¿Por qué pierdo tanto pelo? Mitos y “lo normal”

¿Por qué pierdo tanto pelo? Mitos y “lo normal”

El estrés, la nutrición y los cambios hormonales afectan a los folículos pilosos. Hay una diferencia entre perder el cabello y cambiarlo

¿Por qué pierdo tanto pelo? Mitos y “lo normal”

No somos los protagonistas de una película Western, pero cada vez que nos toca limpiar los pisos aparece un estepicursor de puro cabello que gira y gira entre los muebles. “Algún día me voy a quedar pelado/a”, reflexionamos divididos por la diversión y el pánico que genera ver como nuestros pelos acaban en cualquier parte.

La pregunta del millón: ¿es esto normal? “En promedio, cada día perdemos entre 50 y 100 cabellos, y por mes nuestra melena crece un centímetro. Se trata de un proceso fisiológico en el que cada folículo piloso tiene su propio ciclo de vida: mientras una parte del pelo se encuentra en crecimiento (fase anágena), otros están en una fase de transición y el resto se cae (fase telógena). Pensemos que, de no ser así, habría varios momentos del año en que estaríamos calvos”, explica la dermatóloga Mónica Posay.

La especialista recalca que la ansiedad de ver peluquines completos en el resumidero o las sábanas se intensifica durante la primavera y el otoño, dos fechas en que ocurre el recambio estacional. Por el resto, perder pelo es una situación multicausal que responde a factores típicos como el aumento o pérdida constante de peso, el envejecimiento, los desbalances en las tiroides y los desajustes hormonales.

En otros casos, en cambio, estas micro despedidas aluden a dos dramas sociales y silenciosos propios de nuestra actualidad: el estrés y la ansiedad. “Desde el año pasado, los cambios de hábitos y las emociones que despertó la pandemia han hecho que mucha gente nos consulte por problemas de caída o grasitud capilar y acné. Aún hoy, la covid-19 sigue influyendo en nuestra mente y esa respuesta se traslada al cuerpo. Lo fundamental es definir si se trata de una situación transitoria, sino ya hablamos de un paciente con principio de calvicie”, acota.

En las mujeres estos achaques también se dan a raíz de la pubertad, la menopausia, el embarazo o el uso de ciertos anticonceptivos.

Enfermedad y estigma

Mucho, poco o promedio… para el dermatólogo Diego Cayetano lo central para determinar una futura consulta médica no es chequear la cantidad de pelos que se caen (involuntariamente) sino evaluar la densidad general del cabello en nuestra cabeza.

“La causa más frecuente de calvicie en los hombres (un 50% de ellos la tienen) es la alopecia androgénica. Bajo estas situaciones el pelo se pierde por una tendencia hereditaria, predisposición genética o el paso de la edad y sus efectos se notan en la coronilla y la parte delantera de la cabeza con las dichosas entradas”, explica Cayetano.

Otro trastorno común -y que se relaciona de lleno con el estrés y con las vivencias que generan una alta tensión emocional- es la alopecia areata: distinguible por los huecos circulares que aparecen entre el pelo y en la barba.

“Ante estas circunstancias hay tratamientos con fármacos o microimplantes que nos devuelven nuestra imagen inicial, pero las fórmulas mágicas no existen. El cabello tiene una connotación estética muy fuerte en la sociedad y por eso ver su retroceso ocasiona un gran impacto psicológico y afecta el autoestima que los pacientes”, detalla.

Mitos

Al igual que ocurre con las mascarillas y recetas de skincare caseras, en internet circulan varios mitos relacionados a la cabellera. Entre ellos está la sugerencia de disminuir los lavados para evitar que el shampoo intensifique la caída.

“Cada cuero cabelludo es distinto y los que tienen tendencia grasa requieren de una mayor limpieza para evitar obstrucciones. Además, la exposición al producto es corta y su aplicación superficial, este no penetra hasta la raíz (que está a unos tres centímetros debajo de la piel)”, aclara Posay.

Otra confusión aparece al hablar del uso de banditas elásticas, vinchas duras o coletas apretadas.

“Hay peinados (como los rodetes, recogidos altos o trenzas pescadoras) que tensan demasiado el cabello. Con su uso recurrente estos dejan marcas, pero se trata de una cuestión de tracción y fuerza antes que de una causa de caída propiamente dicha”, enfatiza.

La potencia del cepillado es un agente igual de importante a la hora de hablar de cuidados. La sugerencia central de los profesionales es evitar peinar demasiado nuestro pelo mientras estemos en la ducha. “Con la pesadez del agua el pelo está más débil y al arrastrar y mover el cepillo se escapan pelos extra que aún no deberían irse. Lo mejor es arreglar los nudos cuando nos queda a medio secar (jamás 100 % seco) y utilizando alguna crema”, grafica Cayetano.

La alimentación es una variable igual de importante. “Debemos evitar dosis altas de cafeína y el cigarrillo, sumado a incorporar a la dieta hierro, zinc y vitaminas para fomentar la producción de colágeno. Los dos libros de agua tampoco se negocian”, acota.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios