El avance del teletrabajo impulsa a los nómades digitales

El avance del teletrabajo impulsa a los nómades digitales

Cada vez más personas rotan por ciudades del mundo y trabajan a distancia mientras conocen otras culturas.

El avance del teletrabajo impulsa a los nómades digitales

Santi Glencross se fue de Tucumán por primera vez cuando tenía 21 años. Hoy, ocho años más tarde, ha decidido hacer del movimiento constante su modelo de vida. Es diseñador gráfico y tiene una agencia de publicidad internacional. Trabaja a distancia desde donde quiera que se encuentre. Por ejemplo, ahora está en Bali, Indonesia. Antes estuvo en Nueva Zelanda y en Australia. ¿Su próximo destino? Adonde lo lleve el viento.

Santi es un nómade digital. No necesita una oficina. Sí, la tecnología para poder cumplir cada día con sus obligaciones laborales.  Viajar y trabajar es una forma de vida que se aceleró a raíz de la pandemia. 2020 nos obligó a la generalización del teletrabajo y eso impulsó a muchas personas a cumplir su sueño de trabajar desde cualquier rincón del mundo mientras se sumergen en otras culturas y paisajes. Es el caso de Stella Acosta, psicóloga y escritora, que en estos días está en Brasil y ya tiene sus próximos destinos: Ecuador, Colombia y luego Europa.

El perfil

Los expertos en Recursos Humanos definen a los nómades digitales como personas de entre 20 y 60 años que asocian el trabajo al viaje. Eligen lugares con buena conectividad y donde puedan acceder a atractivos turísticos y experiencias. Mucha gente piensa que es algo sólo para quienes tienen empleos tecnológicos, pero no siempre es así. Hay desde artistas hasta profesionales que a veces se dedican a su especialidad o a otra cosa para poder seguir viajando.

Las principales ventajas que tiene el estilo de vida nómade, según los entrevistados para esta nota, son la libertad y la posibilidad de conocer otras culturas. Es un estilo que exige mucho sacrificio, aunque en el imaginario colectivo aparece más la idea de una persona que trabaja pocas horas al día y que vive en lugares paradisíacos. La soledad es la principal desventaja, aseguran.

Dos pasiones

“Trabajar de forma remota es una maravilla. Me di cuenta de que viajar y diseñar son dos pasiones que van muy bien de la mano junto con el constante descubrimiento de nuevas experiencias, historias y lugares exóticos”, expresa Glencross. “Nunca imaginé tener una profesión que se adecúe bien con el avance de la tecnología a nivel mundial y menos que una pandemia llegara para impulsar mucho más mi carrera”, añade el joven. En su agencia tiene una socia en Argentina, con quien se contacta todos los días.

Un punto bastante importante para los nómades digitales, según Santi, es la diferencia horaria. “Hay que aprender a manejarla, sobre todo cuando uno tiene clientes de distintas partes del mundo. El otro tema es el idioma: tenés que adaptarte y saber inglés sí o sí. Hay que saber administrar un presupuesto para poder vivir y adecuarse a la cultura donde uno decide estar el tiempo que sea; es un gran desafío. Particularmente, lo que más me cuesta es estar lejos de mi familia. Se extraña mucho”, confiesa.

Stella tampoco pensó que una pandemia impulsaría tanto sus deseos de ser nómada digital. “Cuando la vida era presencial, ese modo nos parecía el único y el natural.  Luego vino la covid-19 y, contra todos los pronósticos, nos acostumbramos a la virtualidad. Yo ahora tengo múltiples consultorios; trabajo donde quiero y donde puedo: en hoteles, en patios, en bares, en terrazas, en plazas y en parques... Trabajo de lo que amo, y se abren las fronteras, porque el mismo día atiendo a personas de muy diversas latitudes, mientras genero talleres y escribo libros”, cuenta.

“Hace tiempo tenía pendiente tomarme un año sabático para viajar. No pensé nunca que podía combinar mi trabajo con el viaje. Hace tres meses que empecé esta aventura, con muchos cuidados y protocolos y siempre buscando lugares con muy buen wi-fi. Sí planifico mis destinos, pero a medias. Si me gusta mucho un sitio, me quedo más tiempo. La idea es ir conociendo diferentes culturas y paisajes.  Prefiero los pueblos y lugares pequeños, aunque sí voy por las grandes ciudades también”, detalla.

