan que la pandemia vino a acelerar un proceso que desde hace algunos años se venía registrando a paso lento. De hecho, el censo nacional 2010 ya había mostrado que la capital fue la zona que menos había crecido desde 2001 hasta el año en que se hizo el último relevamiento. Si uno hilaba fino, podía ver que  el modelo urbanístico de la capital había expulsado a la población joven hacia localidades vecinas (y no tan vecinas también). Por ejemplo, Cruz Alta, Lules, Yerba Buena y Tafí Viejo son los departamentos que más experimentaron un rejuvenecimiento poblacional, de acuerdo a una investigación dirigida por la demógrafa Nora Jarma.

Jarma cree que el próximo censo (que debería hacerse este año o en 2022) será revelador. Coincide con ella Marta Casares, arquitecta y urbanista del Observatorio de Fenómenos Urbanos Territoriales de la UNT (OFUT).

“La tendencia del crecimiento urbano metropolitano es hacia municipios y comunas del arco norte/oeste del aglomerado metropolitano y hacia el sur (San Pablo y el Manantial ). Este proceso se ha acentuado en los últimos años. En un periodo de 30 años  se triplicó la cobertura de suelo urbano. La pandemia acentuó la tendencia a abandonar las áreas centrales. La apertura de posibilidades de trabajo remoto permanente  sin duda impulsa este cambio, además de la búsqueda de mejores condiciones ambientales”, analizó.

Aumento poblacional

La ciudad se transforma

Hasta no hace mucho la capital se caracterizó por recibir un importante caudal de gente que llegaba desde el interior y se instalaba en sus barrios. Ya en el censo de 2001 la urbe más densamente poblada del país empezó a notar que el crecimiento se centraba en otras ciudades del área metropolitana.

Basta revisar algunos números para entender mejor: en 1980 la capital tenía 395.373 habitantes. En 1991 esa cifra pasó a 473.271. Es decir que la población aumentó en un 16%. En 2001 ya había 527.601 (se agregaron 54.336 personas: un 10% más). El censo 2010 mostró que la ciudad había sumado solo 21.259 residentes, menos de la mitad que en la última medición. Con un 4% de incremento demográfico se ubicó entre los departamentos que menos crecieron. En el otro extremo se situaron Lules,  Yerba Buena y Tafí Viejo, los distritos que más aumentaron la cantidad de habitantes.

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