Cuando se dieron clases al aire libre en una escuela

Cuando se dieron clases al aire libre en una escuela

En 1935 hubo fallas en el los baños del local que se había inaugurado poco antes. En honor a Lillo.

EN EL PATIO. Por algunos días los alumnos de la escuela ubicada en calle España al 1.700 debieron trabajar fuera de la aulas debido a que los efluentes cloacales afectaban las instalaciones del establecimiento.  EN EL PATIO. Por algunos días los alumnos de la escuela ubicada en calle España al 1.700 debieron trabajar fuera de la aulas debido a que los efluentes cloacales afectaban las instalaciones del establecimiento.

El establecimiento escolar apenas había cumplido dos años desde su inauguración y presentaba una serie de fallas que hacían casi imposible su uso por parte del alumnado. En tal sentido nuestro diario se hizo eco de que las instalaciones sanitarias de la escuela Miguel Lillo, ubicada en calle España al 1.700, debía ser reparada a la brevedad y además decía que debido a esas fallas era imperativo su cierre hasta tanto se realizaran los arreglos correspondientes.

La situación se extendió por algunos días durante los cuales los alumnos recibían sus clases en los jardines, ya que las aulas no podían ser utilizadas. Cabe destacar que la temperatura fue bastante inclemente con los tucumanos de entonces. En aquellos días de mediados de julio de 1935 la temperatura era bastante baja. De acuerdo con los registros de la Oficina Meteorológica ubicada en el parque 9 de Julio, la mínima promedió 3,8 grados bajo cero (reales, no se medía la sensación térmica) y la máxima apenas alcanzaba los 17 grados.

“Las aulas y demás dependencias escolares se hallan inundadas por líquidos que producen emanaciones pestilentes y que amenazan desbordar hasta la calle”. Al señalar la calle se refería al pasaje 3 de Febrero, por aquellos años, ahora denominado Sebastián Gaboto. “Debido al estado calamitoso en que se encuentra el edificio, a consecuencia de las fallas en sus instalaciones sanitarias, los pequeños vienen recibiendo clases sentados en la tierra y a la intemperie, con los consiguientes peligros para su salud, especialmente estos días de crudo invierno”, informaba el diario.

Añadía: “las autoridades del Consejo de Educación, que han podido informarse perfectamente de la situación, resolvieron proceder a la inmediata clausura de la escuela, hasta tanto se realicen las reparaciones necesarias”. El Poder Ejecutivo provincial emitió un decreto que autorizaba al Departamento de Obras Públicas “para que disponga la ejecución de los trabajos de reparaciones en los servicios sanitarios de la escuela de acuerdo al presupuesto de pesos 368,50 aprobado en su oportunidad”. Las actividades volvieron a la normalidad pocos días después tras los trabajos.

En 1932

Una edificación simple, elegante y atractiva llamó la atención de LA GACETA en abril de 1932. Era sólo una foto epígrafe bajo el título “No está aún ocupado”. Se explicaba: “fue terminado el hermoso edificio que se pensó destinar para la escuela 6 de Septiembre. A pesar del tiempo transcurrido, aún no se le ha dado destino a este local, encontrándose el mismo completamente abandonado y sufriendo los perjuicios consiguientes, mientras en las poblaciones de la campaña se clama por la deficiente comodidad de los establecimientos educacionales. Sería de desear que esta casa que tanto dinero costó fuera aplicada cuanto antes al servicio de cualquier repartición, ya que parece que no se piensa hacerla desempeñar la función que le estaba deparada”.

NOTICIA. El hecho fue expuesto por nuestro diario. NOTICIA. El hecho fue expuesto por nuestro diario.

Esa crónica vio la luz el 12, mientras que el 14 nuestro diario anunciaba otra noticia, “Dos escuelas funcionan en el edificio destinado a la Seis de Septiembre”. La resolución de las autoridades fue que comiencen a funcionar “en el magnífico edificio de calle España y pasaje 3 de Febrero (hoy Sebastián Gaboto) dos escuelas: la Miguel Lillo y la Silvano Bores, que tenían su sede en los barrios noroeste y para las cuales se alquilaban casas a precios bastante elevados”. También se anunciaba que “la primera de las nombradas tendría turno mañana y la otra, matutino y vespertino. Acuden diariamente alrededor de 600 niños”.

Al habilitarse el nuevo edificio, el Consejo de Educación le solicitó al intendente municipal el arreglo del pasaje 3 de Febrero, desde avenida Belgrano hasta la escuela. El Ejecutivo, que ejercía Juan Luis Nougués (electo el año anterior), presentó el proyecto de ley proponiendo el nombre del naturalista, que había fallecido casi un año antes, el 4 de mayo de 1931. Nuestra crónica expresaba que era dar un nombre más apropiado a la escuela construida bajo la última “intervención federal”, cuyas autoridades la denominaran “6 de Septiembre”, un homenaje a la revolución de 1930. Agregaba que “Tucumán debe un homenaje y un recuerdo al ilustre sabio, que honrara la ciencia argentina y mundial con sus investigaciones y sus famosas colecciones botánicas, con su vida ejemplar y su sobriedad, que hicieron siempre de él un hombre modesto, en quien no se encontraba asidero ni la vanidad, impropia de los espíritus superiores, ni el desplante de los seres animados de subalternas pasiones”.

La ley fue aprobada y sus efectos aún se ven con el funcionamiento del establecimiento que cumple 85 años. Allí funcionó también la escuela Silvano Bores, en homenaje a quien fue diputado nacional y gobernador en 1890. Dejó el cargo debido a los efectos de la Revolución del Parque, encabezada por la Unión Cívica. Como una broma del destino, la edificación en principio iba a llevar como nombre 6 de Septiembre de 1930, día en que fue derrocado el presidente constitucional y radical Hipólito Yrigoyen. Esa fecha abrió paso a los golpes de Estado que fueron protagonistas del siglo XX.

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