Cuáles son las principales definiciones que Mauricio Macri expone en su libro

Cuáles son las principales definiciones que Mauricio Macri expone en su libro

En “Primer Tiempo”, el expresidente repasa distintos ejes de su gestión y analiza la “herencia” que recibió de Cristina Fernández, su relación con la Iglesia y los referentes del PJ.

Libro de Macri Libro de Macri
17 Marzo 2021

El libro del ex presidente Mauricio Macri, “Primer Tiempo”, llegó hoy a varias librerías del país, tras su preventa online que tuvo éxito. Mañana será presentado oficialmente por el exmandatario, en el Centro de Convenciones Buenos Aires.

Con su libro, Macri busca relanzarse en la escena política e imitar el éxito que tuvo la vicepresidenta Cristina Fernández con “Sinceramente” que, además de haber sido un boom editorial, sus presentaciones en todo el país formaron parte de la campaña electoral que consagró victorioso al Frente de Todos.

Al inicio de su libro, el expresidente relata su versión de lo que sucedió el 10 de diciembre de 2019 cuando Alberto Fernández asumió la presidencia y describe que “el ambiente que se respiraba era de revancha” porque, entre otras cosas, se cantó la marcha peronista en el Congreso. Además, afirma que la vicepresidenta “no está bien”. “No sé si alguna vez lo estuvo”, agrega y sostiene que “ella cree de verdad, se ha convencido, de que todos sus problemas con la Justicia son producto de decisiones arbitrarias de los medios y los jueces”.

En “Primer Tiempo” Macri repasa distintos ejes de su gestión y analiza la “herencia” que recibió de Cristina, su relación con la Iglesia, los sindicatos y los referentes peronistas.

Estas son algunas de las definiciones que el exmandatario expone en su libro:

La herencia

Pasada la euforia de los primeros días, en las que estábamos todos muy contentos por haber derrotado al kirchnerismo y por haber interrumpido un proceso de creciente autoritarismo político y populismo económico, volví a la realidad de que , a pesar de estar sentado en ese despacho de Casa Rosada, tenía mucho menos poder del que parecía.

La realidad es que Cambiemos tenía minoría en ambas cámaras del Congreso y gobernaba sólo cinco provincias; teníamos una economía quebrada, sin energía y en default; la Corte me había recibido con un fallo que había dejado de rodillas las cuentas del Estado nacional; e íbamos a tener, como les pasa a todos los gobiernos no peronistas, un recibimiento frío (en el mejor de los casos) por parte de los sindicatos.

La primera es que, en efecto, nos habían dejado una bomba sin explotar cuya mecha era verdaderamente corta. Quien mira los números en detalle puede ver que con ese déficit, ese atraso cambiario, ese Banco Central con reservas netas negativas y esa inflación contenida artificialmente, con cepos de todo tipo, la bomba ahí estaba. Pero mi responsabilidad como piloto del avión era convencer a los argentinos y a los mercados de que la bomba no iba a explotar.

Si en lugar de calmar a los pasajeros y decirles que la situación estaba bajo control, los asustaba diciendo que teníamos una bomba a punto de explotar, la situación podría haberse vuelto caótica.

La expresidenta Cristina

La expresidenta no está bien. No sé si alguna vez lo estuvo. Ya durante sus mandatos notaba un padecimiento interno muy grande. Tiene una verdad de sufrimiento muy dura, una serie de cosas no resueltas desde muy atrás que sólo ella debe saberlas. La psicología de cada ser humano es muy compleja. En mi caso, después de la experiencia de haber estado secuestrado opté por el psicoanálisis, precisamente, para alejarme de todo tipo de construcciones artificiales y poder entenderme todo el tiempo.

Pero ella es una persona que hoy es toda una construcción artificial o irreal. Ella cree de verdad, se ha convencido, de que todos sus problemas con la Justicia son producto de decisiones arbitrarias de los medios y los jueces. Jamás en mi vida me preocupé por una sola causa de ella, no hablé con ningún juez acerca de sus causas.

Tal vez esto explique su permanente deseo de venganza.

La Iglesia y el Papa

Hoy creo que un sector importante de la Iglesia tomó partido en contra de nuestras políticas y se convirtió de manera activa en parte de la oposición. Esta situación causó mucho dolor en el enorme número de católicos que nos manifestaban su apoyo, aún en los momentos más duros.

No sé cuáles fueron las razones de este alineamiento. No sé por qué la Iglesia agitó el tema del hambre en plena campaña electoral o cuál fue el objetivo de sus hombres al hacerlo. Tampoco sé si desde el Vaticano esto fue estimulado en las numerosas reuniones que el papa Francisco mantuvo con sindicalistas y opositores. Hay quienes dicen que sí.

