Cartas de lectores
11 Marzo 2021

Defensoría

La independencia que procura la ley 6.644 sobre el defensor del Pueblo se cae como agua de lluvia en tormenta de verano. Siendo uno de los propuestos en la terna un legislador en ejercicio y que responde al sector de Jaldo tan abiertamente que no es necesario sino leer lo que escriben los periodistas informados, mal se puede hablar de independencia consagrada en la Constitución y en la ley citada. Particularmente porque al terreno de la elección del defensor del Pueblo concurren dos sectores abiertamente enfrentados. Los llaman "jaldismo" y "manzurismo", una desagradable personalización de los "quioscos" del poder, que no es más que el culto a la personalidad de entrecasa en esta mal gobernada provincia. Se está pervirtiendo el sistema normativo y lucen con dientes y garras y lanzas, que es lo que viene percibiendo la gente. En todos los terrenos, en todos, primará la lucha de poder entre un presidente de la Legislatura que quiere ser gobernador y un titular del PE que quiere imitar a su creador político, Alperovich. De ahí las brisas que tienden a viento por la reforma constitucional que ilusiona a los legisladores con la posibilidad de seguir apoltronados como representantes de un pueblo al que, en rigor, no representan. Difícil será que en el entramado de fiscales penales que tiene el sistema judicial en "Trucumán" (permiso, Irene Benito) haya alguien con la suficiente capacidad intelectual, sentido de sus responsabilidades e independencia del poder para plantarse ante esta elección que transgrede flagrantemente las normas que hace incurrir a sus protagonistas en la tipificada conducta penal de "incumplimiento de los deberes de funcionario público". ¿Ese o esa fiscal existirá? El proceso está conducido con riendas de cuero de elefante por dos personas a las que no se les puede creer.: A Jaldo porque aseguró públicamente que en una escribanía dejaría constancia de que si lo elegían diputado nacional asumiría (fue "testimonial") y a Manzur porque dijo inexactitudes respecto a su título en su CV publicado en la página oficial del Gobierno.

Carlos Duguech

Manzur y Jaldo

En la vida política partidaria o en coaliciones coexisten la unidad y la lucha. Dialéctica elemental. Negarlo es negar la política misma y su natural dinámica de resolución de contradicciones y la natural búsqueda de la hegemonía. Pero cuando no se tiene claro la caracterización de esas contradicciones, es decir si son armónicas, principales, secundarias o antagónicas, se cae en errores graves que asombran a la sociedad, que no entiende tantos desatinos como los que vemos en Tucumán. Este cambalache político se da porque se pierden estas nociones elementales de política y sobre todo porque el fin último de la política (el interés del pueblo y la provincia) se perdieron en el laberinto de roscas, acuerdos superestructurales, la avaricia y esa enfermedad del "hegemonismo sin norte" que padecen los conductores actuales de las organizaciones políticas. ¿Manzur y Jaldo no distinguen entre fuerza propia, aliados, adversarios o enemigos? Da lo mismo trabajar unidos, por principios y por necesidad de resolver los problemas del pueblo y la provincia, que disputar a destiempo quién es el jefe. ¿Es necesario que se entreveren en un contubernio esperpéntico con adversarios y enemigos con tal de arrimar aguas para su reelección uno y para su candidatura a gobernador el otro... ¡tres años antes!? Es un desatino. ¿La pandemia y la pobreza, que meten miedo y desesperan a casi la mitad de los tucumanos, no les parecen prioridades? ¿La inseguridad creciente que pasea por las calles y la muerte que se enseñorea cada día no debería ser atendida multidisciplinariamente por todos, en vez de esta imbecilidad de pelearse mezquinamente? A cada forma de hacer política, a cada método, le corresponde como base y sustento, una cosmovisión del mundo y de la vida, una ideología. Una moral política y una ética personal no se pueden cambiar como trajes a medidas de las apetencias. Es la táctica y la estrategia la que se puede cambiar si se demuestra equivocada. Claro que jamás se puede explicar esta pelea si se tiene en cuenta estos preceptos universales. Señores: no están cumpliendo su función como exige su compromiso y nuestra conducción nacional. No están a la altura de las demandas populares.

Juan Carlos Ramírez

La muerte dudosa de Diego

Crecí viendo a Diego, gracias a mi abuelo que me mostró todo lo que hacía en su momento. En mi inocencia pensaba que Diego era más poderoso que Superman. Que jamás podría ser un "mortal" y que viviría para siempre, y más cuando llegó a la gloria trayendo la copa del Mundo para Argentina luego de toda una época oscura de nuestro país. Los que tengan mi edad sabrán de lo que estoy hablando. Más allá de todo esa idea inocente de un niño, hoy Diego ya no está entre nosotros los humanos; lo que más me dolió fue que Maradona estuvo muy enfermo y nadie lo ayudó; solo lo acompañaron a su destrucción total. El informe de un matutino importante de Buenos Aires que mostró en forma de documental todo el proceder perverso de su entorno, abogado , médicos, enfermeros , ex parejas, etcétera, que hoy la Justicia argentina está determinando si hubo un homicidio culposo de la muerte de el ídolo más importante de Argentina de toda su historia y una de las personas más famosas del planeta. ¿Cómo pudieron hacer todo lo que hicieron esas personas? Y todavia el morbo del amarillismo sigue haciendo dinero a cuesta de una persona que no era Superman sino que era un ser humano que tuvo como todos nosotros cosas buenas y cosas malas. Médicos que permitian que le dieran cerveza y drogas a una persona que estaba apagándose de a poco, estaban dándole kriptonita a Superman para que perdiera totalmente su fuerza y así lo pudieron doblegar. Lo que nadie pudo hacer en un campo de juego con Diego lo hicieron las adicciones y sus "amigos" que acompañaron su destrucción total y hoy siguen promocionando por TV como si hubiera fallecido un perro. Según su médico de cabecera, que lo conoció tanto como fue el Dr. Alfredo Cahe, Diego podía salvarse. Nadie lo ayudó; murió solo en una cama aquel 25/11/2020. ¿Qué habrá pasado por su mente al momento ya final? Solo espero que Diego pueda estar descansando en paz, cosa que la fama que tuvo en este mundo no le permitió como a tantos; pero Maradona fue y será por siempre una leyenda inmortal. La mano de Dios no lo pudo ayudar como en aquel partido contra Inglaterra. Ya estaba todo sentenciado. Diego nunca fue Highlander. Espero que se haga justicia por la muerte de Diego A. Maradona.

Fernando Esteban Saade

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