River: dos equipos en uno

River: dos equipos en uno

Esa sensación que se siente cuando se ve un partido de River, de que cada ataque que genera abre el camino a una chance clara de gol es algo privativo del “Millonario” en el fútbol argentino. Puede pasar que tenga dos partidos seguidos sin marcar, y que se hable de falta de efectividad, de desaciertos, de falta de afinación. Cuando el “Millonario” no hace goles ni juega bien, es porque generalmente el rival le destruye sus esquemas y su rotación, le cierra los caminos, le ensucia los pases. O puede suceder que ese River abrumador se pierda en lagunas tremendas, porque el rival decide jugarle de frente, como lo hizo anoche Atlético en esos 20-25 minutos del segundo tiempo, en los que mereció largamente el empate. Un rival que estaba inconexo, híbrido, la cara expuesta a un nocaut en el primer tiempo, superó al “Millonario” en buena parte del complemento. Ya no hubo triangulaciones, dinámica, espera del rival lejos de su área, presión en la salida. River tenía una llave, y Atlético se la sacó, de forma lícita, digna, con actitud y fútbol. En River habitan dos equipos en uno. Que anoche haya transpirado más de la cuenta así lo certifica.

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