¡Salud!
¡Salud!

Salud, dinero y amor. El deseo más repetido en el universo cuando se celebra un brindis, ese acto en el que se levantan y chocan vasos y copas antes de beber algún trago espirituoso. Vino, champán, sidra, cerveza, whisky, fernet… Cualquier bebida menos agua, porque dicen que trae mala suerte.

Brindar. Nos brindamos al otro, por el otro. Por un cumpleaños, por una boda, por un nacimiento, por un logro o un éxito conseguido. Por algo que comienza, se inaugura, o por aquello que concluye, como un año, un proyecto, una carrera. O porque algún dolor se termina.

También se brinda por los que partieron, para que su alma descanse en la eternidad y para que su cuerpo vuelva a nosotros con el viento, el polvo y el agua.

La etimología del brindis nos enseña que proviene de la frase alemana “bring dir’s”, que quiere decir “te lo ofrezco”. Cuentan que eso se decía en los primeros brindis, “te lo ofrezco”. Te lo brindo, me brindo a vos.

Luego vino “salud, dinero y amor”.

O chinchín, la onomatopeya del choque de los cristales. A veces, en vez de chocar las copas decimos chinchín. Para que los entusiastas burbujeados no rompan los vidrios.

Algunos hacen las dos cosas, dicen chinchín y chocan las copas, una empalagosa redundancia. Menos en Japón, donde es grosero decir chinchín, porque así le dicen al pene.

Salud, dinero y amor. Eslogan que desde los rebeldes y embriagados años 60 algunos lo reemplazaron por “sexo, droga y rock and roll”.

“Con que haya dos de las tres alcanza”, bromeaba Andrés Calamaro.

Los primeros antecedentes históricos del brindis no son tan felices. Allá por el siglo cuarto antes de Cristo, donde era bastante común envenenar las copas para asesinar a un enemigo, cuentan que se instauró la costumbre de chocar los vasos para que el vino salte de una copa a la otra y así todos bebieran lo mismo. Una muestra de confianza.

Para los vikingos, en cambio, el choque de las copas se origina por otro motivo. Decían que en el placer de beber vino participaban todos los sentidos, menos el oído, y que de esta forma incluían a las orejas en el brindis.

“Ojalá coincidamos en otras vidas, ya no tan tercos, ya no tan jóvenes, ya no tan ciegos ni testarudos, ya sin razones sino pasiones, ya sin orgullo ni pretensiones”. Charles Bukowski (1920-1994).

Existen mil formas, frases y deseos a la hora de brindar. Los que contamos, los que recitamos, los que cantamos y hasta gritamos. Pero los más sinceros, los más profundos, son los que muchas veces callamos, los que brindamos hacia adentro, en una íntima y silenciosa celebración.

“Un brindis por esos momentos que no podemos publicar, pero que jamás olvidaremos”. Cada quien conoce los suyos.

En España, uno de los brindis más populares es “¡Arriba, abajo, al centro y adentro!”, acompañando esos movimientos con la copa. Aunque los andaluces seguro dicen “¡pa dentro!”.

Otra que trae mala suerte, según los supersticiosos, y además se considera una falta de respeto, es no mirar a los ojos del comensal cuando se chocan las copas. Los escandinavos piensan que mirar a los ojos es una forma de demostrar que se le está prestando atención al otro y que en verdad nos importa el motivo del brindis.

Salud, dinero y amor

El prolífico Calamaro escribió la letra “Salud, dinero y amor” cuando estaba en la banda hispano-argentina “Los Rodríguez”, junto a otro argentino, Ariel Rot, y a los españoles Germán Vilella, Julián Infante y Daniel Zamora.

El tema se publicó en 1993 dentro del disco “Sin documentos”, considerado por la revista Rolling Stones como uno de los clásicos universales del rock en español.

La mejor forma de terminar un año que arrasó con todo a su paso es recordar esta hermosa poesía que supimos cantar en fiestas más felices:

Brindo por las mujeres que derrochan simpatía,

Brindo por los que vuelven con las luces de otro día.

Brindo porque recuerdo tu cuerpo, pero olvidé tu cara,

Brindo por lo que tuve porque ya no tengo nada...

Brindo por el momento en que tú y yo nos conocimos

Y por los corazones que se han roto en el camino.

Brindo por el recuerdo y también por el olvido,

Brindo porque esta noche un amigo paga el vino...

Porque la vida es dura, por el fin de la amargura,

Brindo porque me olvido los motivos porque brindo.

Brindo con lo que sea que caiga hoy en el vaso,

Brindo por la victoria, por el empate y por el fracaso...

Brindo por seguir queriéndote toda la vida,

Casi está lleno el vaso con la sangre de otra herida.

Brindo con emoción pero también brindo con frialdad,

Que la salud no falte a toda la humanidad...

Desde un rincón del mundo... brindo contigo...

Caiga quien caiga brindo sobre la luz de una vela,

Toda la noche brindo y que la mañana venga.

No es un momento triste, ya que brindo con amigos,

Brindo por el futuro con la noche de testigo...

Si alguna vez no brindo siquiera por tonterías,

Brindaré con silencio por la fortuna perdida.

Brindaré muy en serio por una vez en la vida,

Brindo hasta la cirrosis por la vacuna del SIDA...

Desde un rincón del mundo brindo contigo,

¡Salud!

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios