Liberate del estrés haciendo cerámica

Liberate del estrés haciendo cerámica

Cada vez más tucumanos se suman a experimentar el arte de la cerámica, en lo que encontraron muchos aspectos positivos. Según los que saben, es una práctica que te ayuda a desestresarte y a conectarte con vos mismo y con la tierra.

20 Enero 2021

La cerámica es una de las artes más prehistóricas practicadas por el ser humano, acarrea con ella grandes significados y fue testigo de diferentes culturas a través del tiempo. Actualmente, se encuentra en boga y muchas personas muestran interés por descubrir de qué se trata. Cada pieza que se realiza tiene un toque especial por parte de quién la realiza, lo que la convierte en única.

¿Qué es lo que hace especial al arte de modelar cerámica? “Es muy desestresante, a partir del barro se puede lograr lo que uno quiere, es infinita la cantidad de cosas que se pueden hacer. Requiere de mucha paciencia, si o si es importante cultivar esa virtud a través de este arte. Por otro lado, todo lo que uno realiza lo puede utilizar en el día a día o decorar su casa según su propio estilo”, sostiene la ceramista Constanza Scotta.

La licenciada en Artes Plásticas María Fernanda Pérez afirma: “Estamos en un momento muy caótico y necesitamos volver a reencontrarnos con la tierra, en esa forma romántica de hacerlo, el trabajar, amasar el barro y la energía que transmite nos permite encontrarnos con nosotros mismos. La cerámica te enseña a que siempre se puede volver y que todo se transforma”.

“Los que prueban una vez la actividad cerámica difícilmente dejen de hacerlo, atrapa, entusiasma, tranquiliza, ayuda a la concentración y es uno de los mejores antiestrés que conozco. Cuando una persona entra en contacto con la arcilla siente que todo su ser se motiva y entra en unión con la naturaleza misma: el barro o arcilla, el agua, el fuego y el aire son los cuatro elementos necesarios para que el mágico proceso de la cerámica se lleve a cabo”, subraya Claudia Díaz, profesional en este arte.

Dos métodos distintos

Las hermanas Constanza y Luciana Scotta abrieron hace ocho años un taller, en el que trabajan la cerámica a partir de dos métodos distintos: por plancha (se estira la masa y se copia un molde) y barbotina (arcilla en estado líquido que se vuelca sobre un molde de yeso con la forma del recipiente que se busca lograr). Ambas técnicas se mejoran y una vez listas, las piezas pueden decorarse.

Sobre la decoración de las piezas las artistas explicaron que trabajan con diferentes técnicas: bajo cubierta o mayólica, con unos pigmentos se trabaja un estilo acuarela y se puede dibujar. Por otro lado, con un engobe, mediante una arcilla que tiene color, se puede dibujar obteniendo colores planos. Finalmente, con un esmalte que posee vidrio molido y le otorga brillo a la pieza.

“Cada alumna elige qué pieza quiere crear, puede ser un objeto utilitario o decorativo o esculturas”, enumera Constanza.

Una pasión

Pérez, por su parte, se dedica a la cerámica desde hace ya 23 años. “Para mí no es sólo una forma de vida, sino que es mi pasión, tengo la gracia de trabajar en lo que me gusta”, reconoce.

Agrega que pasa la mayor parte del día en el taller trabajando y también se dedica a enseñar: primero a modelar la arcilla, lijar la pieza una vez que se seca y la parte decorativa final con óxidos, pinturas vitrificantes y otros componentes químicos. Durante la pandemia comenzó a dictar sus clases en forma online.

Experiencia que nutre

Díaz es licenciada en Artes Visuales y Técnica Ceramista, y hace años enseña esta cerámica a adultos. En este momento, por supuesto, lo hace de modo virtual. “Nos conectamos todos juntos y vamos realizando las piezas paso a paso respetando los tiempos de cada uno. Previamente los alumnos preparan los materiales que utilizaremos en cada clase y una vez terminadas las piezas las traen al taller para que las cocine en el horno eléctrico”, señala la ceramista.

Lo positivo de las clases virtuales, acota, es que cada uno de los alumnos montó un rincón en su casa para realizar esta práctica, lo que les permite trabajar la arcilla en cualquier momento con sus elementos personales y no limitarse únicamente a las clases semanales. Considera que sin dudas es una experiencia enriquecedora. (Producción periodística: Mariana Ávila)

Materiales básicos

Qué necesitás para trabajar en tu casa

- Arcilla, como materia prima.
- Engobe, pigmentos o esmaltes para el decorado.
- Esteca para alisar, cortar, moldear la pieza.
- Oflador también es útil para estirar la masa.
- Tarjeta, con la cual se extrae la burbuja que tiene la masa.
- Rodillo y nivel.
- Plástico, sobre el cual trabajar la arcilla y evitar que se pegue.

A tener en cuenta: todos pueden elaborar las piezas en casa con los materiales anteriormente mencionados, pero una vez listas, se deben llevar a un taller que ofrezca el servicio de horneado para la parte final. Es un horno especial que llega a una temperatura de 1.200°.

¿Por qué me hace bien?

Martina Alves Rojano siempre disfrutó de las manualidades y encontró la cerámica como pasatiempo en la cuarentena “Es muy relajante, me ayudó a aumentar mi creatividad y a jugar con distintos colores y formas”, cuenta la joven.
Paciencia y dedicación son las dos cualidades que debe cultivar una persona que realice esta práctica, según Martina. Una de las ventajas que destaca es que se pueden lograr una amplia cantidad de objetos, decorativos o de utilidad como tazas, platos, juegos de baño, porta lapiceras y bowls de cocina.

“Siendo muy chica, a los tres años, comencé a asistir a un taller por curiosidad, fui hasta los 18 años. Siempre me apasionó todo lo que sea manualidades, es lindo porque no todo tiene el mismo acabado, cada pieza es especial y única”, señala Eugenia Flores.

Ahora ya de adulta, Eugenia encuentra muchas ventajas en esta práctica: “Creas tus propias piezas de acuerdo a tu gusto, dejas liberar tu creatividad, tu pasión y tu alma. No hay una sola técnica, hay muchísimas, el artista al crear nunca puede hacer dos piezas iguales”, afirma.

Por su parte, Mariana Parajón sostiene: “Recomiendo al 100%, el usar las manos en el barro y en los pinceles para plasmar lo que tienes en mente y esperar a ver la pieza terminada, es un ejercicio que me ayuda a manejar un poquito las ansiedades, aceptar las imperfecciones y sobre todo a disfrutar de un tiempo de creatividad y tranquilidad”.

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