Más que fans, los seguidores de Abel Pintos son familia

Más que fans, los seguidores de Abel Pintos son familia

Amistades que van más allá del gusto musical, invitaciones a casamientos, largas horas de espera y búsquedas del ídolo por Tafí del Valle conforman un anecdotario común. Un raid de cinco recitales.

ELOGIOS. Una buena y cálida persona, que transmite paz, es la descripción que aportan sus seguidores de Abel Pintos, quien actuará en Tucumán. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL (archivo) ELOGIOS. Una buena y cálida persona, que transmite paz, es la descripción que aportan sus seguidores de Abel Pintos, quien actuará en Tucumán. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL (archivo)
14 Marzo 2021

Mañana comienza el raid de cinco recitales de Abel Pintos en el teatro Mercedes Sosa que concluirá el domingo, ya con todas las localidades vendidas, lo cual confirma que es uno de los artistas nacionales que más fidelidad tiene de su público. Por eso, la familia abelera (así se bautizaron los fanáticos del artista) tucumana ya está preparada para vivir con toda pasión lo que será para muchos el primer encuentro con su artista favorito en más de un año. “Quiero cantar” (en formato acústico) es el nombre del show.

Para quien nunca vivió un fanatismo será difícil entender lo que significa estar en un show de su máximo ídolo. Hay pasiones de todos tipos, pero en la música se la respira de otra manera. No se trata sólo de las emociones que produce una voz o aquellos lugares a los que se vuela con historias, sino que también se relaciona con esas inexplicables mariposas en el estómago al ver abrir un telón o al sentir los primeros acordes sonando, por supuesto, en medio de una energía que vibra e inunda el ambiente. Se mezclan realidades, se olvidan pesares y se unen todos los presentes en una misma euforia, dónde el optimismo y la alegría se exacerban al máximo.

No basta con verlo por YouTube o por streaming, como se vivenció en este año pandémico. Un fan necesita estar, sentir, vivir y vibrar, como lo harán los cómplices de Pintos, sus fieles seguidores que llenarán de amor y admiración al cantautor en su vuelta a Tucumán.

Una eternidad

Ana Lucía Rodríguez empezó a escuchar al cantante cuando tenía 11 años. Al año siguiente, pudo conocerlo personalmente. “Fue amor a primera vista”, asevera. Dice que Abel es el músico más importante del momento y lo presenta como “una persona que te pone las emociones a flor de piel, que te desarma y te vuelve a armar en cuestión de segundos con una frase, una canción, una palabra, una mirada... Es humilde, bondadoso y sobre todo agradecido con Dios y con sus seguidores”, describe.

Le agradece a su familia porque siempre la apoya para tratar de ir a los conciertos, no solo en Tucumán. Afirma con total convencimiento que cada presentación es única y que “por más que vayas a 20 shows en la misma gira, todos son diferentes”. Se encuentra feliz de volver a verlo: “es emocionante, más que nada por el contexto, por la situación que vivimos y, entre tantas cosas feas que están pasando, es lindo saber que vas a ir y que se olvida todo ahí. Volver a encontrarnos en ese ambiente de un recital, más allá de la música, es algo que se extraña muchísimo”. Admite que exaltada por ver al nuevo Abel: “comprometido y con un hijo, es como si hubiera pasado una eternidad”.

Aunque le costó mucho, pudo conseguir su entrada. Estaba de viaje y hablaba con una amiga abelera que estaba haciendo fila en el teatro, al tiempo que una amiga de su mamá intentaba conseguirle la entrada on line. “Pudimos, pero la página a cada rato colapsaba. Me acuerdo de estar parando en la ruta para averiguar quién había podido conseguir el boleto”, recuerda.

Finalmente asistirá al concierto, pero solo a una función. “Está bueno darle un lugar a otros para que puedan vivirlo”, aclara.

En su mejor momento

Marina Gámez afirma que una de las locuras que hizo por Abel fue viajar por primera vez en avión para verlo, y encima fue a parar a la casa de la tía de un amigo. “Un lugar desconocido, digamos”, desliza. Ahora pasó toda la noche despierta para conseguir una entrada para sus shows en el Mercedes Sosa. Sigue a Abel desde hace 10 años y lo vio por última vez el 24 de febrero de 2020 en Jujuy.

A diferencia de Ana Lucía, no cree que sea el artista del momento. “Lo venimos escuchando hace varios años ya, Abel siempre está en su mejor momento, siempre está dando lo mejor, siempre se está renovando”, afirma con emoción.

Cuenta que lo que le atrae del Pájaro Cantor (como lo llaman) es la tranquilidad que emana. “Una llega al momento de hablar con él toda nerviosa por tenerlo en frente y la paz que te transmite es incomparable. Y quien puede transmitirla es quien vive en paz”, explica. Igualmente, sabe que en esta oportunidad no podrá abrazarlo como antes. “Somos conscientes de que tenemos que cuidarlo, a él y su familia. Nos deja un poco más tranquilos saber es algo pasajero”, se ilusiona.

