Cuestión de imagen

Un verdadero campo de batalla electoral. En eso se puede llegar a convertir Tucumán al ritmo de las internas que se han lanzado en estos primeros días de 2021. Los padrinazgos están a la orden del día. En el oficialismo, el gobernador Juan Manzur se aferra cada vez más al calor del presidente Alberto Fernández, que le ha allanado el camino hacia las elecciones, para que la gestión provincial no tenga grandes contratiempos fiscales. El pandémico 2020 no hay sido un período de fuertes pérdidas en materia de finanzas públicas. Tucumán ha cerrado sus cuentas con un escenario de mejor maniobra políticas para arrancar este año electoral, de cero, sin el fantasma del déficit fiscal que atenta contra cualquier proyecto para ejecutar obras públicas, con financiamiento internacional, nacional y provincial.

Manzur, no obstante, se encuentra en medio de dos aguas. Un impulso al albertismo le significó una elevada exposición ante el cristinismo o kirchnerismo, según la dirigencia que se trate. El proyecto para suspender las PASO lo tuvo como uno de los gestores. Sin embargo, el tucumano ha bajado los decibeles públicamente, luego de la estocada que las huestes que responden a Máximo Kirchner le dieran a los barones del conurbano bonaerense, muchos de ellos amigos directos del gobernador tucumano. Las principales figuras K no tienen una buena imagen en el territorio provincial. Cristina Fernández tiene un nivel de aceptación del 34%, mientras que la imagen de su hijo Máximo apenas llega al 24%, de acuerdo con la última medición efectuada por CB Consultora de Opinión Pública. Alberto, en tanto, tiene un nivel de aceptación del 56%. Por el lado de la oposición, Horacio Rodríguez Larreta (43%) se posiciona, mes a mes, como el referente opositor con mejor imagen en Tucumán, por encima del ex presidente Mauricio Macri (31%).

En el ranking de gobernadores, de los cinco principales con mejor imagen, tres corresponden a la oposición (el alcalde porteño Rodríguez Larreta, el correntino Gustavo Valdés y el mendocino Rodolfo Suárez). El top five lo encabeza el sanjuanino Sergio Uñac y lo termina el entrerriano Gustavo Bordet. Manzur, en ese listado de enero, se mantiene a mitad de tabla. Según el analista político Cristian Buttié la mayoría de los mandatarios no ha realizado acciones que tiendan a mover la aguja política al cerrarse un año difícil. Sin embargo, en esta parte del país, hubo tres que sí pudieron mejorar la puntería: el sanjuanino Uñac, el santiagueño Gerardo Zamora y el catamarqueño Raúl Jalil. ¿Por qué? Los tres cerraron 2020 con anuncios de mejoras salariales a los empleados públicos, un hecho no menor después de un año de pandemia de la Covid-19 y de una inflación cercana al 36%.

Más allá de las cuestiones sanitarias, Manzur trata de imprimirle ritmo a la campaña en base a la obra pública. Seguramente hoy hablará con el Presidente para establecer la fecha de la cumbre del gabinete en Monteros, en el marco del plan Capitales Alternas. Inicialmente se habló de que ese encuentro podría darse en julio, en el marco de las conmemoraciones de la Declaración de la Independencia. Hay intenciones de anticipar la visita de la comitiva nacional para marzo.

Mientras se esperan las visitas de más referentes nacionales, la política doméstica y los gestos institucionales están al día. La foto de ayer hizo ruidos. La que se sacó el gobernador con el intendente de Yerba Buena, el radical Mariano Campero, al supervisar las obras en el Canal San Luis. Hacia adentro del PJ, la postal incomodó a varios intendentes peronistas, que esperan más contención desde la Casa de Gobierno. Incluso el vicegobernador Osvaldo Jaldo evitó ser retratado con el opositor que está tratando de conformar un frente amplio junto con el republicano Ricardo Bussi. Hay facturas de viejas contiendas electorales pendientes de pago. Jaldo sí se unió a la agenda oficial cuando Manzur fue ayer hasta Simoca. Allí, juntos, entregaron una autobomba para la Municipalidad.

Hacia afuera del Gobierno, los dirigentes de Juntos por el Cambio interpretaron que la foto entre Manzur y Campero está en sintonía con sus sospechas de acercamiento político, más allá de las diferencias de colores. Los radicales creen que, tras la prematura interna en el espacio, está el binomio gubernamental.

En el oficialismo que se pintó la cara para las elecciones y la oposición que se resiste a salirse del esquema orgánico de Juntos por el Cambio se escuchó la misma frase al referirse a las intenciones de los intendentes Campero y Roberto Sánchez: “hay que ver hasta dónde aguantarán”. El jefe municipal de Yerba Buena sueña con la bendición de Rodríguez Larreta y de traer a Tucumán a la ex gobernadora María Eugenia Vidal. Los socios de la alianza opositora (José Cano y Silvia Elías de Pérez), en tanto, creen que muy pronto habrá una invasión macrista, de radicales y hasta de Elisa “Lilita” Carrió. La grieta no es sólo entre oficialistas y opositores. Trasciende también las fronteras de la misma coalición que gobernó el país entre 2015 y 2019. No hay tregua por ahora.

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