Cartas de lectores
23 Enero 2021

ZONA LIBERADA

Por este medio quiero poner en conocimiento de la comunidad lo ocurrido en Corrientes al 700 el jueves por la mañana. Un grupo de veinte personas que se identificaban como miembros de la barra brava del Atlético Tucumán, algunos de ellos presuntamente armados al decir de los cuidadores, pretendieron desalojar a los cuidadores de coches de la cooperativa que trabajan en la cuadra. Aducían que se había declarado “zona liberada” esas cuadras, donde hay una conocida panadería, estudios jurídicos y contables, consultorios médicos, además de casas de familias. Fueron repelidos por los cuidacoches y por la aparición de unos oficiales de la Policía. Prometieron regresar. Ante lo que ello significa en términos de seguridad de personas y bienes, hago responsables de la situación, en primer lugar a los responsables institucionales de la seguridad provincial, y las autoridades de regulación municipal de la actividad de cuidado de coches de la calle; a los políticos y funcionarios de los cuales depende el accionar de la citada barra brava, sean del Senado o diputados nacionales, o del Poder Legislativo o Ejecutivo, ya que una banda semejante no haría tamaño despliegue, y tampoco invocaría zona liberada sin el padrinazgo de algún funcionario político. En caso de que tal situación se reiterara consideraré que el contrato de seguridad que tengo como ciudadano para con las autoridades se ha violentado por acción e inacción de las mismas, y deberé acudir a las medidas de autodefensa y protección jurídica y/o de hecho que estime necesarias y suficientes para proteger vida y patrimonio.

Saul Ibáñez 

FERROCARRILES

Muy acertados los conceptos vertidos a través de LA GACETA (11/01/21) por mi amigo José F. Risso, sobre la clausura de gran parte de la red ferroviaria argentina. La medida que tomó en su momento un presidente fue, en efecto, un crimen civil de lesa humanidad política, como dice Risso. Esa decisión retrógrada no fue objetada por nadie, menos aún por los gremios, La Fraternidad y la Unión Ferroviaria, a sabiendas que muchos de sus afiliados serían despedidos, jubilados ó indemnizados miserablemente. Claro, eran afines al menemismo. Lo ocurrido devastó gran parte del país, provocando menos producción, cierre de comercios, fabricas, establecimientos agrícolas-ganaderos. Muchos de los habitantes de esos pueblos y ciudades se asentaron mayoritariamente en la Ciudad de Buenos Aires y alrededores. Esto derivó, por densidad poblacional, que ese sector se convirtiera en el árbitro electoral e impusiera nada menos que la elección del presidente de la Nación. Se debe llamar a una licitación internacional, para concesionar y así reabrir un servicio fundamental que abarque a toda la Nación (2.780.000 km2). Ahora pregunto: qué fue del tren bala Buenos Aires-Córdoba; del tren bioceánico; del tramo S.M. de Tucumán-Concepción y aquel que uniría nuestra capital provincial con Tafí Viejo, el cual fue varias veces reinaugurado. Lo presupuestado quizás en algunos bolsillos fue a parar. Soy hijo de un ferroviario que amaba esa condición. Ese empleo le permitió comprar la vivienda familiar, vivir cómodamente, y proporcionar educación secundaria a sus cuatro hijos. Tiene razón José: este país macrocefalico data de la época del virreinato del Río de la Plata. Por otra parte, cuándo se dispondrá el cambio de la sede de la Capital Federal, trasladándola a una zona mediterránea. Ojalá se ponga en práctica el federalismo que pregonan los gobernantes, haciendo un país igual para todos.

Ramón Humberto Acosta

San Martín 303

San Isidro de Lules

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