Aunque lo vio por streaming, describe que fue “durísimo” que en los momentos en los que la familia abelera lo acompañaba en coros, solo haya habido silencio. “Extraño mucho estar ahí, frente a él y con las personas que te acompañan en el sentimiento”, revela. Y esas personas seguramente son sus amigos.

Un día esperando a Abel en un hotel de la provincia, conoció a otros jóvenes y formaron el grupo Locos Soñadores, que trata de ir a todos los shows, pero aclara: “si bien surgió por ser fans de él, nos hicimos amigos y hemos compartido muchas cosas por fuera. Pero Abel es el puente”.

Es una caricia al alma

Paola Tula tiene 25 años y hace una década escuchó por primera vez una canción de Pintos. Sin duda alguna afirma que el cantante “te cura el alma”. “Es impresionante cómo te pueden llegar las letras de sus canciones. Él y sus canciones te acompañan, te ayudan a sanar. No todos pasamos por buenos momentos; a mí me pasaron un par de cosas, me refugiaba en su música y me sentía mucho más aliviada”, asegura. Destaca su calidad humana y lo define como un buen pibe.

Cuando salieron a la venta los conciertos en el Mercedes Sosa, estaba trabajando. la página se saturó de inmediato y durante 15 minutos no pudo acceder, y ya habían arrasado con las mejores entradas. “Pero pude conseguir y se las regalé a mi novio por el Día de los Enamorados y a mi mamá”, cuenta.

Por si quedaban dudas de su fanatismo, narra que en el secundario “se hizo la yuta” para ir a una firma de autógrafos y, aunque estuvo ocho horas haciendo fila, no pudo verlo. “No importa”, recuerda y se ríe.

Una persona luminosa

A Martín Gómez, lo que más le gusta del cantante es la manera que tiene de decir las cosas, con simpleza. Admite que su música lo ayudó a encontrar las palabras para expresar lo que él quería; lo considera una persona luminosa y está emocionado por volver a verlo.

“En el aislamiento siempre sonó más fuerte Abel que los problemas”, admite el también integrante del grupo Locos Soñadores. Narra entre risas que lo más loco que le pasó fue encontrárselo “en medio de la nada”, en una montaña, en Tafí del Valle. Hace algunos años, luego de una desilusión (llegó tarde al hotel y no pudo sacarse una foto con el cantor, que ya no estaba), fue a verlo con sus amigas al segundo de los tres conciertos que Pintos tenía en la provincia entonces.

Almorzando en el hotel dónde solía quedarse Abel, se dan con que el artista había decidido mudar su estadía a otro lugar. Así fueron a una finca muy lejos de la ciudad y lo vieron de lejos. “Me paré en una piedra alta y lo ví dando vueltas, jugando y dándole de comer a los animales. Las chicas (sus amigas) comenzaron a saludarlo. Pidió que abrieran la puerta y entramos, nos saludamos y nos abrazamos”, evoca.

Desde Catamarca

Sara Brizuela es de Catamarca y viajará, una vez más, a Tucumán para participar en los shows. Dice que lo que más le trae de él es su calidez como persona y su humildad, además de su música y sus letras. Pero subraya que lo mejor que le dio Abel son sus amigos: “gracias a que lo sigo conocí muchísimas personas maravillosas y que hoy las considero de mi familia. En Tucumán, por ejemplo, tengo a mis grandes amigos de Monteros, San Miguel, Burruyacú y Yerba Buena”. Por esta razón, se siente contenta de volver a verlos. “La última vez que nos encontramos fue el año pasado, el 14 de febrero, pero no para un show de Abel, sino para mi casamiento”, enfatiza.

Sin embargo, no se identifica como una fan clásica de Abel. “Me considero parte de su familia. Como él dice, una cómplice más, una loca soñadora que lo sigue a todas partes”, insiste.

Reconoce que en pandemia extrañaba sobremanera los conciertos y que llegó a pensar que no lo volvería a ver en vivo nunca más. “Después de un año tan difícil, poder volver a sentarme y a disfrutar de su arte en un teatro me hace sentir súper feliz”, describe.

Ya son varias las veces que debe viajar para algún recital de su ídolo. “Las experiencias que viví gracias a él fueron hermosas, son cosas que no olvidás jamás. Con mis hermanas muchas veces jugábamos con la suerte y viajábamos a verlo sin siquiera tener entrada. Gracias a Dios, a la suerte y al destino, siempre nos fue bien”, señala.

Por eso, este nuevo traslado es algo normal para ella y sus hermanas, siempre en la ruta cada vez que Pintos anuncia una presentación. “Para mi esposo se está volviendo normal también y seguramente cuando tengamos hijos también viajarán con nosotros”, augura.

Para todos ellos, y para miles más, volver a tener a su ídolo a pocos metros de distancia significa recuperar sentimientos y emociones que no se enfriaron por el coronavirus. En definitiva, es la vida misma, que sigue presente y buscando una garganta para cantar.

(Producción periodística: Nicolás Sánchez Picón)

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