Cuándo y cómo conviene dejar de comer carne

Cuándo y cómo conviene dejar de comer carne

Algunos a favor, otros en contra, especialistas tucumanos en nutrición hablan de las implicancias de estas dietas para el organismo, como realizar el cambio y la importancia de acudir a la consulta médica.

CLAVE. Hay que elaborar un plan nutricional adecuado para no padecer la falta de proteínas ni sufrir trastornos. CLAVE. Hay que elaborar un plan nutricional adecuado para no padecer la falta de proteínas ni sufrir trastornos.

En los últimos años ha crecido de manera exponencial el número de personas que deciden realizar un cambio sustancial en su alimentación, dejando de lado las carnes y alimentos de origen animal, para volcarse a dietas vegetarianas, veganas o crudiveganas. Algunos a favor, otros en contra, especialistas tucumanos en nutrición, hablan de las implicancias de estas dietas para el organismo, como realizar el cambio y la importancia de acudir a la consulta médica.

Ya sea por alergia a los lácteos, economía o por respeto a los animales, las dietas que dejan de lado productos de origen animal toman cada vez más relevancia y fama. Sobre todo en los jóvenes, que en pos de proteger al planeta, eligen este cambio trascendental en su alimentación. Pero no es solo eso, ser vegetariano, vegano o cudrivegano es más que dejar la carne: “Es una forma de vida, no tan solo pasa por dejar de consumir alimentos de origen animal. Es un cambio más profundo. Eso hay que entenderlo y respetarlo”, reconoce el médico especializado en nutrición Francisco D’Onofrio.

Para conocer de qué estamos hablando, definamos cada corriente. El vegetarianismo es un tipo de alimentación que de manera parcial elimina el consumo de alimentos de origen animal, mientras que en el veganismo no se permite ningún tipo. El crudiveganismo es una dieta en la que se alienta sólo el consumo de frutas y verduras crudas, sin ningún tipo de cocción.

D’Onofrio considera que el primer paso al vegetarianismo es realizar un control médico en laboratorio previo a comenzar lo que él denomina una nueva forma de vida. “Para empezar, antes que nada, lo recomendable es hacer un chequeo previo, ver que no tengas ninguna enfermedad, ver si no estás anémico, como están tus niveles de calcio, por ejemplo”, comenta. Lo siguiente es consultar a un especialista en nutrición (sea médico o licenciado) para contar con un plan alimenticio adecuado. Recomienda luego a las personas hacerse controles al menos una vez al año, para poder corroborar los niveles de calcio, hierro, minerales y vitaminas y confirmar si se posee o no anemia.

El profesional explica que el problema de estas dietas tiene que ver con la ausencia de ciertos minerales o vitaminas que, a pesar de encontrarse en otros alimentos, no llegan a completar lo necesario para el organismo.

“Los vegetales tienen hierro pero la absorción es baja. Esto quiere decir que por más que el alimento tenga (hierro), el organismo absorbe poco, no así con la carne”, ejemplifica. El médico considera que la alimentación vegetariana u ovolactovegetariana (una dieta que excluye la carne y el pescado pero si incluye huevos y lácteos) es más saludable que una con consumo de carne.

“No hay ninguna duda. Yo estoy a favor de una alimentación con predominio vegetariano, en la que haya muy poco consumo de carne y, si no, una (dieta) ovolactovegetariana. Se ha visto que la incidencia de cáncer, sobre todo el cáncer de colon, disminuye. La incidencia de poder tener enfermedades cardiovasculares, hipertensión, infarto de miocardio, diabetes tipo 2 o cáncer de próstata también disminuye”, asegura. Esto se debe -añade- a que los vegetales tienen muchos protectores o antioxidantes que ayudan a prevenir enfermedades.

¿Y los niños?

El profesional alerta sobre esta cuestión. Considera que hay que prestar atención a los más chicos, ya que el requerimiento para ellos de vitaminas, minerales y proteínas es mayor que en el adulto. “Hay que tener mucho cuidado y hacerlo con un profesional en forma constante, con más seguimiento”.

Los niños y adolescentes en crecimiento constituyen un grupo de riesgo para este tipo de dietas, como así también las embarazadas y lactantes y deportistas de alto rendimiento. “Esos grupos tienen otros requerimientos de macronutrientes (proteínas, hidratos de carbono, grasas) y micronutrientes (vitaminas y minerales)”, finaliza.

Raúl Valdez, médico especializado en nutrición, asevera: “cualquier tipo de variante, ya sea vegetariano, ovolactovegetariano o vegano, no está recomendada en general por las asociaciones médicas, porque siempre produce algún tipo de carencia. El humano es de naturaleza omnívora: necesitamos consumir todo tipo de alimentos, ya sea carnes, vegetales, frutas, cereales y aceites, para que nuestra alimentación sea balanceada. Las proteínas de alto valor biológico son importantes y hay algunos nutrientes que pueden tener carencias cuando no se consume carne”, expone. Al igual que D’Onofrio, piensa que el ovolactovegetarianismo es el mas aconsejable, porque la alimentación es mas balanceada y hay menos déficit al consumir derivados de lácteos, leches, huevos y quesos.

