En Educación, el futuro es hoy

En Educación, el futuro es hoy

Por María José Romano Boscarino. Área política y gestión pública de la Fundación Federalismo y Libertad.

03 Marzo 2021

La educación en Tucumán sigue siendo una enorme deuda pendiente, una deuda histórica. La pandemia demostró aún más las falencias que atraviesan a nuestro sistema y la urgencia con la que se deben abordar múltiples desafíos, además de la necesidad de contar con una mirada a futuro para garantizar verdaderas oportunidades de progreso a nuestros chicos. Y, ¿qué implica todo lo mencionado?

El primer paso tiene que ver con ser capaces de reconocer el estado de situación en el que nos encontramos. Nuestros funcionarios deben ser transparentes con la información y capaces de asumir la realidad, de producir y utilizar datos objetivos para plantear un diagnostico fidedigno. Sin esto, será imposible generar propuestas de solución acertadas.

Este es el primer inconveniente en Tucumán. Una provincia donde las autoridades se escandalizan cuando se publican análisis sobre los pocos datos públicos que están disponibles y descalifican a quien los hace, dificulta la posibilidad de generar espacios de discusión serios que nos permitan saber dónde estamos parados, sin confundir a la ciudadanía.

Por otro lado, un diagnóstico bien entendido debe ser la base para el diseño e implementación de políticas que garanticen la inclusión y la calidad educativa. Estos últimos dos aspectos deben ir de la mano.

Partimos de un escenario provincial pre pandemia donde, especialmente en la escuela pública, el bajo nivel educativo de los alumnos en materias básicas fundamentales ya era alarmante. Esto lo han demostrado las pruebas PISA y Aprender. Y el abandono y la repitencia principalmente en el nivel secundario, también representaban problemas sumamente preocupantes que afectan sobre todo a aquellos de nivel socio económico más vulnerable. Un ejemplo de lo mencionado es que sólo el 58% de los que ingresaban a primer año terminaba sus estudios en tiempo y forma, y de 160.000 inscriptos, unos 14.000 eran repitentes.

A ello se sumó la situación excepcional del 2020, uno de los años más difíciles de la historia de la educación, que agravó por completo las trayectorias educativas y el aprendizaje de nuestros alumnos. Y esto no solo se debió a la falta de conectividad y de preparación del sistema, sino también a los problemas socio económicos estructurales que se potenciaron y para los que no hubo respuesta.

Entonces, tenemos un doble problema de historia y coyuntura. Pero también debemos mirar el futuro, porque vivimos en mundo que demanda un sistema educativo acorde a los tiempos que corren, para ser un motor de cambio y de verdaderas oportunidades.

En Tucumán debemos lograr la adquisición de habilidades básicas fundamentales y el sostenimiento de nuestros chicos en el sistema, pero a la vez promover la adquisición de aquellas capacidades fundamentales para el siglo XXI.

No basta con brindarle a un chico la oportunidad de ir a la escuela. Si la calidad de la educación es tan precaria que no le permitirá alfabetizarse, adquirir las habilidades aritméticas básicas y prepararse para la vida en este nuevo mundo, estamos fracasando como sociedad.

Debemos generar las condiciones que permitan reinventar las aulas, mejorar la gestión educativa, innovar los métodos de enseñanza, valorar efectivamente los aprendizajes, potenciar y mejorar los contenidos educativos, generar dispositivos de evaluación y medición de los resultados, y sumamente importante, contemplar el nuevo rol del alumno y sus diferentes puntos de partida para la construcción de conocimiento y para acompañar su paso por la escuela.

Si bien hoy el desafío fundamental tiene que ver con garantizar la vuelta a clases, aquella tan resistida, y tan necesaria y urgente a la vez, poner foco solamente allí no es suficiente. El futuro de nuestros chicos requiere que la educación con una mirada integral en la inclusión y en la calidad sea una prioridad.  Sin ello, no lograremos romper el ciclo de pobreza y de ignorancia en el que gran parte de nuestra población está inmersa y no lograremos ni igualar oportunidades, ni brindar posibilidades de progreso y desarrollo.

¿Cuántos años y gestiones más debemos esperar? Los cortes de cinta para inaugurar escuelas y los anuncios y promesas rimbombantes no alcanzan. Necesitamos resultados.

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