Sin viajes ni cenas de egresados: ¿Cómo fue cursar el último año de la secundaria en pandemia?

Sin viajes ni cenas de egresados: ¿Cómo fue cursar el último año de la secundaria en pandemia?

A pesar de la angustia e incertidumbre de meses de encierro, los adolescentes ingeniaron un sinfín de recursos para mantenerse positivos.

Sin viajes ni cenas de egresados: ¿Cómo fue cursar el último año de la secundaria en pandemia?

Cena de egresados, colación, viaje a Bariloche. El 2020 llegó para romper todos los esquemas y obligó a muchos adolescentes a despedirse de cualquier tipo de planes previos. Atrás quedaron las semanas de los colegios, las elecciones del centro de estudiantes, la presentación del buzo de la “promo” y otras minúsculas pero sumamente significativas vivencias: las charlas con los amigos en los recreos. Con una mezcla de emociones y sin poder compartir el último año de la escuela secundaria, una generación completa de estudiantes quedó marcada por la pandemia. Estas son algunas de las vivencias de un grupo de tucumanas que no se dejó vencer y se sostuvo a pesar de todo. 

La covid-19 significó un reto para la humanidad y, si bien es un virus que afecta principalmente a la salud física, se tradujo también en un sinfín de cambios sociales y culturales. El aislamiento y los esfuerzos por cumplir a rajatabla los protocolos sanitarios modificaron la forma en la que las personas se comportaron y relacionaron entre sí. Ahí aparecieron emociones que antes no eran tan recurrentes.

La ansiedad, incertidumbre y desazón fueron las sensaciones que marcaron el ritmo del inicio del 2020, pero con los meses la virulencia del virus fue indicando que la cosa daba para rato y que había que comenzar a adaptarse. Pero… ¿cómo vivieron esos cambios los más jóvenes? La respuesta está llena de matices.

Un año lleno de emociones

“Cuando me enteré del decreto del presidente no estaba asustada ni triste, solo un poco desconcertada, pero cuando las semanas pasaron y se siguió extendiendo la cuarentena empecé a caer que esto no se iba a terminar inmediatamente. Con el tiempo, mis ilusiones fueron debilitándose, me sentí triste, decaída, sin ganas de hacer nada. Estaba enojada, estresada y extrañaba mucho mi vida sin el virus, quería ver a mis amigas, a mi novio, a mis familiares. Extrañaba mucho el colegio”, contó Giuliana Fantacone, una de las flamantes egresadas en pandemia.

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A su turno, Valentina Reinoso coincidió: “Este último año fue totalmente inesperado, realmente todo fue una sorpresa. Al principio teníamos las esperanzas de que todo se resuelva en algunas semanas, pero con el pasar el tiempo vimos que esto venía para cambiar muchas cosas, y así fue”.

¿Cómo fue mantenerse cerca a la distancia? “Con mis compañeras pasamos el año viéndonos a través de una pantalla, alejadas físicamente, pero siempre juntas. Y así lo fuimos sobrellevando, la verdad es que teníamos pocas esperanzas de volver a vernos”, agregó.

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Mantener los lazos afectivos con un WhatsApp, un charla por Zoom o compartiendo una story con la intención de que vuelvan viejas épocas fueron algunas de las formas que los jóvenes utilizaron para sentir calor humano en tiempos de pandemia.

Adaptarse a los cambios en el aula

“Creo que no puedo definir este año como bueno o malo, solo como distinto. Creo que es importante estar preparados para que las cosas cambien y que eso no nos detenga, hay cosas que no podemos controlar", relató Zoe Silvano Ancajima.

Intentar tener una actitud positiva frente a los cambios fue solo uno de los retos, otro, muy importante y concreto fue tratar de no quedar atrás dentro de un sistema educativo nuevo que tuvo que replantear cualquier forma de aprendizaje y escolarización tradicional.

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“Si bien lo más raro fue dejar de tener la cercanía que teníamos con todos nuestros profesores y compañeras, siento que lo que más me costó fue el nuevo método de estudio donde tuvimos que aprender a través de una pantalla y pasar tantas horas frente a la computadora. A veces no era tanto el contenido que teníamos que manejar para ciertas materias, sino la forma en la que tuvimos que llevarlas, eso fue lo más complicado”, detalló.

Asimismo, la joven resalta que la contención de sus pares fue la clave. “Estoy convencida que no hubiera sido lo mismo sin nuestros amigos más cercanos, creo que el mensaje de “cómo estás?” lo cambia todo. No podíamos vernos, pero no te sentías solo, por suerte tenemos la posibilidad de poder comunicarnos de muchas formas, y creo que eso es lo más lindo que me llevo de este año”.

Por su parte, Candela Torres, de 18 años, comentó: "Cuando empezamos las clases virtuales me sentía con ganas de aprender, me levantaba y tenía mis clases, entregaba a horario y cumplía. Con el tiempo, vi que la cuarentena iba en serio y que las cosas en mi último año iban a complicarse".

"Pasaron los meses y todo seguía igual o peor y las ganas ya no eran las mismas. Hubo un tiempo en el que ya no tenía casi ganas de aprender, me costaba mucho levantarme y prestar atención a la profe a través de una computadora", enumeró.

La despedida

Estrella Díaz Jalil, egresada de la Escuela Normal, coincidió: “el cursado virtual nos tomó por sorpresa, como a la mayoría. Pero, poco a poco, tanto los profesores como nosotros nos fuimos adaptando a la “nueva escuela”. Cursar el sexto año de forma virtual fue extraño, cuando comenzó la pandemia pensaba que extrañaría mucho a mis compañeros y demás, pero creo que supimos mantener el vínculo aunque sea un poco, mediante la virtualidad. Igualmente extrañé la escuela en sí, el aula y pasar tiempo ahí”.

Muchos egresados coincidieron en que tener un un acto de fin de curso presencial fue fundamental para cerrar su paso por el secundario.

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“La colación, por lo menos a mí, me permitió dar un cierre a todo. Necesitaba, por lo menos una vez más, ver a mis compañeros”, contó aliviada.

“Pasamos muchos meses de incertidumbre por la situación hasta que algo bueno llegó: el colegio finalmente nos dió la oportunidad de reencontrarnos para nuestro último acto, la colación. Previo a esto también nos reunimos entre compañeras, cumpliendo todos los protocolos, para compartir un poco juntas y darnos una despedida. Fue lindo volver a vernos, esta vez de manera presencial, volver a reir como antes, a contar anécdotas y recordar nuestro paso por el secundario”, agregó Valentina Reinoso.

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Atención y contención

“Cuando vi que pasaban los meses y la cuarentena seguía extendiéndose los cambios empezaron a notarse más: se terminaron las videollamadas eternas que tenía con mis amigas y las clases volvieron con un montón de cambios. Siendo sincera, estaba mal. No salía de la cama, me costaba conectarme a las clases y lo único que quería era volver al colegio”, lamentó Guillermina Choua, ex alumna de un colegio de Yerba Buena.

En tiempos de tanto estrés y ansiedad, uno de los grandes lamentos de las jóvenes fue la falta de atención por parte de las autoridades de sus instituciones educativas. “Lo que más me llamó la atención es que nunca recibí un llamado de mi colegio para saber si estaba bien, hubiera sido bueno recibir algún tipo de apoyo psicopedagógico. En mi caso, quienes deberían habernos acompañado con especial atención no solo que no lo hicieron, sino directamente desaparecieron de nuestro último año de colegio. A pesar de todo, pude aprender muchas cosas, hoy quiero pensar en mi futuro”, concluyó.

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