No los une ni la Luna en Leo

No los une ni la Luna en Leo

No los une ni la Luna en Leo

“La Luna llena se produce cuando el Sol y la Luna se encuentran diametralmente opuestos; los astrólogos lo llaman “oposición” y es el aspecto que indica la culminación de un proceso iniciado con la Luna Nueva. Hoy, además la luna llena estará en Leo y según los especialistas será el día de mayor energía cósmica del año. Eso significará que se podrá acomodar todo lo bueno, si se busca desprenderse de fantasmas del pasado, o todo lo malo, si se persiste en no deshacerse de ellos”.

La joven @lamanuvivian (así se presenta en su cuenta de Instagram) explica con simpleza y énfasis el cambio lunar del que miles de astrólogos y afines de todo el mundo se están ocupando por estos días. Todos coinciden en que esa oposición entre el sol y la luna será especial hoy y llenará de energía el mundo. Pero en Tucumán la oposición política se adelantó y ya se viene contraponiendo entre sí, con mucha energía, y con tal habilitad que hasta se anticipan a los astros.

La intención de Mariano Campero y de Roberto Sánchez de que se produzca una renovación dirigencial en la UCR, que vaya acompañada de una gran alianza de todo el arco opositor tucumano, está precipitando enojos que pueden opacar hasta a la mismísima luna. Los dichos de los “viejos” del partido hacia los “changuitos” -cómo los llamó el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales- y de ellos a los “perdedores” -tal como mencionó el jefe de Gabinete de Yerba Buena, Manuel Courel- llevan las cosas dentro del partido mayoritario de la alianza Juntos por el Cambio por una cornisa en la que en cualquier momento se produce un derrumbe y deja a todos los sectores aislados.

Los intereses de unos y de otros se imponen por sobre la búsqueda de un punto medio que los aglutine. En el trasfondo de la discusión está más que la figura de Ricardo Bussi. Lo que existe es una puja por el poder futuro y en la “poroteada” parece que desde ningún rincón observan que la disputa por un maíz más o por uno menos, las posibilidad de luchar por el silo entero se desvanecen.

La dupla de intendentes pide pista en base a sus sendas buenas gestiones. Quieren que los “Cano” y los “Elías de Pérez” del partido permitan que se renueven nombres en cuanto a candidaturas y en cuanto a la definición de posturas y campañas en la coalición. Ambos consideran que se ganaron ese derecho en base a sus respectivos éxitos. Es cierto que tanto Sánchez como Campero llegaron al poder, en sus primeras gestiones, en base a una fuerte militancia propia y a “guapeadas” para ganarse el lugar de postulantes. Pero también es cierto que fue el “canismo” el que permitió que ello sucediera. En aquel momento, aquella habilidad que supo tener un sector radical para unir a todos detrás de un mismo objetivo dio sus frutos: se ganaron intendencias, bancas legislativas y espacios en los concejos deliberantes. Hacía años que eso no ocurría.

Sin embargo, no se ganó el premio mayor de la gobernación y la dispersión se apropio del espacio.

Con la derrota de 2019, los intendentes comenzaron a pensar en que era su hora y están jugando fuerte para tener su lugar. Paradójicamente, los mismos que hoy se enojan por ese impulso juvenil son los que en los 90 hicieron lo mismo con una línea interna que terminó cambiando diametralmente la estructura de poder y la forma de hacer política en el radicalismo.

Esa pelea entre “boinas blancas” ahuyenta a los aliados, al menos por el momento. Por ejemplo, el joven partido político CREO salió a aclarar el “lugar que ocupa en la política tucumana”, ante la adjudicación de unos y de otros de su presunta cercanía. “Queremos unir a una oposición que nunca lo hizo. No estamos con el razonamiento de cortoplacismo de las alianzas electorales. Estamos trabajando en que haya un proyecto de largo plazo, con visión real de poder y fuera de la internas”, explicaron desde el partido, cuyo referente principal es Sebastián Murga.

En pocas palabras, CREO llamó a la cordura y a dejar de pensar en quiénes serán candidatos este año.

Algo similar sucede con el Partido por la Justicia Social, que ante la diáspora de los aliados analiza que le conviene jugar solo y, quizás, gana un senador.

Los eternos internistas radicales matan cualquier posibilidad esotérica-astrológica de que un día como hoy arregle las cosas. Si hubiese unidad en la UCR, los planetas de esta y de todas las galaxias del universo se alinearían. Y no viceversa.

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