Acostumbrarse a los husos horarios de los pacientes, adaptarse a los cambios de moneda y a los idiomas son los principales desafíos que tiene. “También en tiempos de pandemia hay que habituarse a que te cancelen un vuelo, que te pidan más requisitos de los previstos para ingresar un lugar o que se cierre una frontera. Son las reglas del juego y asumo el riesgo porque lo vale: estoy en libertad, feliz, viviendo donde quiero el tiempo que quiero y trabajando de lo que amo”, exclama.

Organización

Stella se pone días y horarios para trabajar con sus pacientes y con su emprendimiento de libros y  talleres on line. Generalmente, prefiere dejar libres sábado, domingo y lunes para pasear, detalla la psicóloga que vive sus días con una valija mediana en la que guarda la ropa de cuatro estaciones. ¿Qué cosas le parecen imprescindibles? Tener un buen seguro de viaje y aprender a manejar las cuentas. “Hay muchas plataformas que facilitan esto de viajar y trabajar. Hoy creo que las mayores limitaciones son más que nada emocionales. Cuesta pensar en alejarse de los seres queridos. Yo lo charlé mucho con mi hijo; me largué a esto en parte porque él ya había terminado la secundaria. Es un aprendizaje para todos”, resume la profesional, que en el futuro se plantea la posibilidad de instalarse cada uno o dos años en distintos lugares del planeta.

Un fenómeno que une dos generaciones

Antes de la covid-19 ya existía una tendencia entre jóvenes que llevaban su trabajo a todos lados porque no estaban obligados a hacerlo desde un lugar físico, sino que podían hacerlo desde una laptop o desde sus celulares. El coronavirus aceleró esa tendencia, coinciden la licenciada Dolores Albornoz, de Escencial Consultora, y María Laura Colque, presidenta de la Fundación para el Desarrollo Profesional.
La pandemia separó radicalmente el trabajo tradicional de la oficina. ¿Esta situación está creando una fila de potenciales nómades laborales? Es una posibilidad, según las expertas, ya que muchas empresas han visto con buenos ojos lo que pasó en 2020 y hoy analizan continuar con la modalidad de teletrabajo.
“El concepto de nómade laboral avanzará aún más en este 2021 gracias a los cambios del año pasado. No nos parece justo ligar este concepto solo a la generación conocida como millennials. También está muy presente entre los trabajadores que dan origen a lo que ya se conoce como Generación Silver. Son las personas que pertenecieron al famoso baby boom, que hoy tienen más de 50 años y se han reinventado de manera tal que no solo permanecen activos en las organizaciones, sino que están ganando terreno en distintos ámbitos. Al igual que los millennials, ellos también tienen una alta rotación en sus experiencias laborales y han decidido vivir de una manera diferente esta nueva etapa de su vida, que dicho sea de paso, recién comienza para ellos”, destaca Colque.
La tendencia de los nómades digitales se ve propiciada por los programas Flex. Son aquellos acuerdos de trabajo que incluyen nuevas condiciones laborales que abarcan horarios, días y licencias flexibles. Lo que importa es el objetivo. “Trabajan desde conceptos más sistémicos que cíclicos; es decir, todo lo que fomente la flexibilidad laboral en pos de lograr una experiencia  más satisfactoria, pero al mismo tiempo una eficiencia acorde a las necesidades de las organizaciones. ¿Será que empezamos a comprender que se puede ser feliz en el ámbito laboral?”, plantea Colque.
“Sobre el fenómeno de los que deciden viajar a otros países, nos llegan cada vez más consultas sobre cómo pueden armar una estrategia fiscal para salir de Argentina. También estamos viendo cada vez más fundaciones y organismos del extranjero que vienen a buscar pasantes digitales a Argentina”, dice.
Según las especialistas, el dinero moviliza al nómade laboral. Pero no es todo, sino sólo una parte de sus necesidades. “Buscan más que nada el desarrollo profesional y laboral de la mano de mayores ingresos y también de mejores condiciones de calidad de vida. Y valoran mucho la libertad. Todo esto hace que el tiempo de permanencia de los profesionales (jóvenes o no tanto) en las empresas sea cada vez menor. Y esto no significa solamente cambiar de empresa, sino también emprender tu propio camino, o dedicarte a un hobby que puede generar ingresos. Ciclos cortos marcados por una experiencia real y concreta”, describe.

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