Cartas de lectores
20 Enero 2021

LA ÚNICA SALIDA NO ES EZEIZA

Después de un duro año 2020, con seres queridos que se llevó la pandemia, las consecuencias del aislamiento, la distancia con los afectos, y la crisis económica que golpeó a muchos y de distintas maneras, nos encontramos con un país que se va disolviendo inexorablemente; hacia una pobreza que cada vez alcanza a más compatriotas. Los sectores productivos, especialmente el campo y la industria, y también los servicios, siguen aportando cada vez más a la política asistencial, y ya casi no existen estímulos para generar riqueza, que es la base del bienestar general. El país moderno, vital, pujante, abierto a la inmigración, vinculado al mundo que supimos tener, está siendo desmantelado y con él, su base productiva. Parecería que la igualdad es que todos seamos pobres, cuando la generación de riqueza es imprescindible y lo digno es trabajar para vivir mejor. Pero este Gobierno gira alrededor de tres pilares: corrupción, impunidad y venganza, por lo que los jóvenes con formación ven como única salida Ezeiza. Los que tenemos un mirada distinta, debemos ponernos a trabajar para que la única salida no sea Ezeiza, y para los que se fueron, vuelvan. Los subsidios a los pobres no son una sana política de Estado, lo deseable es darles herramientas para mejorarles la calidad de vida. El Presidente dice que tiene metas pero no un plan. Un plan es lo que permite conseguir una meta. Y ningún inversor va a poner dinero donde no saben qué hacer. La prioridad hoy es la educación y la justicia para liberarnos de la gran semilla de nuestros males: la corrupción. La corrupción hace sentir su efecto en la ausencia de un Estado de Derecho, de leyes que se hagan cumplir, de políticos bien formados y que no utilicen el cargo para enriquecerse, y de una Justicia sólida y expeditiva, independiente del poder político. Corrupción hay en muchos países, pero no hay impunidad. Un policía no puede cumplir su función si pide o acepta coimas. Menos aún un juez, que en ese caso, no estaría capacitado para administrar justicia. La sociedad en su conjunto, a partir de los padres de familia, y de los dirigentes de todos los ámbitos, debe abocarse a este cambio cultural, aunque sea difícil arribar a un consenso. Quienes ejercen el poder, pueden perder el control social sino propician un giro de esta naturaleza. La corrupción, bien imperecedero sólo en las sociedades cerradas, tiene raíces morales y culturales. Entonces Educación y Justicia son los temas fundamentales. No en vano los romanos dictaban tres claves para alcanzar la llamada existencia positiva: vivir honestamente, no dañar a nadie y dar a cada uno lo suyo.

José Manuel García González

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