20 Abril 2021
En estos días la pandemia nos hace pensar en el país y en el mundo al mismo tiempo, por un lado sabemos que nadie tiene la certeza acerca de si lo mejor es continuar con las clases presenciales o cerrar por unas semanas las escuelas; propongo entonces optar no por lo que se considera mejor, sino por las consecuencias que acarrearía optar por la opción equivocada. Si el presidente Fernández se equivoca las consecuencias serán unos días más de castigo a nuestra castigada educación en este último año pero, si se equivocan Rodríguez Larreta, los gobernadores y sus ministros de Educación que no quieren suspender las clases, las consecuencias serán más contagios y muertes y, lo que es peor, puede morir un niño. ¿Quién quiere cargar con esta culpa? Por otro lado, las vacunas. Llegan partidas al país pero no alcanzan, en el corto plazo, para vacunar a todos; sin embargo esto tiene solución, una solución que va en contra de los multimillonarios negocios de los laboratorios en el mundo, que no quieren liberar las patentes para que países como el nuestro y muchos otros puedan producir las vacunas. Si esto sigue así, con las ascendentes curvas de contagios en especial entre los más pobres, el genocidio que estas empresas están y seguirán perpetrando va a superar, en cantidad de víctimas, a la suma de las víctimas de todos los genocidios de la historia de la humanidad.
Griselda C. Barale
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