Pegados a las pantallas: los problemas de salud se abren paso

Pegados a las pantallas: los problemas de salud se abren paso

Desde ataques de ansiedad hasta llegar a una adicción. Patologías en la vista, dolores de cabeza, de cuello y trastornos en las muñecas, dedos y codos.

MALAS POSTURAS. Estar agachados mientras escribimos puede causarnos dolor de cabeza, de cuello y espalda. MALAS POSTURAS. Estar agachados mientras escribimos puede causarnos dolor de cabeza, de cuello y espalda.

Apenas despertamos, es lo primero que buscamos: la app verde para ver si tenemos un mensaje de WhatsApp. Ahí dejamos nuestra vida. Están las relaciones familiares, las amistades y los amores; nuestro trabajo o estudio y nuestros pasatiempos. No hay actividad que hagamos sin que la interrumpamos para chequear las notificaciones o para enviar audios, fotos, videos o memes.

Whatsapp se convirtió, en plena pandemia, en nuestro vínculo con el mundo exterior. A toda hora queremos chequear quién está en línea y nos clavó el visto, actualizar nuestro estado (y husmear en los ajenos) y responder en tiempo real los mensajes de los múltiples grupos a los que pertenecemos. Estamos pegados a la pantalla una buena parte del día. Y los problemas de salud se abren paso.

Si bien aún no se ha categorizado como un trastornno el exceso del uso de Whatsapp, sí se reconoce –y se trata- la adicción a las tecnologías de la información, dentro de la que entran las redes sociales y los servicios de mensajería instantánea en el celular.

“Hay un aumento de las horas que pasamos con el teléfono y con las pantallas en general. Hoy gran parte de las actividades se realizan virtualmente y como consecuencia surgió la preocupación por estar todo el día conectados”, cuenta Laura Jurkowski, psicóloga y directora de “Reconectarse”, un centro especializado para la adicción a Internet. En esa línea, cada vez llegan más inquietudes por este tema, de gente que se alarma porque también sufre distintas dolencias, como por ejemplo jaqueca.

No todos van a desarrollar una adicción, aclara Jurkowski. “Sí va a haber mucha gente a la que le va a costar dejar de ser tan dependiente de las pantallas. “Quizás no lleguen a una adicción pero sí van a empezar a tener determinados problemas por no poder poner límites”, sostiene. Coincide con ella la psicóloga María Florencia Lazarte, del Programa Universitario para el Estudio de las Adicciones (PUNA), donde cada ve llegan más consultas. Hay distintos tipos de consumo: el uso, el abuso y la adicción.

La nueva ansiedad

“El uso excesivo de celular, sumado al de las redes sociales, pueden disparar el efecto conocido como FOMO (miedo a perderse algo), lo cual define una nueva forma de ansiedad, dónde la persona quiere estar conectada para saber qué hacen los demás, con el fin de verificar que se forma parte de un grupo y que está incluido en un colectivo. Esto marca una gran necesidad de pertenecer”, señala.

Como hoy los celulares y la tecnología en general son tan necesarias y tienen muchos beneficios, debemos aprender a gestionar un buen uso sin caer en consumos problemáticos o adictivos, coinciden las expertas.

“El mal uso o la falta de control puede acarrear graves problemas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada cuatro personas presenta trastornos de la conducta, relacionados con las adicciones sin sustancias o también llamadas adicciones sociales. Son aquellas que no están relacionadas al consumo de tóxicos pero que provocan una gran dependencia psicológica, pérdida del control de los impulsos, del interés por actividades que antes eran gratificantes y qué interfieren gravemente en la vida cotidiana de la persona, generando un deterioro en el ámbito familiar social y educativo. Y el hecho de que estas conductas sean socialmente aceptadas, implica una gran dificultad para su detección y tratamiento, porque no son consideradas problemáticas”, explica Lazarte.

Señales

¿A qué cosas hay que estar atentos? “Las señales de alerta son: tendencia a alejarse de los vínculos sociales y familiares, disminuir las salidas con amigos y la comunicación con la familia, dejar de lado actividades deportivas o recreativas, bajo rendimiento escolar o laboral, pérdida de las rutinas habituales como horarios de comida, aseo y descanso, y tener nuevos amigos online sin conocerlos”, enumera.

Cada vez que revisamos los mensajes de la WhatsApp llega a nuestro cerebro una sensación placentera por su uso, lo que nos obliga a mirar una y otra vez. Otros síntomas de esta adicción pueden ser: sentir alucinaciones o vibraciones fantasma (que es cuando alguien cree recibir notificaciones, pero en realidad no es así.), tener insomnio, irritabilidad, aburrimiento, soledad, ira y nerviosismo; además de altos niveles de ansiedad, depresión, fatiga, alteraciones de concentración o memoria. El cerebro recibe una sensación placentera al usar la red.

Las otras lesiones

El uso que hacemos de los dispositivos electrónicos no solo nos puede traer problemas psicológios. Según un reciente informe de la OMS, dentro de tres décadas una de cada dos personas en el mundo será miope; es decir, verá de lejos con dificultad. La cifra está ligada al aumento de horas por día que pasamos encerrados y expuestos a la luz de tablets, computadoras o celulares.

A esto se suman una serie de afecciones traumatológicas. Los médicos están atendiendo cada vez más consultas para tratar las denominadas lesiones tecnológicas como por ejemplo tendinitis del dedo pulgar, el síndrome del túnel carpiano o el codo de tenista, entre otras.

