Hospitales públicos
02 Mayo 2021

Este último miércoles mi hija, M. F., amaneció con fuertes dolores abdominales, por lo que asistió a un CAPS cercano a su domicilio, donde fue atendida y derivada al Hospital Nicolás Avellaneda, y desde allí, con diagnóstico de apendicitis, derivada al Hospital Centro de Salud, donde al día siguiente, reiteraron estudios con la premura del caso y, más tarde, luego de otras urgentes e interminables cirugías también, fue operada con gran éxito, con lo cual salvaron su preciosa vida. Sus hijos ahora pueden esperarla de regreso en casa. Esto es un breve resumen de su derrotero y sufrimiento súbito pues el dolor era importante, lo soportó con firmeza y confiando en la atención médica recibida, si tuvo miedos o angustias, no las expresó, y gracias a las benditas manos que la cuidaron y operaron, ella puede contar esta historia. Solo quiero agradecer. A todas las personas que han intervenido a mi hija, médicos, bioquímicos, enfermeros/as, incluyendo al personal administrativo, de seguridad y de limpieza, a todos los que aportan su trabajo en la salud pública, al que siempre he reconocido, pero esta vez más que nunca, agradecido de su vocación y sacrificios, y por extensión también a sus respectivas familias, que son sostén espiritual y de contención emocional. Solo quiero decirles, muchas gracias. Dios los bendiga, proteja y sostenga para ser instrumentos de paz y obren milagros sobre la vida de las personas.

Juan Carlos Romero Abadie

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