La vacuna afecta el buen humor

La vacuna afecta el buen humor

Todo indica que para Manzur la alegría sólo es brasileña: la sonrisa que trajo del vecino país se desdibujó entre la Casa Rosada y las internas con Jaldo. La oposición pone el guiño hacia la unidad, pero gira en sentido contrario.

La semana pasada, cuando el gobernador de la provincia volvió de Brasil tenía la sonrisa de oreja a oreja. La alegría era sólo brasilera. En pocas horas el rostro de Juan Manzur demudó. La excepción fue el acto de la unidad de La Cocha, durante el cual tanto él como sus adláteres volvieron a violar los cuidados sanitarios y a hacer lo que ellos mandan que no se haga.

El gobernador actúa y sobreactúa sus buenas ondas y sus aceitados vínculos con las autoridades nacionales. Pero esta semana fue un bumerán. Él quisiera desvincularse del papelón de las vacunas, sin embargo el chasco lo mantiene atado.

La inoperancia y las mentiras del ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, arrastran a la provincia que, como una veleta, se mueve según sopla el viento en la Casa Rosada. Y, el año de la pandemia que supo darle buena imagen y autoridad a los que tenían poder, ahora se los quita por la impericia y por la desembozada forma en que se le miente a la sociedad, que lo único que pide es un sinceramiento en los temas de salud porque nadan en la incertidumbre.

Mientras muchos países tienen acordada la provisión de vacunas de diferentes orígenes, en la Argentina sólo tenían aceitada la recepción de una (la rusa), que no tiene los papeles en orden y que tampoco serviría para toda la población. Curiosamente, sin razones ni fundamentos, las autoridades no han podido alcanzar definiciones con los demás proveedores. Uno de ellos es un amigo del gobernador, Hugo Sigman.

A principios de diciembre, este empresario y padrino de más de un político argentino, había anunciado que las vacunas de Oxford y el laboratorio sueco AstraZeneca tenían todo listo para que luego del chequear la efectividad de las vacunas se las enviara a México para envasarlas. De allí vendrían a nuestro país. La fecha prevista era marzo o abril. Sigman había advertido que todo sería distinto en agosto de 2021...

De la vacuna de Pfizer, mejor ni hablar. Nadie entiende ni explica nada. Lo único que se sabe es que en cualquier otro país se dan las condiciones para que se las reparta, menos en la Argentina.

Manzur se fue y vino de Buenos Aires, paseó por varios despachos oficiales y ninguno le devolvió la sonrisa. Cuando el helicóptero aterrizó en Amaicha del Valle para habilitar un cajero automático de la Caja Popular, el mandatario provincial seguía con el mismo rostro adusto. La pandemia y la Nación lo ponen de mal humor más que el mismísimo vicegobernador y sus ambiciones.

Con Jaldo la convivencia se asemeja a esos partidos de truco, en que ambos están atentos a descubrir si el otro miente, pero se han sentado a conversar.

El éxito de las conversaciones depende de una condición innegociable: que Manzur acepte que su contrato de alquiler del palacio de 25 de Mayo y San Martín no se renovará y que en todo caso la única salida que se puede explorar es que en 2023 se invierta la fórmula de 2015 y de 2019.

Lenguaje de gestos

Manzur calla mientras recurre al lenguaje gestual, expresivo. Ha vuelto de Brasil radiante, para que todos entiendan que salir del pequeño pantano provincial lo transporta a una realidad como él cree que se merece. El gobernador parece haber emprendido una vertiginosa fuga hacia adelante, donde a veces juega a ser presidente y otras a ser canciller.

El traje de canciller viene con una mochila de viajes. Y, por añadidura, se ausenta de la provincia, de la gestión y, a veces, del presente. Si alguien le pone la oreja a más de un ministro escuchará quejas amargas sobre lo difícil que les resulta hablar con Manzur, y eso dice mucho.

¿Quizás sea ese deseo de huir de la realidad lo que ha llevado al gobernador a evaluar la posibilidad de que su nombre figure en la lista de senadores? ¿Será por eso que un magistrado federal en funciones, con pasado político y a punto de jubilarse, habría ofrecido en desprendido gesto encabezar la lista para renunciar en el momento que Manzur, yendo como suplente, lo considere necesario?

Lo cierto es que pareciera que la idea de que el nombre de Manzur integre la lista de candidatos a senadores estuvo presente en las negociaciones de paz con su vice. También fue mencionada la posibilidad de que él ocupe la cartera de Salud, habida cuenta de la insistencia de la versión con que se menciona a Ginés como cabeza de la lista de “los funcionarios que no funcionan”. Aún se recuerdan sus premoniciones de febrero de este año, cuando se manifestó escéptico a la posibilidad de que el virus llegara a nuestro país. La siniestra trama de intereses económicos que se mueven detrás de la provisión de vacunas provoca estremecimientos, y el ministro ha estado muy vinculado a ello en el pasado reciente. Impulsor de la desvirtuada “ley de genéricos”, mucho se ha vinculado esa norma a la continuidad del cuestionado convenio de medicamentos del PAMI, formador de precios en el mercado nacional.