El traumatólogo Héctor Piedrabuena compara las afecciones que sufrimos por la tecnología con aquellas que suelen padecer quienes trabajan muchas horas en un call center. “Llegan con dolores de cuello, mareos, cervicalgias, alteraciones en la sensibilidad de los dedos pulgares, tendinitis y también cuadros similares al túnel carpiano”, describe.

“La gente pregunta: “¿doctor, me voy a curar de esto?” Uno les explica que es una consecuencia de una mala postura prolongada y que llevará un buen tiempo de rehabilitación, que puede incluir desde medicación, reposo laboral de unos días, fisioterapia, entre otras cosas. No se repone de un día para otro”, explica.

Generalmente son pacientes que no tienen una patología osteoarticular preexistente, aclara. De hecho, quienes más llegan a la consulta son personas de entre 25, 30 a 40 años. “No están enfermos, sino que tienen un cuadro de dolor por una posición forzada. Usar el celular, específicamente estar mandando mensajes en forma constante, con una mala posición puede provocar dolor de cuello y en la espalda, más dolor en la muñeca y hasta en el codo. El problema de fondo es que gente relativiza estos dolores, se automedica y llega a la consulta cuando ya no da más”, apunta.

El síndrome del túnel carpiano causa entumecimiento, hormigueo en los dedos y dolor en la muñeca, síntomas que suele ver cada vez más en las consultas el traumatólogo Claudio Brahim.

Una postura incorrecta al escribir o utilizar la computadora o el celular durante varias horas por día puede dar lugar a este temido síndrome. “En algunos casos es de origen genético. Pero no siempre es así. Puede ocurrir también por enfermedades como diabetes o desequilibrio de la glándula tiroides. Y por movimientos repetitivos de las manos, mala posición de la muñeca. En el 77% de los casos se cura con tratamiento (fisioterapia, corticoide y férula) y en 23% con cirugía. “La mejor prevención es una buena postura cuando pasamos muchas horas frente a los objetos tecnológicos. Hay que tratar de estar siempre de frente, que la pantalla esté a la altura de nuestros ojos, el brazo no debe estar a 90 grados, sino semiestirado y la muñeca en posición recta”, aconseja.

Consejos

¿Cómo prevenir una adicción a las pantallas?

-Discriminar los diferentes tipos de actividades que uno puede hacer en las pantallas. Tratar de buscar momentos libres de pantallas.

- Si uno está trabajando con la computadora, lo ideal dejar el celular en otro lugar de la casa y ponerse momentos del día en el cual ir a chequear las notificaciones. Dejar el tema de revisar redes sociales y demás para algunos momentos del día que uno destine, que no sea todo a libre demanda.

- Poner un recordatorio para que, cuando se llega a ese límite, se deje de usar esa app. Es mejor sacar las notificaciones, sobre todo a la noche, para no generar dependencia.

- Retomar las rutinas diarias como los horarios de comidas, en la mesa, los horarios de sueño, de aseo personal y del hogar.

Pegados a las pantallas: los problemas de salud se abren paso

- Negociar con los hijos sobre el tiempo de uso de los dispositivos y pactar un horario para apagarlos. Dejarlo en un sitio común y no llevarlos al lugar donde vamos a descansar.

-  El entorno familiar es el que puede observar y detectar cuando el uso de la tecnología empieza ser un abuso, qué interfiere en la vida personal y social de una persona. El tratamiento en esta problemática, se basa principalmente en modificar los patrones de consumo abusivo o compulsivo, restableciendo un uso más adecuado y responsable, además de actuar sobre las causas que provocan el sostenimiento de la conducta, cómo problemas familiares, situación de estrés, problemas económicos, etcétera, detalla la psicóloga Florencia Lazarte.

El semáforo

La psicóloga Laura Jurkowwski, describe los tres grados de dependencias que generan tablets y celulares:

1- Bandera verde, punta amarilla: es cuando el uso excesivo de las pantallas genera situaciones incómodas: discusiones con familiares, amigos, jefes o profesores. También nos ponemos muy ansiosos o inseguros cuando nos olvidamos el celular en casa.  Este uso intensivo de celular no nos provoca mayores problemas y seguimos con nuestra vida habitual y nuestra vida social está intacta.

2- Bandera amarilla: el uso de la tecnología causa problemas, por ejemplo, una baja en las notas en el colegio, algún inconveniente en el trabajo, o una pelea fuerte con la familia. Pero a pesar de esto, no se pone en riesgo el trabajo y en la escuela semantiene un rendimiento aceptable. Además, no se interrumpen la actividad deportiva, cultural o hobbie. Es decir, la persona sigue mostrando un interés a otras cosas fuera de la pantalla.

3- Bandera roja: es cuando ya estamos ante una adicción a las pantallas. Los criterios son los mismos que para otras adicciones. Lo adictivo es el comportamiento compulsivo, que no se puede manejar. Esto genera consecuencias en otras áreas de la vida, que no se pueden evitar. Por ejemplo, peleas, problemas en el trabajo, abandono de otras actividades que antes se disfrutaban. Nos alejamos de los amigos con los que compartíamos actividades fuera de las pantallas. Nos aislamos La vida se vuelve inmanejable. Las pantallas son el único interés. Es una manera de llenar un vacío. De encontrar una satisfacción. En general, estas conductas sirven para escapar de algún otro problema. ´

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