La adversidad como energía positiva

La adversidad como energía positiva

En uno de sus años más complejos por la pandemia, y en su semana acaso más difícil, Los Pumas cerraron grupo como nunca, empataron otra vez contra Australia (16-16) y conquistaron bajo una lluvia por momentos torrencial un histórico segundo puesto en el torneo de las Tres Naciones.

El deporte ofrece numerosos casos de equipos que suelen usar la adversidad como energía positiva. Allí están, sino, las dos finales consecutivas que la Argentina de Diego Maradona logró en los Mundiales de 1986 (victoria) y de 1990 (derrota). A México, la selección de Carlos Bilardo había llegado en medio de críticas durísimas y en el ‘90 confrontó un clima de adversidad por la presión que generó en Italia el perfil siempre alto y hasta provocador de Maradona, especialmente tras la semifinal ante el dueño de casa en el estadio napolitano que llevaba el nombre de San Paolo y que a partir de ahora lleva el de Diego. Diego Armando Maradona.

No es caprichosa la mención de Maradona, ayer sí homenajeado con un parche especial en la camiseta Puma, buscando reparar la inexplicable tirita negra de una semana atrás en la dura caída 38-0 contra los All Blacks, que desató furias, tantas que desnudaron viejos tuits de fuerte desprecio social, disculpas posteriores, sanciones luego revertidas, internas dirigenciales y polémicas que pusieron al rugby bajo juicio público, como había iniciado el año por el asesinato en Villa Gesell del pibe Fernando Báez.

La Unión Argentina de Rugby, que había reaccionado tras el caso Báez con un plan profundo para mejorar una imagen que estaba en baja, falló en cambio en esta última semana difícil y así el equipo se sintió solo para su último partido del año. Esa soledad cerró e hizo fuerte al equipo. Explica buena parte del empate de ayer otra vez basado en una defensa formidable (135 tackles, Matías Alemanno lideró con 16) y en un gran try de Bautista Delguy, que ahora se irá a Francia (Bordeaux), otro “europeo” para una lista cada vez mayor.

Ojalá ese bloque cerrado que sirvió para frenar a los Wallabies incorpore ahora aire nuevo, que salga de las victimizaciones y teorías conspirativas y ayude al rugby a salir de una caja por momentos cerrada, que dificulta el crecimiento de un deporte hermoso. Fueron buenas las palabras pospartido del entrenador Mario Ledesma, reiterando “errores” y “disculpas” y elogiando el liderazgo de sus jugadores (especialmente a “Nico” Sánchez, goleador del torneo con 43 tantos) y la unión del equipo, base clara para el Mundial de Francia 2023.

Así como en Argentina abrió polémicas el “no-homenaje” del sábado pasado a Maradona, en Australia impactó ayer el himno nacional que cantaron los Wallabies, porque incluyó primeras estrofas en el idioma aborigen local Eora, que fueron aprendidas y entonadas por todos los jugadores. Son maneras de acercamiento, inclusivas, ejemplos a aprender, como el gesto All Black y su camiseta de Maradona. El rugby no vive en un mundo distinto. Habita el mismo que todos, con sus virtudes y sus errores. Ni mejor ni peor.

Todo fue difícil. Por esos errores propios pero también porque Los Pumas, con numerosas bajas por lesiones y sanciones, fueron obligados a jugar cuatro semanas seguidas contra dos de las mejores selecciones del mundo que sí tuvieron descanso y contaron con árbitros locales que (como sucedió ayer) juzgaron sus faltas con una vara y las del rival con otra (14 penales contra 8).

Los Pumas aguantaron los primeros minutos y luego, con una pelota imposible de manejar por la lluvia, llegaron a tomar ventaja de 16-9 y quedaron con un hombre más para los veinte minutos finales (roja a Lukhan Salakaia-Loto por tackle groseramente peligroso) .

Algunas patadas tácticas desacertadas de Los Pumas y el empuje inevitable de Australia (que no quería terminar última con el torneo jugado en su propio país) llevaron al empate 16-16 y un nuevo penal final fallido de Reece Hodge (como en el duelo previo) casi da el triunfo a los Wallabies, que tuvieron 70 por ciento de posesión, pero no el centro del ring. Ojalá ese centro que sí ocuparon Los Pumas en el Tres Naciones, con victoria ante los All Blacks y doble empate ante Australia, sea puntapié para una nueva etapa de crecimiento. El rugby y el deporte argentino se lo merecen.

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