Pero si hubiese cambios en el área de salud y -por sugerencia de actores importantes de la salud- recayera la designación en un tucumano, lo más probable es que el cargo fuera para el diputado Pablo Yedlin, cuyo intenso protagonismo en el reciente debate por la IVE no es obra del azar.

Desmemoria

El canciller Manzur se preocupa por evitar los conflictos innecesarios, pero la vacuna del mal humor no crea inmunidad a determinados problemas. Uno de ellos es el incumplimiento de las obligaciones con la Diócesis de Concepción. El olvido de este pago se estira en tiempos en los que la Iglesia tuvo un pronunciamiento muy duro cuando calificaron de grave la situación suscitada por el vocal de la Corte Suprema de Justicia al reconocer que no puede actuar con independencia de quienes lo nombraron

El mismo problema

Durante esta semana que nunca más volverá, los dos espacios -los partidos están en extinción- políticos más fuertes tuvieron reuniones a las que calificaron como muy importantes. Curiosamente, ambas coincidieron en que el valor que tuvieron fue promover la unidad.

Para el oficialismo fue la confesión de que Manzur y Osvaldo Jaldo no se llevan bien, pero que si no trabajan juntos en 2021 la retención del poder será complicada. Para la oposición, el encuentro de todos convocados por el ex presidente Mauricio Macri también fue una confirmación de que Juntos por el Cambio está tan deshilachado que si no se empiezan a tejer los saldos y retazos para el próximo año, los sueños de poder en 2023 serán sólo eso: delirios oníricos.

Es hasta gracioso ver que ambos lados de la grieta tienen los mismos problemas y las mismas necesidades. El problema es la mezquindad política y la debilidad de sus liderazgos. Simulan una unidad o postergan las crisis en vez de enfrentarlas. Manzur tiene terror de perder el poder. Jaldo no da garantías después de la devaluación que sufrió su palabra en su trayectoria política. Entonces, postergan la guerra para que el enemigo no los invada. José Cano, Silvia Elías de Pérez, Mariano Campero son figuras que no consolidan liderazgos suficientes para una oposición que disfruta de las escisiones.

Llama la atención además la búsqueda de la unidad cuando la oposición está desarticulada. Y, en algunos casos, todavía hay quienes mantienen vínculos exageradamente aceitados con la Legislatura provincial. Pareciera que Jaldo es como esos gallos que cuidan a sus pollitos aún cuando salen del gallinero. En el oficialismo no cabrían las dudas acerca de esa actitud y un botón de oro de muestra es el increíblemente poco decoroso vocal Daniel Leiva. ¿Pero el cuidado de opositores también está comprendido? Hay dirigentes del PRO a los que les cuesta horrores fijar posiciones en contra del vicegobernador, casi como si fuera un hombre de su riñón. O de su corral... Debe ser difícil para el macrismo armonizar esas cuestiones.

De la mano de José Cano, Silvia Elías de Pérez y Domingo Amaya, el macrismo reagrupó sus fuerzas en Tucumán, apelando a la figura del ex presidente y a un duro discurso antikirchnerista. Pero la jugada más audaz y transgresora fue concebida por Campero. Se trata de aglutinar toda la oposición en un gran frente que desaloje al peronismo del gobierno después de más de 20 años, repartidos entre las gestiones de Miranda, de Alperovich y de Manzur. El desafío implica sumar a Fuerza Republicana y de eso no existen antecedentes.

El teorema de FR

Hay un teorema político tucumano que verifica que mientras exista FR no habrá nunca unidad en la oposición. Y, de alguna manera, eso lo confirma el intendente de Capital, Germán Alfaro, que ya adelantó que no compartirá un espacio electoral con el legislador de FR.

Si la maniobra resultara exitosa, el joven intendente yerbabuenense habría logrado consumar más de un objetivo y por ende se consagraría como un lúcido estratega. Por un lado se posicionaría como un impensado competidor para 2023. Por el otro, habría conseguido limpiar de un plumazo a quienes actualmente hegemonizan la conducción del radicalismo tucumano; por ejemplo, en un hipotética fórmula integrada por Campero y por Bussi, las reelecciones de Cano y Elías de Perez de verían seriamente amenazadas y, consecuentemente, sus influjos en el partido que fundó Alem se debilitarían. Obviamente, esto supone que Campero logre convencer de sus planes a otros dos jugadores desequilibrantes: los intendentes de Concepción y de Bella Vista.

El sistema de acoples cobijó y propició la mercantilización de la política de tal manera que termina naturalizando cualquier tipo de acuerdos.

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