Turf: preparados para salir a las pistas

Turf: preparados para salir a las pistas

La escuela de jockeys que funciona en el hipódromo tucumano cuenta con 21 alumnos, de los cuales tres están a un paso de egresar y comenzar a competir.

EJERCITANDO. Alexis Schultheis practica en uno de los caballos mecánicos que fueron diseñados por los empleados del hipódromo. EJERCITANDO. Alexis Schultheis practica en uno de los caballos mecánicos que fueron diseñados por los empleados del hipódromo.

Les apasionan los caballos, y además ven en la actividad turfística una salida laboral que les puede llegar a cambiar la vida. Actualmente son 21 los alumnos del Centro de Capacitación para jockeys aprendices “José Faustino Bollea”, que funciona en el circo hípico tucumano. Todos tienen el mismo sueño: triunfar en el “Jardín de la República” y luego lucirse en los hipódromos de Palermo, San Isidro y La Plata, los tres más importantes del país. Y saben que para que eso ocurra, será fundamental realizar el máximo esfuerzo.

“En mi casa me enseñaron que para lograr los objetivos hay que hacer un gran sacrificio. Sin esfuerzo, nada es posible. Mi meta es ser jocketta y voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para lograrlo”, contó Tihara Albornoz, que además de concurrir a la “escuelita”, ayuda todos los días a su mamá a vender café en el Mercofrut y cursa 4° año del nivel secundario. “Los lunes, miércoles y viernes me levanto a las 4 de la mañana para ir a vender café. Ahí me quedo hasta las 9.30 y luego vengo al hipódromo, donde estamos hasta las 12.30. Ahora, por la pandemia, no voy a clases a la escuela. Mi sueño es ser jocketta, pero también quiero terminar la secundaria”, contó, dejando en claro que si de esfuerzo se trata, ella está a la cabeza.

Actualmente la escuela de jockeys, que fue fundada en 2003, cuenta con 21 alumnos, de los cuales tres son mujeres. Las clases son gratuitas y se dictan lunes, miércoles y viernes, de 10 a 12.30. El ex jinete chileno Alejandro Rivera es el instructor de equitación. “Además de aprender a montar caballos, también se les enseñan otras normas que son fundamentales para progresar como jinetes. En la parte de equitación aprenden sobre el manejo de riendas, fustas, monturas, estribos y de otros elementos que utilizan los jockeys como herramientas de trabajo. Luego de algunas clases, se ejercita sobre la técnica y destreza que debe tener un jinete”, dijo “Cañón” Rivera.

Triunfan en “las luces”

En total, los alumnos egresados del Centro de Capacitación ganaron más de 1.000 carreras en Tucumán y varios triunfaron en los principales hipódromos del país, como Osvaldo Adrián Alderete (ganador del Gran Premio “Carlos Pellegrini” en San Isidro), Luis Vai, Walter Marrades, Sergio Barrionuevo, Roberto Robledo y Romina Villegas, entre otros. “Hay algunas condiciones que se tienen que cumplir para poder ingresar a la escuelita. Deben haber finalizado los estudios primarios, tener entre 14 y 19 años y un peso máximo de 50 kilos. Además, deben llegar con un conocimiento mínimo de saber montar un ejemplar”, explicó Rivera. “Tenemos caballos mansos y también realizamos prácticas en dos caballos mecánicos, que fueron armandos por empleados del hipódromo”, agregó el chileno.

Sentir el viento de la velocidad golpeando su rostro montado en un pura sangre es unas de las cosas que más les apasiona a los futuros jockeys. “Todos los días sueño con ser jinete. Mi hermano Carlos egresó y ya está compitiendo. En todas las clases me esfuerzo al máximo para tratar de aprender. El profesor Rivera nos enseña muchas cosas y siento que día a día voy mejorando. Subirme a un caballo y correr a máxima velocidad, con la gente gritando mi nombre en las tribunas sería como tocar el cielo con las manos”, expresó Alexis Schultheis (15 años), que nació en una de las caballerizas del hipódromo.

Contextos humildes

La gran mayoría de los aspirantes a jockeys vienen de contextos muy humildes y tienen la ilusión de abandonar la pobreza y tener una mejor calidad de vida. Además de las clases de equitación, los chicos reciben charlas educativas sobre actitudes que debe tener un buen deportista y se orienta a los alumnos sobre una correcta alimentación a efectos de mantener un adecuado estado nutricional, que requiere este tipo de actividad deportiva. “También se les enseñan las conductas que deben mantener los jockeys, tanto antes, durante y después de las competencias y de las mañanas de ensayos”, indicó Rivera.

Muchos llegan a la “escuelita” con la experiencia de haber competido en carreras cuadreras en el interior de la provincia. “Los caballos son mi vida. Soy de Santa Rosa de Leales y ya tuve la suerte de correr cuadreras, pero nunca lo hice en el hipódromo. Desde el año pasado estoy en la Escuela de Jockeys y tengo la ilusión de poder competir este año. El profesor me dijo que estoy muy cerca de conseguir el permiso para competir”, dijo Julio Ángel Campero (15 años).

Walter Figueroa (15) y Eduardo Díaz (16) son otros aspirantes que están cerca de egresar. “Sabemos que en esta profesión uno nunca deja de aprender. Espero egresar lo antes posible, pero al margen de eso siempre trataré de ir perfeccionándome”, indicó Díaz.

La ilusión de todos los chicos es subirse a un caballo y estar listo cuando en una reunión suene la campana y el relator diga “¡largaron!” Saben que, para lograr el objetivo, deberán esforzarse al máximo. Pero al final, llegará la recompensa.

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