Una transición gradual

El profesional subraya la importancia de iniciar el proceso hacia el vegetarianismo de manera gradual y acompañado por un profesional, que realice una planificación y un seguimiento. “Ahora esta muy de moda que chicos adolescentes inician su vegetarianismo y por ahí están un poco desorientados en como tienen que alimentarse. Consumen solo harinas y almidones y suben de peso, tienen algunas carencias nutricionales. Siempre es mejor planificar y hacerlo con un profesional y si es gradual, mejor. Si comienzo siendo ovolactovegetariano es mucho mejor que comenzar siendo un vegano estricto, que es mucho más complicado”, ejemplifica.

Si bien desarrolla que una dieta con mucho consumo de carne también es perjudicial, no aconseja dejar los productos animales por completo: “Yo, personalmente, no recomiendo a la gente que sea vegetariana”, afirma. Igualmente, no desaconseja la dieta ovolactovegetariana: “al consumir leche o huevo en tu dieta, aportas mejores proteínas, que son de alto valor biológico y aportas (también) calcio o hierro. Es mucho más recomendable ser ovolactovegetariano y no vegano”, resalta.

Graciela Varela, médica integrativa y miembro del comité científico de la Liga para la Intervención Nutricional Contra el Autismo (Linca), es vegetariana hace 25 años. Considera que la discusión no es a favor o en contra de las dietas vegetarianas, veganas o crudiveganas, sino sobre cuáles son las ventajas y/o desventajas y cuál es la mejor forma de llevar a cabo una dieta que sea completa y adecuada nutricionalmente. “No basta con decir ‘saco todos los derivados del reino animal’ (de la dieta), tenemos que ver cómo llevar a cabo un plan nutricional adecuado para no entrar en riesgo de carencia de nutrientes o algún trastorno, por ejemplo metabólico, por exceso de consumo de hidratos de carbono en ciertas dietas vegetarianas”, explica.

Asegura sin lugar a duda que una dieta vegetariana es saludable. Aunque alerta que no es para todo el mundo, recomienda por lo menos tener una dieta a predominio vegetariana (pocos alimentos de origen animal). “No se trata de hablar de vegetarianismo vs ‘omnivorismo’, sino poner en la mira la alimentación moderna, que consiste en comida ultra procesada, industrializada, con aditivos, colorantes y conservantes, que ha sido despojada de nutrientes esenciales”, remarca la profesional, que enfatiza en la importancia de volver a nuestras raíces: “la alimentación tiene que ser lo más natural posible”, subraya.

El crudiveganismo

Varela siguió una dieta crudivegana estricta durante dos años y medio. “La alimentación crudivegana es una alimentación muy nutritiva y depurativa. La indico para pacientes con cáncer o patologías severas que necesitan urgente desintoxicar, nutrir y poner el cuerpo en condiciones optimas”, añade. En este punto, la profesional prefiere hablar ya de “comida viva” (raw food, en inglés), ya que en una dieta crudivegana, además de frutas, verduras, fermentados y algas, se consumen semillas germinadas y semillas activadas: “Se las pone en remojo para ‘despertarlas’. Una semilla puede estar muchos años en ‘stand by’ y cuando tiene las condiciones de temperatura y ambiente adecuadas, se transforma en una planta. Entonces es mucho más amigable para el organismo, más fácil de digerir y absorber. Además se potencian las vitaminas”, cuenta. Una vez germinada, se consume. La doctora explica que cada brote germinado “es una miniplanta con todos los nutrientes que necesita para crecer. Es un cóctel de vitaminas, minerales, oligoelementos y nutrientes”.

Sobre las ventajas de una alimentación crudivegana, añade: “Incrementa el nivel de energía, de vitalidad, ayuda a desintoxicar el cuerpo, permite reestablecer la microbiota (lo que llamábamos flora bacteriana) y aporta prácticamente todos los nutrientes que necesitamos para estar bien si la hacemos de manera adecuada. Se logra una gran claridad mental y puede mejorar o curar enfermedades crónicas o degenerativas, junto al resto de la terapia que se indique, pero sobre todo es más sustentable para el planeta”.

Por último, la especialista acota que es posible que en algunos cuerpos estas dietas provoquen una carencia de nutrientes, pero “no quisiera que la gente quede con la idea del miedo a una alimentación vegetariana, vegana o crudivegana. Tampoco quisiera que se queden con la idea de que es para todo el mundo y se puede hacer libremente. Es bueno saber que se pueden comer vegetales y hacer un tiempo una alimentación crudivegana, pero llega un momento en el que hay que asesorarse para hacerlo de manera saludable”, finaliza.

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