Sobre Hugo Moyano

El fuerte antikirchnerismo de Hugo Moyano durante el segundo mandato de Cristina Kirchner provocó que tuviéramos un diálogo más cercano y llegásemos a compartir el escenario en el acto de inauguración del monumento a Juan Domingo Perón, frente al edificio de la Aduana.

Al principio, Moyano parecía estar de acuerdo con mi visión. Era evidente que la cantidad de beneficios arbitrarios y privilegios que él y el gremio de Camioneros habían obtenido se volvieron contraproducente para la productividad del país. Y, como un perro que quiere morder su propia cola, menor producción significa siempre menos trabajo y menos camiones.

Una parte del sindicato respaldaba la necesidad de hacer cambios. Pero del otro lado estaba su propio hijo, Pablo, con una mirada más extrema, que llevaba directamente al rechazo toda alternativa.

El “plan V”, por María Eugenia Vidal

Estuve dispuesto a considerar seriamente el Plan V si se demostraba que el cambio incrementaba nuestras chances de continuar. En abril, dos noticias parecían alentar la alternativa de una candidatura presidencial para María Eugenia. Por un lado, había presiones desde el mundo financiero reclamando un cambio de timón, o más bien de timonel. Por el otro, Alejandro Catterberg, uno de los más respetados encuestadores del país, le había hecho saber a Marcos que las chances de mi reelección, de acuerdo a lo que observaba en sus estudios, se estaban extinguiendo.

Me llamaba la atención que Felipe no hiciera ninguna mención del famoso «Plan V» del que tanto se estaba hablando. Como no me decía nada, antes de concluir nuestro encuentro le pedí su opinión. Su posición fue muy clara y contundente. Me dijo que era absurdo dar un paso al costado en ese momento. Si yo aceptaba como un hecho mi propia derrota iba a ser imposible empoderar a alguien para que tuviera chances de éxito. Y, como si esto fuera poco, esa decisión nos debilitaría ya definitivamente y nos impediría llegar al final del mandato.

La relación con la Justicia

El escándalo de Panamá Papers sirvió para mostrarles a los jueces penales federales de Comodoro Py cuál iba a ser mi actitud con ellos. No iba a interferir ni los iba a demonizar ni iba a comentar su trabajo como hacía el gobierno anterior. La denuncia era descabellada, pero yo dije: “Soy un ciudadano más, como cualquier otro, si me quieren investigar que me investiguen”.

Ahora es el kirchnerismo el que está convencido de que yo presionaba a los jueces para investigar a Cristina y sus funcionarios -están convencidos de que sus presos y condenados son “presos políticos”-, pero en aquel momento los que me preguntaban si tenía un pacto con Comodoro Py eran algunos de nuestros aliados. También muchos periodistas. Me decían que yo tenía un pacto de impunidad con Cristina, que había arreglado con los jueces para que no fuera presa.

Lo que quiero decir es que nunca tuve nada que ver con lo que hacía Comodoro Py, ni para mandar a Cristina a la cárcel ni para salvarla de ir presa. Lo mismo se aplica a sus funcionarios denunciados o condenados en estos años.

Lopetegui y Quintana

Con ellos, además, cometí un error grave a finales de 2016 cuando dije en una reunión de Gabinete ampliado, en el CCK, que eran “mis ojos, mis oídos y mi inteligencia”. No fue una frase premeditada ni un mensaje indirecto contra nadie: simplemente quise manifestar mi satisfacción por el vínculo que habíamos formado. Pero me arrepentí casi instantáneamente después de haberla dicho, porque con esa frase les di un protagonismo y una relevancia que generaron un contraataque inevitable, dentro y fuera del gobierno.

La crítica al actual gobierno

No tengo dudas de que el cambio fue el mandato que recibimos de la mayoría de los argentinos. Hoy me queda más claro que todos nuestros votantes querían un cambio político después de 12 años de kirchnerismo. Pero no todos querían el cambio económico. Esto nos debilitó al impedirnos contar con la autoridad necesaria para emprender las reformas económicas estructurales que el país necesita.

De hecho, y pese a todas las piedras -en este caso literales-, pudimos avanzar con una modesta reforma previsional cuyos efectos positivos se extinguieron con el cambio de gobierno. Fue otra de las tantas vueltas atrás que protagonizó el kirchnerismo. Como si se tratara de una monarquía, el dedo del Poder Ejecutivo se volvió amo y señor de las jubilaciones. Me resulta increíble que los mismos que se rasgaron las vestiduras ante nuestra fórmula sean los mismos que decidieron meses después meterle la mano en los bolsillos a nuestros jubilados.

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